Olga Casal, profesora de Comunicación, Protocolo y Eventos: «Sentarse a celebrar la Nochebuena en pijama me parece despectivo»

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MARCOS MÍGUEZ

¿Deben los niños comer aparte? ¿Tienen los invitados que levantarse y ayudar a recoger? La experta nos guía en una noche en la que, sobre todo, tiene que reinar la paz

21 dic 2023 . Actualizado a las 11:03 h.

Para tener la fiesta en paz, Olga Casal aconseja evitar los temas de conversación que generen conflictos y, si se nos suelta la lengua con una copa de más, pues recomienda que tomemos una copa de menos. Para esta profesora de Comunicación, Protocolo y Eventos de la USC lo importante es que cada quien lleve la noche con tranquilidad, en armonía y sin forzar ningún tipo de relación. «Aquellos que deseen celebrar que celebren, pero los que quieran pasarla como una noche más del año, pues también que lo hagan, y el no quiera sentarse con la familia, y pueda permitírselo, que se vaya de vacaciones», indica Olga, que de todas formas da algunas claves para sentarnos a la mesa de manera adecuada. 

—¿Qué te parece que la gente se siente a cenar en Nochebuena con pijamas con motivos navideños?

—Son formas de celebrar, cada uno lo hace a su manera. A mí este asunto de tematizar la cena de Nochebuena me parece un poco de película americana, que se visten con los jerséis de renos. Me parece impostado para nosotros, los españoles, que no tenemos esa tradición. Sinceramente, no es muy de recibo en nuestra cultura. Pero cada uno hace lo que le da la gana.

—¿Y si alguien se sienta en pijama, pijama?

—Si en esa casa la Nochebuena es como otro día cualquiera, y no les afecta, me parece estupendo. Ahora, sabiendo que es Nochebuena y que estamos celebrando Nochebuena, elegir celebrarla en pijama no me parece muy de recibo. Si es una noche especial en la que se recibe a la familia, hacerlo en pijama es un poco despectivo, me parece a mí.

—Si en la cena tenemos a unas 12 o 15 personas, ¿debemos predefinir los asientos, quién se sienta en cada sitio?

—Si solamente es la familia más allegada, por mi experiencia, veo que en todas las casas ya existen unos asientos predefinidos. No solo para diario, sino en las fechas señaladas. Otra cosa es cuando recibimos a familiares que no son tan allegados, que no son habituales, entonces, me parece que sí está bien decirles dónde deben sentarse. Porque a lo mejor no quieren decidir ellos dónde hacerlo. De una manera natural se les indica. A veces es por un tema funcional: quién está más cerca de la cocina, del aparador... En cualquier caso, creo que el orden siempre ayuda.

—Hay casas en las que los niños cenan aparte o comen antes. ¿Qué opinión tienes?

—En mi oficio, todas las preguntas tienen la misma respuesta: depende. Es así. Dependerá de cuántos niños haya, de qué edades tengan... Si son niños mayorcitos, que pueden comer solos, me parece que está bien que se integren en la mesa, porque es un día familiar. Si son muchos niños, a lo mejor no caben, y está bien hacer una mesa de niños y mayores porque es una discriminación positiva y sensata. Si son pequeños, está bien que cenen antes, porque así respetan su propio horario. Todo depende.

—¿Cuál es el mayor error que comete la gente en Nochebuena?

—Me da la impresión de que con la alegría de una copa de más llegan los asuntos familiares a tratar, o los no familiares peliagudos, y ahí es donde los cuñados, una especie en expansión, empiezan a buscar temas de confrontación... Hay determinados temas que no deberíamos tratar en una cena de Nochebuena, en la que lo que tenemos que hacer es llegar a la concordia.

—En Nochebuena no vale sentarse a la mesa para discutir.

—Ni en Nochebuena ni ningún otro día del año, en absoluto. Pero en Nochebuena, menos. Es un día de paz, de concordia, de familia... No tenemos que estar de acuerdo todos en todo, pero no busquemos la confrontación. Ni en nuestra casa ni en casa ajena. Recomiendo prudencia, educación y respeto. Si sabemos que se nos suelta la lengua con una copa de más, pues tomemos una de menos.

Hay casas en las que terminan sentándose los hombres de un lado y las mujeres de otro...

—No sé si es tradición, pero los grupos, las familias, tienen su propia inercia, su dinámica. Creo que es normal que a veces busquemos sentarnos por afinidad, por conversación, por formas de vida... Y a veces las mujeres lo encuentran con las mujeres; y los hombres, con los hombres. No me parece nada dramático.

—Como invitados, ¿tenemos que ayudar a recoger? ¿Levantarnos los 15 de la mesa?

Yo creo si es familia muy cercana, está bien ayudar. Si no es tan cercana, hacer amago de ayudar está bien. Y si la persona que nos ha invitado, acepta la ayuda, pues adelante. Pero si nos dice que no es que no. No te empeñes en ayudar cuando el otro no quiere ser ayudado. A lo mejor prefiere hacerlo a su manera, o tiene la cocina con su propio orden, o no quiere visitas en la cocina... Lo importante es que haya paz.