Viernes, 21 de Marzo 2025, 10:18h
Tiempo de lectura: 2 min
Releer a James Baldwin es volver a encontrarme con mi yo adolescente de devoradora compulsiva de libros, a razón de uno al día. ¿Qué entendía yo de sus libros, comprados en ediciones de segunda mano de papel rasposo y amarillento? ¿Qué sabía yo del amor, la muerte, el sexo? ¿Cómo percibía la vida de este hombre apasionado, vehemente, sensible y lleno de inteligencia y talento? Recuerdo la portada de El cuarto de Giovanni con letras rojas y una cara en sombras. Recuerdo el impacto de Notas de un hijo nativo, donde describía el horrible peso del racismo en la vida de su padre y todas sus consecuencias en la suya propia. Recuerdo que, leyendo sus libros, el mundo me parecía un lugar temible, pero en el que la vida podía ser hermosa. Recuerdo apuntar en una libreta: «Muy poca gente en el mundo muere de amor, pero muchos mueren por la falta de este».
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