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ABUSO INFANTIL

'Lucas me dijo que le dolía el culito'

Cuando se lo comentó su niño, tuvo una terrible sospecha. Hablamos con una mujer que acudió a la policía para proteger a sus hijos… de su propio marido. Su testimonio destapó el mayor caso de abuso infantil en Alemania. Hay hasta 30.000 sospechosos involucrados.

Por Ingrid Eissele / Foto: Dominik Asbach

Sábado, 31 de Julio 2021

Tiempo de lectura: 12 min

Señora S., en 2019 acusó a su marido de haber abusado de sus hijos. Esta es la primera vez que habla públicamente del caso. ¿Por qué lo hace?

Porque mucha gente sigue cerrando los ojos ante este tema, y eso se lo pone más difícil a las víctimas y a sus familias. Tienen que cambiar muchas cosas para que nos atrevamos a hablar

Los abusos a menores han aumentado de forma drástica durante la pandemia. Se cree que madres lo ocultan. Usted no lo hizo y, además, actuó con rapidez.

El marido de la mujer que nos cuidaba intentó abusar de mí cuando tenía 14 años. Me defendí y le conté a mi madre lo que había pasado. Me creyó y lo denunció. Yo he hecho lo mismo por mis hijos.

¿Cuándo descubrió que su hijo sufría abusos por parte de su pareja?

Fue el 1 de junio de 2019. Era sábado, había vuelto a casa después de hacer el turno de tarde en el trabajo y me puse a duchar a Lucas (nombre ficticio). Me dijo que le dolía el culito. Cuando le pregunté que por qué, me dijo que papá le había hecho algo ahí con su pene.

¿Utilizó esa palabra, 'pene'?

Sí, en casa nunca hemos usado eufemismos para referirnos a los genitales. Luego, me dijo que papá le hacía lo mismo a Sophia (nombre ficticio).

¿Cómo reaccionó usted?

Fue un shock total. Le dije a Lucas que siempre hay que decir la verdad. Me contestó que si quería se lo podíamos preguntar a papá. En ese momento tuve claro que un niño de cinco años no se inventa esas cosas. Así que fui a hablar con mi hija, que tiene tres años, y le pregunté qué habían hecho ese día con papá. Y me dijo: jugar a los médicos.

¿Y luego?

Corrí a contárselo a mi hermana, que vive en el piso de abajo. No sabíamos qué hacer. Le pedí a Stefan (nombre ficticio), mi marido, que bajara. Dijo que no había hecho nada.

¿Le pareció convincente?

Sí, en cierto modo sí. Pero no sabía qué pensar, no podía concebir que pudiera pasar algo así. Mi hermana y yo nos planteamos si Lucas no habría escuchado algo parecido en algún sitio y ahora simplemente lo estaba repitiendo, pero no terminaba de cuadrarnos, sobre todo porque Sophia contaba lo mismo.

'Fue un 'shock' total. Le dije a Lucas que siempre hay que decir la verdad. Me contestó que si quería se lo podíamos preguntar a papá'

¿Qué hizo cuando su marido le dijo que él no sabía nada del asunto?

Me puse a gritarle, le exigí que me dijera la verdad. Él siguió negándolo todo.

Cuando Lucas le contó los abusos, ¿qué sensación transmitía?

Como si lo que me estaba contando fuese la cosa más normal del mundo. Stefan le había dicho que los padres hacen «eso». Y Lucas lo creyó.

Stefan S. y usted eran pareja desde hacía cuatro años. ¿Dónde se conocieron?

En un concierto a finales de 2014. Yo tenía 22 años, era madre soltera y trabajaba a media jornada en una floristería para tener tiempo para estar con Lucas. Stefan era informático. Nos gustaba la misma música, los dos habíamos sido boy scouts, los dos somos personas más bien retraídas. Me pareció un hombre muy equilibrado y maduro, aunque solo tuviera 21 años. Yo fui su primera novia. En mayo de 2016 nació Sophia.

¿Fue una hija deseada?

Sí, por los dos. Él siempre les leía cuentos a los niños antes de dormir.

Se casaron en mayo de 2018. Su marido tiene la foto de la boda en su página de Facebook. A usted se la ve radiante.

