Sábado, 24 de Septiembre 2022, 22:16h
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Nos da cuenta una de las cartas de esta semana del estoicismo de un semejante que tras un largo camino por la existencia y en uno de sus recodos postreros acepta que después de todo lo que hizo, y de todo lo que tuvo, llega el tiempo en el que lo que le cumple a uno es, sobre todo, conformarse. Tras siete décadas en la cresta de la ola, agasajada, acatada y hasta reverenciada, también la casi eterna Elizabeth de Windsor, para pesadumbre de sus admiradores, ha tenido que conformarse a no poder reinar más. Más allá de los fastos fúnebres, de la pompa y la circunstancia de la ocasión, no es más que otro ser humano rindiendo el aliento, como un día lo rendiremos todos. Que seres tan persistentes dejen de persistir es admonición para los demás: tras todas las ambiciones, cumplidas o no, sobreviene el silencio.
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