«¿Qué más se puede hacer con la ‘Mona Lisa’?». El artista Banksy lanzó esta ‘pregunta-desafío’ hace una década y su compañero Nick Walker no pudo resistirse y le replicó con un grafiti de la Gioconda con el trasero al aire, que ahora se ha convertido en una escultura de bronce a tamaño real. Pero no es el único maestro reciente en el arte de la provocación... Mira.
Marcel Duchamp le pintó bigote y perilla a la Gioconda en 1919 y tituló a su obra L.H.O.O.Q., que al leerlo deprisa en francés se obtiene la frase «Elle a chau au cul» (Ella tiene el culo caliente). Más tarde, también Dalí se apuntó al desafío con otra versión irreverente en la que la Gioconda se convertía en el autorretrato del pintor de Figueres. Ni siquiera Fernando Botero pudo escapar a los encantos de la dama, representándola en 1978 con la misma gama cromática y hasta el conocido esfumado de Da Vinci, pero añadiéndole algo más de volumen.
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