Sí, estaba muy feliz. Me lo pidió el año antes, cuando fuimos de vacaciones. Mejor dicho, mandó a Lucas a decirme: «¿Quieres casarte con papá?».

¿Lo consideraba su padre?

Sí, cuando conocí a Stefan, Lucas no tenía ni un año. A su padre biológico no lo ha visto nunca. Stefan quería adoptar a Lucas antes de que empezara a ir al colegio. Queríamos aprovechar la adopción para contarle la verdad.

La Policía encontró más de 50.000 fotos y miles de vídeos con escenas de abusos en el móvil y en el ordenador de su marido. En algunas de las imágenes aparecían sus dos hijos. Habría abusado de ellos regularmente cuando usted no estaba en casa.

Empecé las prácticas como cuidadora de ancianos en octubre de 2017, tenía turno de mañana. Él se encargaba de llevar a Sophia y Lucas a la guardería. También me tocaba trabajar dos fines de semana al mes, que era cuando él se quedaba solo con los niños todo el día.

¿Había notado en su hija alguna señal de incomodidad, de que no se sentía bien en presencia de su padre?

En absoluto, era una niña muy de su papá, siempre quería estar con él, que la cogiera en brazos, sentarse en sus rodillas. Pero poco tiempo después de la boda empezó a llamarme la atención que cada vez comía menos. El pediatra me dijo que no pasaba nada.

¿Hubo otros indicios de que algo no iba bien?

Una vez, cuando Sophia tenía alrededor de año y medio, encontré sangre en sus pañales. El pediatra me dijo que algunas pequeñas pueden tener una especie de regla precoz. Y Stefan dijo que no, que él no había notado nada raro y que no tenía ni idea de qué podía ser.

¿Cuándo fue consciente de las dimensiones de lo ocurrido?

Hasta el juicio no supe que los abusos habían empezado poco después de la boda. En ese momento, también conocí los detalles. Como se imaginará, desde ese día no dejo de preguntarme si hubo algo que debería haber visto y pasé por alto.

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El cuarto de Lucas.

Cuando el niño le contó a su madre lo que había pasado, tenía cinco años.Dominik Asbach/Laif

Su marido conoció en un grupo de chat de pedófilos a J. L., figura clave de una red de abusos a menores. ¿Cuándo supo de esa relación?

A comienzos de 2019, Stefan me contó que conocía a ese tal J. L. del trabajo. Me dijo que querían quedar en el acuario. Se llevó a Sophia, que en ese momento no iba a la guardería.

Su marido diría ante el tribunal que aquel encuentro fue el primer paso para probar cosas nuevas. Cuatro semanas más tarde volvieron a verse, esta vez en un centro de wellness, donde reservaron una sauna privada.

De aquello no supe nada en su día. Todo lo que sabía era que Stefan quedaba de vez en cuando con un hombre que tenía una hija de la misma edad que la nuestra, no me parecía nada malo.

En aquel encuentro, los dos hombres abusaron de la hija de J. L., de apenas dos años. Presuntamente, su intención era valerse de los juegos para acostumbrar a los niños a los abusos y luego 'compartirlos'. Además, decidieron organizar encuentros entre las dos familias para no despertar la desconfianza de sus esposas.

Yo no tenía ninguna sospecha de nada, pero sí quería saber con quién estaban mis hijos. Así que me pareció bien y a comienzos de marzo fuimos a casa de J. L. Su mujer, la niña y él vivían en un adosado.

¿Qué impresión se llevó?

Que eran una familia normal. Nosotros nos quedamos charlando en el salón, los niños salieron a jugar fuera. Su mujer era muy cariñosa con su hija.

En realidad, aquel encuentro era la puesta en escena de una inofensiva amistad entre padres. Varias semanas más tarde, J. L. y su hija les devolvieron la visita.

Aquel día, me tocaba trabajar. Cuando volví a casa, ya se habían marchado. Lucas y Sophia me contaron que habían estado jugando en el jardín con la hija de J. L. En el juicio, me enteré de que los dos habían intentado abusar de ellos.

Pero al final no pasó nada porque los tres niños empezaron a corretear y a chillar. El 1 de junio intentó violar a Lucas, a lo que él se resistió. Es el episodio del que esa misma noche habló con usted. ¿Se planteó acudir a la Policía?

