
En 1539 ya se cocían molletes en Antequera. En el libro de María Enríquez, perteneciente al Archivo del Marqués de la Vega de Santa María y conservado en los archivos históricos de la ciudad, aparece una receta bautizada como «molletes reales», con harina, leche y huevos. Cinco siglos después, ese pan blando, redondo y esponjoso sigue presente en los desayunos andaluces, aunque la receta actual –con harina de trigo de baja fuerza, agua, sal y levadura biológica o masa madre– nació en 1939, cuando el panadero Juan Paradas Pérez recuperó su elaboración tradicional. Y desde hace cinco años forma parte del grupo de seis panes españoles con Indicación Geográfica Protegida (IGP), un sello europeo que distingue productos ligados a su origen por calidad, tradición o reputación.