Viernes, 22 de Agosto 2025, 09:20h
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En su obra El puesto del hombre en el cosmos, Max Scheler elige a Galileo como encarnación de la nefasta visión reduccionista y tecnocrática de la ciencia moderna, que conduce a una pérdida de la visión holística del ser humano y a una cosificación del mundo, convirtiéndose a la postre en fuerza destructiva. La elección de Galileo como encarnación de esta degeneración resulta sumamente provocadora, pues no hay en el mundo zoquete ni lorito sistémico que no elija a Galileo como prototipo de la ciencia en combate con el oscurantismo. Pero Scheler considera que la condena a Galileo estaba dictada por un instinto oscuro pero certero de que la ciencia se estaba hipertrofiando o desmadrando, olvidando su función primera de comprensión integradora de la naturaleza y el ser humano.
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