
El sastre de 280 películas
El sastre de 280 películas
Orry-Kelly (arriba con Marilyn Monroe) vistió a todas las estrellas de Hollywood. Uno de sus mejores trabajos fue el de Con faldas y a lo loco. No solo por transformar en mujeres a Jack Lemmon y Tony Curtis, sino por cómo vistió a Marilyn. La actriz luce dos vestidos de cóctel, uno negro y otro nude, que se consideran iconos de la sensualidad. Parece desnuda sin mostrar nada. La prenda sostiene todo (ella no lleva ropa interior) con una tela muy fina, lo que demuestra su dominio de la costura. Y era complicado porque Marilyn estaba embarazada (perdió el bebé), lo que no podía notarse, pero reforzaba sus curvas. Como dice Jane Fonda en el documental sobre Kelly: «Era un genio. No puedes apartar los ojos de esas tetas». Con todo, él y Marilyn no se llevaron bien. Al parecer, porque Kelly se atrevió a comparar su trasero con el de Tony Curtis.
Orry George Kelly (Jack para los amigos) nació en 1897 en un pueblo de Australia. Su padre era sastre y la afición de su hijo por las muñecas hizo muy difícil su relación, así que Orry se fue con 17 años a Sídney y luego a Nueva York. Quería ser actor, pero era su talento con la aguja lo que le daba dinero. Al llegar a Hollywood, empezó como vestuarista en la Warner.
Davis adoraba a Kelly y durante años él fue su único estilista. Su mérito era que construía el personaje a partir del vestuario con la propia actriz. También aprovechaba el físico de la mujer como nadie. En el filme Gypsy, de 1962, logró que Natalie Wood, que hacía de stripper, resultase voluptuosa y eso que ella medía 1,57 y pesaba 41 kilos. Usó todas las técnicas para reforzar, elevar y crear ilusiones ópticas. A veces no hacía solo costura, sino 'ingeniería'.
Cuando Kelly llegó a Nueva York, tenía 25 años y compartió piso con un emigrante inglés que se llamaba Archibald Leach, más tarde conocido como Cary Grant. Orry y Grant, que se ganaba la vida como acompañante de señoras, fueron amantes. Grant empezó a trabajar pronto en el cine y ambos se fueron a Hollywood. El galán introdujo a Orry en los estudios, pero enseguida lo abandonó. No quería que se supiese que era homosexual en lo que entonces era la ciudad más homófoba de Estados Unidos. A Kelly le dolió especialmente que luego se dejase fotografiar en un extenso reportaje con su nuevo compañero de piso, el actor Randolph Scott (en la foto), que sería el gran amor de Grant. Aunque tras el posado, que alarmó a los estudios, ambos se casaron inmediatamente con mujeres. Grant llegó a hacerlo cinco veces y Scott, dos.
Se hizo un nombre en la Warner (en la foto, en esa etapa con la actriz Ann Sheridan) pero trabajaba tanto que llegó a creer que no estaba pagado; además le exigían exclusividad. Así que dejó esos estudios para pasarse a la 20th Century Fox, que le permitía colaborar con otras productoras y le pagaba más del doble que la Warner: dos mil dólares de la época a la semana.
En los años treinta y cuarenta, Orry-Kelly era muy popular en Hollywood, asiduo a las fiestas, donde destacaba por su ingenio. Entonces era un gran consumidor de alcohol y drogas, lo que era habitual en el mundo del cine. Ava Gardner, a quien vistió para Venus era mujer, en 1948 (foto), lo sabía bien. A principios de los cincuenta, Orry estaba a punto de colapsar por los excesos. Aunque todavía trabajaba, ya no lo hacía en las grandes producciones. Consciente de su problema, decidió someterse a una cura de desintoxicación.
En 1955, el musical Oklahoma! reavivó su carrera. Su vida personal, en cambio, no mejoraba. Sus relaciones nunca llegaron a consolidarse y, aunque no hacía expreso que era homosexual, se negaba a ocultarlo casándose con una mujer, como habían hecho sus rivales, los grandes directores de vestuario de Paramount y MGM, Travis Banton y Adrian. La presión contra los gais, que lideraban columnistas como Louella Parsons (en la foto, entre los dos hombres), formaba parte del 'gran teatro' que era Hollywood entonces.
Orry-Kelly murió de cáncer de hígado en 1964. Acababa de terminar el vestuario de Irma la Dulce. George Cukor, Billy Wilder, Tony Curtis y Cary Grant llevaron su ataúd en el funeral. Grant se había vuelto a acercar a él unos años antes, en lo que Orry quiso creer que podía ser su última oportunidad de encontrar el amor, pero el actor solo quería asegurarse de que no mencionaba su relación en sus memorias, que entonces Kelly estaba escribiendo. La mencionó, pero las memorias nunca se publicaron. Kelly creía que las editoriales no le hicieron caso por la presión de Grant. Esas memorias, inacabadas, desaparecieron hasta que en 2014 las encontró la australiana Gillian Armstrong mientras preparaba el documental Las mujeres que desvistió. Ahora forman parte de la cinta. Las conservaba una sobrina nieta de Orry envueltas en una funda de almohada.