Miércoles, 16 de Abril 2025, 14:27h
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Cierto día, cercana la navidad de 1995, me encontré con el escritor y periodista Antonio Burgos en el restaurante Lucio de Madrid. No nos conocíamos en persona, así que nos saludamos con mucho afecto, y al detenerme frente a él estreché la mano que me ofrecía y le dije: «Envidio tus Habaneras de Sevilla. Cambiaría mi última novela por haber escrito la letra de esa canción». A Antonio le hizo gracia y comentó aquello por ahí, en varias ocasiones. Y cada vez que me preguntaban si era cierto o no, yo respondía que sí lo era. Que su canción valía más que mi novela, pues ojalá hubiera sido capaz de contar lo que él contaba en tan breves líneas, con aquella música y la voz de Carlos Cano, pero con sus palabras. Y lo sigo diciendo.
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