Autoridad(es)

El concepto de autoridad, así de entrada, suscita pocas adhesiones. A nadie le gusta reconocer una voluntad que pueda imponérsele, un criterio ajeno al que se vea compelido a plegarse. Y, sin embargo, como ya teorizó Alexandre Kojève en La noción de autoridad, la existencia de esta, en sus diversas formas, cumple un papel no necesariamente odioso en las sociedades humanas. La autoridad que se hace respetar por su valor moral ahorra el recurso a la fuerza, que resulta más frecuente allí donde la autoridad se ha perdido. Sugiere una lectora, al hilo de algún gesto público de desdén por parte de los héroes del balón, que los jóvenes desprecian la autoridad y advierte del peligro que ello encierra. Las autoridades debilitadas son síntoma de un orden frágil. Y algo les toca explicar a quienes las ejercen.