El boleto fue sellado el Jueves Santo en un establecimiento llamado A tenda da Aldea y su dueño se enteró por el periódico de que había repartido suerte: «Pasou moita xente ese día, oxalá o premio quedara no pobo»
La primera apuesta, una BonoLoto, se formalizó en el despacho receptor de la calle Prado y la segunda, una Primitiva, en la administración del centro comercial El Atrio