No, todavía tenía la esperanza de que hubiera una explicación. Siempre tendemos a querer preservar a la familia…

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Un cuento con terrible final. Sophia fue una hija deseada por los dos. Tenía tres años cuando su madre conoció los abusos. Él solía leerle cuentos antes de irse a dormir.Dominik Asbach/Laif

¿Cree que su marido se dio cuenta de lo afectada que estaba usted?

No, para nada. Mi hermana informó a la Oficina de Protección de Menores el lunes. Mi marido se había ido a trabajar, como todos los días. Varias funcionarias de Protección de Menores fueron a la guardería a hablar con Lucas mientras yo estaba en el trabajo. Mi hijo les contó lo mismo que a mí. Ese día dejé en la puerta de casa una bolsa con las cosas de Stefan. En algún momento de la tarde se pasó a recogerla, pero no nos vimos.

¿Cómo les explicó a sus hijos que su padre ya no iba a estar más en casa?

Les dije que no hay que permitir que nadie haga lo que él hizo. El martes fuimos al hospital, lo gestionó Protección de Menores. Examinaron a los niños durante tres días.

¿Con qué resultados?

No había huellas claras. Tenían pequeñas lesiones, pero que también podían aparecer en niños que no han sido sometidos a abusos.

Así que no había pruebas concluyentes. ¿Cuándo acudió a la Policía?

El miércoles, con gente de Protección de Menores. En la declaración conté lo que me había dicho Lucas. Ese mismo día citaron a mi marido. Lo negó todo, pero por la tarde me mandó un WhatsApp. Ponía que Lucas estaba diciendo la verdad, que lo sentía, que no sabía por qué lo había hecho. Y que iba a confesar. Tuve una crisis nerviosa.

¿Tuvo la sensación de que de verdad lamentaba lo que había hecho?

No, es un hombre muy frío. La primera vez que lo vi llorar fue pocas semanas más tarde, cuando su padre falleció de repente.

¿Da la impresión de que, a pesar de haber ido a la Policía, de alguna manera usted todavía tenía sentimientos encontrados?

Sí, lo creí cuando me dijo que solo habían sido unas pocas veces. Nunca más iba a volver a estar a solas con los niños, eso lo tenía claro, pero en aquel momento todavía quería ayudarlo.

¿Cómo se sentían sus hijos, cómo los veía?

Después de la estancia en el hospital, Lucas se encerró en sí mismo, aunque siguió yendo a la guardería.

Una educadora declaró en el juicio que Lucas obligaba a otros niños a bajarse los pantalones.

También en casa vi unas cuantas veces que se tumbaba encima de Sophia. Le expliqué que eso no estaba bien. Pero a mí en la guardería no me contaban nada, estas cosas se las callaban.

'Mi marido lo negó todo, pero por la tarde me mandó un WhatsApp. Ponía que Lucas estaba diciendo la verdad... y que iba a confesar. Tuve una crisis nerviosa'

El 21 de octubre de 2019, la Policía detuvo a J. L. Los agentes encontraron en su móvil y en sus discos duros más de tres terabytes de fotografías y vídeos de pornografía infantil, parte de ellos con bebés. Uno de los 30.000 rastros digitales conducía hasta su marido, que fue detenido cuatro días más tarde. Los investigadores se quedaron conmocionados cuando comprobaron que, al mes de que usted lo denunciara, había vuelto a abusar de una menor; en este caso, de su sobrina de tres meses. ¿Cómo pudo pasar?

Cuando murió su padre, Stefan se mudó a la casa de su madre. Su hermana solía llevar a la niña para que la cuidara.

¿Ella no sabía nada de la investigación?

Sí que lo sabía, pero estaba convencida de que su hermano nunca haría nada parecido. Mi suegra también lo creyó.

El juicio contra su marido empezó en mayo de 2020. Usted acudió como testigo, sus hijos eran parte de la acusación. ¿Estuvo presente en todas las sesiones del proceso?

Sí, me parecía que estar allí todos los días era importante. Había cosas de la investigación que no conocía. Por ejemplo, de los detalles de los abusos a mi hija me enteré durante el juicio.

