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Origen de la COVID

Los peligros de experimentar con el coronavirus

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Cuando una mutación genética otorga a un organismo una nueva habilidad o ‘función’, se llama ‘ganancia de función’. Un experimento de ese tipo podría haber sido el desencadenante de la Covid-19. Algunas de estas investigaciones llevan tiempo siendo discutidas por la comunidad científica. Se lo contamos.

Por Daniel Méndez

Miércoles, 02 de Febrero 2022

Tiempo de lectura: 4 min

No pocos expertos creen que el SARS-CoV-2 podría haber sido fruto de un experimento de 'ganancia de función'. Se trata de un tipo de experimento con el que los científicos investigan qué alteraciones genéticas hacen más peligroso un patógeno concreto. Dicho en otras palabras: se modifica genéticamente un virus para que sea más contagioso o más letal… Anthony Fauci, el médico e inmunólogo que dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, declaró bajo juramento ante el Congreso que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) —la principal autoridad en cuestiones de salud pública norteamericanas— jamás han financiado una investigación de ese tipo en Wuhan, China, el epicentro de la pandemia.

Sin embargo, más tarde, la prensa estadounidense sacó a la luz un documento que probaba que en realidad los NIH habían concedido una ayuda económica a un importante proyecto que incluía experimentos con ratones y virus alterados de murciélago. Fauci atribuye ese golpe mediático a errores de interpretación sobre lo que es realmente una ganancia de función —«esa expresión resulta muy engañosa», ha dicho— y ha negado tajantemente que hubiesen financiado en Wuhan procedimientos que fuesen más allá de los límites permitidos. «Por supuesto que no», dijo. A continuación repasamos cinco cuestiones claves sobre este polémico asunto, que a nadie deja indiferente.


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¿QUÉ ES Y CÓMO SE LOGRA LA GANANCIA DE FUNCIÓN?

El término proviene de la genética y se refiere a la introducción de una mutación que otorga a un gen, una proteína o al ARN una nueva habilidad o ‘función’. Puede ocurrir de forma natural o ser provocado artificialmente en laboratorio. Y no es, en absoluto, una novedad: se realiza habitualmente en laboratorios de todo el mundo, y ha permitido crear plantas resistentes a sequías, o mosquitos que no transmiten malaria. La atención que recibe ahora el término se refiere a una aplicación concreta: su uso en patógenos potencialmente peligrosos para el ser humano, como el virus del Ébola o las bacterias responsables del ántrax o el botulismo. Esto —modificar un virus para que sea más contagioso o más letal—  es lo que, sostienen algunos, pudo ocurrir en Wuhan con el coronavirus que desató la pandemia.


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INVESTIGACIONES POLÉMICAS

Los llamados 'experimentos de ganancia de función' llevan tiempo siendo discutidos por la comunidad científica. En la balanza: el avance técnico que permite combatir riesgos sanitarios frente al peligro de fugas involuntarias con potencial pandémico. En 2012, por ejemplo, un laboratorio logró modificar genéticamente el virus de la gripe aviar H5N1 para que fuera transmisible al hurón, el animal que se usa como modelo para estudiar la gripe en mamíferos... Y en 2014 una serie de incidentes con virus peligrosos de viruela, ántrax o gripe aviar hicieron que la Casa Blanca instaurara una moratoria sobre este tipo de investigaciones por el riesgo de epidemia que acarreaban.


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WUHAN, EN EL PUNTO DE MIRA

El debate sobre el origen del coronavirus ha puesto las investigaciones del Instituto de Virología de Wuhan en el punto de mira. ¿Se estaban realizando allí experimentos de ganancia de función con coronavirus? ¿Y contaban con algún tipo de subvención del Gobierno americano? La moratoria para dejar de hacer de esos experimentos estuvo vigente hasta el 19 de diciembre de 2017 e implicaba, entre otras cosas, que este tipo de investigaciones no podían recibir subvenciones públicas. Anthony Fauci ha negado ante el Senado de los Estados Unidos que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) incumplieran esa moratoria financiando experimentos de ganancia de función.


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NUEVAS INFORMACIONES

Sin embargo, ahora sabemos dos cosas que encienden la polémica. Una: en esos laboratorios de Wuhan se creó artificialmente un nuevo coronavirus en 2017, más letal y más contagioso que el original encontrado en la naturaleza y que podía infectar células humanas a través del receptor ACE2, el mismo receptor que utiliza el SARS-CoV-2 para contagiarnos. La segunda cosa que hoy sabemos es que que el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, que el propio Fauci dirige, concedió subvenciones por valor de tres millones de dólares a estas investigaciones a través de EcoHealth Alliance, un organismo con sede en Nueva York. Esas investigaciones habrían dado también con un virus quimera, capaz de reproducirse más rápidamente y de causar una enfermedad más severa, un hallazgo que no habría sido comunicado a tiempo a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, encargados de aprobar –o no— esos experimentos. Eso dijo al menos el director del organismo, Lawrence Tabak, en una carta dirigida en octubre pasado al congresista James Comer, donde también afirmaba que se trataba de un resultado inesperado. EcoHealth Alliance sostiene, en cambio, que sí avisó del hallazgo –en 2018, con la moratoria para esos experimentos ya vencida– y que la subvención siguió adelante.


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SIGUE EL DEBATE

Pese a todo lo anterior, y como el término 'ganancia de función' goza de cierta ambigüedad entre la comunidad científica, continúa siendo debatible si las investigaciones de EcoHealth Alliance suponen estrictamente experimentos de ese tipo y si, por tanto, habrían violado o no la moratoria. Los propios científicos no se ponen de acuerdo. Pese a todo, una cosa es segura: ninguno de estos virus creados artificialmente es el que ha provocado la actual pandemia. No coinciden genéticamente. Y pese a que ninguna de las dos opciones –ni la del origen natural ni la del de laboratorio– ha quedado aún claramente demostrada, la mayor parte de los científicos consideran todavía más probable un origen natural y piden que se siga investigando.


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