Jueves, 05 de Diciembre 2024, 18:17h
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En 1947, EE.UU. ya pensaba en vuelos suborbitales. La Fuerza Aérea estudió la tolerancia a las brutales aceleraciones de los cohetes. La secuencia muestra la reacción humana a una fuerza más de dos veces superior a la que los astronautas soportan en el despegue.
Ham fue el primer chimpancé en el espacio, el 31 de enero de 1961, dos meses antes del primer vuelo orbital del ruso Yuri Gagarin. Adiestrado con golosinas y descargas, a modo de premio o castigo, su viaje duró 16 minutos. Se elevó 253 km y experimentó 7 minutos de ingravidez y una desaceleración bestial en la reentrada. Pasó el resto de su vida en un zoo.
En esta sala guardaron las rocas lunares, en cámaras de nitrógeno, a salvo de la corrosión del oxígeno de la Tierra. Mientras Neil Armstrong y Buzz Aldrin paseaban por nuestro satélite hace 50 años, Michael Collins (de frente) se quedó en la nave. Su papel como piloto del módulo de mando fue clave en la misión del Apolo 11. Con formación científica, antes participó en el desarrollo del Laboratorio de Recepción Lunar, donde los tres pasaron la cuarentena a su regreso.
Fueron las primeras víctimas de la carrera espacial. Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee –tripulantes del Apolo I, primera misión del proyecto– murieron el 21 de febrero de 1967 durante una prueba en la plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral. Seis meses antes se entrenaban en una piscina, en Houston, para el aterrizaje en el mar. Grissom ya se quejó entonces del diseño de la nave.
La carrera espacial fue hija de la carrera armamentística y nuclear, ya que el primer vuelo orbital de la NASA –el de John Glenn, el 20 de febrero de 1962– fue propulsado por misiles Atlas, los primeros balísticos intercontinentales de EE.UU. En esta planta de Convair, en San Diego (California), se fabricaron las versiones adaptadas para poner en órbita las cápsulas de la NASA.
Charlie Duke, astronauta del Apolo 16 –quinta misión exitosa a la Luna– dejó en la superficie este retrato de familia. La imagen habrá desaparecido por la radiación solar, pero la NASA guarda en su archivo la que el propio Duke tomó aquel día.
El traje Grumman, de 1962, fue uno de los primeros diseños para explorar la superficie lunar. Contaba con un sistema para ayudar al astronauta a levantarse ante una caída, baterías y un tubo de aire conectado al módulo de aterrizaje.