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Racismo y violencia

Las mujeres del Ku Klux Klan: la fachada moral de la secta

No empuñaban el látigo y la antorcha, pero las mujeres del Ku Klux Klan fueron cruciales en el resurgir de la organización durante los años 20 del siglo pasado. Se ocuparon de la propaganda, multiplicaron los adeptos y levantaron una pantalla social para camuflar esta secta racista y violenta.

Por Fátima Uribarri

Miércoles, 26 de Octubre 2022

Tiempo de lectura: 6 min

Soy más que la túnica y la capucha (...) soy el alma de América». Con frases así de contundentes la predicadora cuáquera Daisy Douglas Barr arrancaba los aplausos y despertaba el fervor de su público. Era una oradora excelente. Tenía magnetismo. Era capaz de congregar a casi 2000 personas en capillas y pequeños locales, personas que tras escuchar sus discursos salían pletóricas, convencidas, con la pluma en la mano para firmar la adscripción a donde Daisy les dijera, y Daisy las enrolaba en el Ku Klux Klan.

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