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¿Por qué los festivales de música nos hacen sentir tan bien?

El 'efecto Woodstock': identidad cultural que une generaciones

¿Por qué los festivales de música nos hacen sentir tan bien?

Mad Cool / Javier Bragado

Varios estudios descubren el poder de la música para establecer conexiones cerebrales que impulsan la felicidad y desencadenan procesos de identificación cultural. Los festivales se han convertido en experiencias capaces de combinar actualidad y nostalgia para reunir a varias generaciones.

Jueves, 04 de Julio 2024, 13:12h

Tiempo de lectura: 4 min

Jóvenes festivaleros con camisas estampadas se mezclan con antiguos rockeros y amantes del pop o la música electrónica para disfrutar de una experiencia colectiva. España se ha afianzado como uno de los quince mercados de música en vivo más importantes a nivel mundial y nuestros festivales, en espacios cada vez más eclécticos con público de diversos gustos y edades que busca compartir una experiencia emocional de pertenencia. Así lo demuestran estudios como el de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), según el cual las emociones positivas que despiertan estos eventos influyen en los procesos de identificación cultural.

«Los festivales más grandes o mainstream venden un espacio de felicidad, donde vas a encontrar a gente como tú, donde te vas a sentir como si estuvieses en Woodstock en el año 68. A partir de las emociones, se genera todo un proceso que llama mucho la atención y que hace que quieras ser parte de ello», explica Jordi Oliva, profesor colaborador de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y autor de la investigación.

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Una experiencia compartida. España cuenta con casi mil festivales de música. «Lo que el público compra no es tanto un concierto, sino todo lo que vive dentro del evento», explican desde la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).Adovestock

Con una facturación de casi 600 millones de euros el año pasado, un 26 por ciento más que el anterior, según datos de OBS School, España es ya un destino imprescindible para los amantes de la música que quieren disfrutar de ella junto a otras personas de gustos similares. «Si alguien va a un festival y escucha a su grupo favorito o a cualquier otro que le gusta, va a sentir emociones positivas importantes y se va a identificar con su manera de tocar, de hacer música y de vestirse. Si esto pasa una vez, a lo mejor no es importante, pero si pasa muchas veces o se repite en muchos festivales, se generan unos procesos de identificación que pueden determinar la identidad cultural», añade Oliva.

De acuerdo a las conclusiones de los expertos de la UOC, la mezcla de las emociones que causa escuchar nuestros temas favoritos con el descubrimiento de nuevos cantantes o grupos durante estos eventos colectivos intensifican todavía más las emociones que, cuanto más intensas, más contribuyen a reforzar el sentido de comunidad.

La música, como lenguaje universal, permite la conexión intergeneracional, haciendo que la edad no sea un impedimento para disfrutar juntos

«Los festivales de música han ganado popularidad entre público de todas las edades debido a varias razones. Ofrecen una experiencia inmersiva que va más allá de la música, combinando géneros diversos, arte, gastronomía y actividades que atraen a un público variado. La música, como lenguaje universal, permite la conexión intergeneracional, haciendo que la edad no sea un impedimento para disfrutar juntos», explican desde Mad Cool Festival, uno de los referentes en nuestro país que se celebra en Madrid.

Y añaden: «Los festivales son una oportunidad para desconectar de la rutina, creando un sentido de comunidad y permitiendo a los asistentes reunirse y conocer gente nueva. La accesibilidad y la variedad de actividades y géneros musicales aseguran que haya espacio para todos los gustos».

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Los carteles de los festivales son cada vez más eclécticos y reúnen grupos y cantantes de varias generaciones. En Mad Cool Festival 2024 participan desde Dua Lipa hasta The Killers (en la foto), pasando por Pearl Jam o Avril Lavigne.

También Sascha Frühholz, profesor de neurociencia cognitiva y afectiva de la Universidad de Zúrich, en Suiza, ha estudiado estos procesos y sus repercusiones cerebrales. Según explica el investigador en su estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, la música en vivo provoca una actividad más fuerte y consistente en la amígdala (el centro emocional del cerebro) que la música grabada. Frühholz y sus colegas también comprobaron que la música en directo puede estimular redes cognitivas y afectivas más amplias, lo que potencialmente mejora la experiencia auditiva en general.

Las experiencias pueden proporcionar una felicidad más duradera que lo puramente material porque se convierten en parte de nuestra identidad

Pero no eso no es todo. El fenómeno de los festivales suma un componente emocional más, que viene derivado de la paradoja de las posesiones. Según descubrió el doctor Thomas Gilovich, profesor de Psicología de la Universidad de Cornell, las experiencias nos hacen más felices que la posesión de objetos. «Compramos cosas para hacernos felices y tener éxito. Pero solo por un tiempo. Las cosas nuevas son muy interesantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellas y queremos más», asegura.

Gilovich y los investigadores que participaron en el estudio desvelaron que las experiencias pueden proporcionar una felicidad más duradera que lo puramente material porque se convierten en parte de nuestra identidad. No somos nuestras posesiones, pero somos la acumulación de todo lo que hemos visto, las cosas que hemos hecho y los lugares en los que hemos estado. «Las experiencias hacen a la gente más feliz porque están más abiertas a reinterpretaciones positivas, son una parte más significativa de la propia identidad y contribuyen más a las relaciones sociales exitosas», concluyen.

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