Viernes, 25 de Abril 2025, 10:29h
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Ha publicado Anna Caballé una biografía de Rosa Chacel (1898-1994) titulada Íntima Atlántida (Taurus), donde se propone descifrar el continente sumergido de su torturante vida afectiva, que la escritora quiso siempre escamotear. Allá en mi lejana juventud, Rosa Chacel llegó a ser una escritora muy celebrada, sospecho que mucho más celebrada que leída, de una vitalidad desbordante (incluso cuando ya era nonagenaria) que chocaba con sus juicios siempre un poco ásperos y a veces incluso intempestivos. En alguno de los libros arbitrarios y crueles que Umbral publicaba por entonces, además de calificarla de «novelista inventada por Ortega» y de «bruja cruzada de Mary Poppins», la señalaba absurdamente como lesbiana; a lo que Chacel, con sus noventa y cinco años a cuestas, respondió con mucho donaire y acritud, sin arredrarse ni una pizca. Me pareció tan gallarda la vieja que me puse a leer sus novelas o nivolas, demasiado 'deshumanizadas' (en la acepción orteguiana) para mi gusto, aunque de gran belleza formal, lo mismo que sus poemas gongorinos, donde la autora escondía su verdad entre el follaje palabrista.
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