
Viernes, 01 de Agosto 2025, 10:29h
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Desde la capital filipina de Manila se tardan doce horas en coche o autobús y otras dos caminando a través de montañas para llegar a Buscalan, el pueblo en el que Apo Whang-Od tiene su taller de tatuajes. Picos escarpados, un puente colgante y 300 escalones de subida no parecen inconveniente para los miles de turistas que desde hace años viajan hasta la región para conseguir 'la firma' de la tatuadora más longeva del mundo.