¿Qué es más difícil de llevar, saber o no saber?

Es mejor saberlo todo, así puedes ayudar a los niños. Lucas me fue contando otros episodios, pero solo después de que Stefan fuera detenido. Casi siempre me los contaba cuando lo acostaba. Se notaba que le resultaba desagradable, pero que necesitaba contarlo, liberarse. La Policía quiso que la declaración de Lucas se hiciera por vídeo. Al principio le pareció genial poder ir a la Policía, pero una vez allí no quiso hablar.

¿Eso quiere decir que los trabajadores de la Oficina de Protección de Menores y usted son los únicos con los que Lucas ha hablado de lo sucedido?

Sí. Sophia también me lo ha contado solo a mí, por eso declaré como testigo en el juicio.

Dice que hay que cambiar muchas cosas en la relación con las víctimas y con sus familiares. ¿A qué se refiere exactamente?

Casi nadie se atreve a hablar abiertamente de estas cosas, al menos en mi entorno. Enseguida se aparca todo, se repite eso de que los niños eran muy pequeños cuando pasó, lo olvidarán, no les quedarán secuelas... Me parece terrible, porque mucha gente no conoce los efectos a largo plazo que pueden tener los abusos.

¿Cómo están sus hijos?

Sophia ya tiene cinco años, es una niña que no sabe decir que no, pero es algo que ha mejorado bastante en la terapia. Lucas tiene siete, ha sido un niño asustadizo. Es agresivo cuando juega con otros niños, los apunta con un palo y hace que les dispara. Su terapeuta cree que es una forma de procesar todo lo que le pasó, su sensación de impotencia.

La mayor investigación policial contra abusos sexuales a menores llevada a cabo hasta la fecha en Alemania se desencadenó tras el descubrimiento de una red de delincuentes pedófilos articulada en torno a J. L., un cocinero residente en la localidad renana de Bergisch Gladbach que había abusado de su hija y compartido imágenes y vídeos con los miembros de un chat, entre ellos, Stefan S. (en la foto). Por ahora se ha identificado a más de 400 sospechosos y ya han tenido lugar varios juicios. Según la Policía, esta operación ha permitido «poner a salvo de un peligro serio» a 63 niños. Está previsto que las investigaciones se alarguen al menos hasta finales de este año.

El tribunal condenó a su marido a diez años de cárcel e internamiento en una institución psiquiátrica, ya que se había confirmado la existencia de un trastorno pedófilo. ¿Cree que la condena es proporcionada?

Para mí, lo importante es que vaya a un centro psiquiátrico. Si lo dejaran en libertad sin haber recibido tratamiento, lo más probable es que volviera a hacer lo mismo.

Por lo visto, le escribió una carta para pedirle perdón.

Sí, me decía que lo sentía y que no sabía por qué lo había hecho. También le escribió una carta a Sophia en la que le preguntaba cómo le iba en la guardería, si había hecho nuevos amigos… Como si no hubiera pasado nada. La psicoterapeuta dice que por ahora no es buena idea que se la lea a Sophia. Cuando sea lo suficientemente mayor, ya podremos dársela.

¿Le preocupa el futuro de sus hijos?

Sí, claro, lees que algunas víctimas de abusos acaban convirtiéndose ellos mismos en abusadores y no puedes evitarlo. También me preocupa si más adelante podrán mantener una relación normal.

¿Sophia se acuerda de lo que pasó?

La psicóloga dice que, aunque fuera tan pequeña, los recuerdos pueden aflorar en forma de flashback. Tengo que estar atenta, fijarme en si se vuelve retraída, si no quiere que la toquen o reacciona de una forma agresiva. Afortunadamente, no es el caso por ahora.

¿Y Lucas?

Ya no habla del tema, pero se siente dividido. Me di cuenta cuando en el colegio les dijeron que iban a hacer el regalo para el Día del Padre. Se ilusionó mucho, estaba deseando darle a Stefan lo que le había hecho y se quedó muy decepcionado cuando vio que no podía.

¿Echa de menos a su padre?

Los dos dicen que quieren volver a ver a su papá. No consigo entenderlo. Pero bueno, supongo que para ellos sigue siendo su padre.

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