Viernes, 21 de Abril 2023, 13:50h
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Corren tiempos de poshumanidad. No se trata solo de la mal llamada 'inteligencia artificial', también de nuestra relación con aspectos sustanciales de lo humano. Ya no se puede decir categóricamente que madre no hay más que una, desde que es posible disociar la decisión de gestar una nueva vida y la gestación propiamente dicha, y además esa disociación se convierte en un expediente rutinario y mediado por el intercambiador por excelencia: el dinero. Que esta práctica sea corriente y legal en unos lugares y sea ilícita y se juzgue poco ética en otros nos dice que la moral posmoderna es un territorio impreciso en el que a la postre, en virtud de la globalización, acaban prevaleciendo los estándares más bajos. Sea o no legítimo subrogar mediante precio la maternidad, quien quiera –y pague– lo va a hacer.
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