Viernes, 11 de Julio 2025, 08:29h
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Quién nos lo iba a decir. La moderación se ha vuelto revolucionaria. Sí, ya sé que siempre se la ha tenido por una virtud sensata, civilizada. Pero, si se fijan, igual que ocurre con el amor, la moderación es (o al menos parece) la antítesis de la pasión. ¿Puede uno ser apasionadamente moderado? A mí me encantaría serlo, pero suena a oxímoron. Además, queda muchísimo mejor declararse arrebatado que tibio, vehemente que moderado, extático que sensato.
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