Ser ‘Miss Camello’ en el golfo Pérsico es un gran negocio: los premios alcanzan los 50 millones de dólares. No es de extrañar que sus propietarios se esfuercen en que sus animales estén guapos. Pero se pasan… En la más prestigiosa prueba de Arabia Saudí, 43 participantes fueron descalificados por aplicar bótox o estiramientos faciales a los camellos. Otros prefieren una opción legal: la clonación.
Viernes, 14 de Enero 2022, 11:46h
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En occidente son frecuentes los concursos de belleza de perros, así que no debería sorprendernos que en oriente los convoquen de camellos. Pero lo cierto es que nos resulta más difícil apreciar la estética de los animales con joroba. Aunque la tienen. Y algunos de sus propietarios no dudan en resaltarla para ganar los concursos, legal o ilegalmente. El bótox que aplican a sus camellos se usa para disimular tics y para relajar el morro, uno de sus signos de belleza. Además, se valora el cuello esbelto, la pelambrera abundante y las caderas anchas. También usan rellenos de pestañas para resaltar la mirada. Pero no todos los retoques están permitidos. Tras varias revisiones, el comité médico del Festival Rey Abdulaziz de los Camellos detectó hasta 16 casos de inyecciones de bótox y 27 estiramientos faciales en los animales. Según la agencia de noticias saudí SPA, este es el mayor número de modificaciones estéticas que se ha detectado en la historia de este evento.
Se valora el cuello esbelto, la pelambrera abundante y las caderas anchas. También usan rellenos de pestañas para resaltar la mirada
La administración del festival explica que, al ser una práctica tan habitual como ilegal, «se están realizando grandes esfuerzos para combatir todas las formas de manipulación que algunos participantes utilizan para embellecer al camello». La finalidad es «mejorar su apariencia general con el objetivo de aumentar su precio, engañar a quienes quieran comprarlo y obtener un premio» que suele ascender a millones de dólares.
El certamen de belleza, que llega a reunir a 30.000 camellos y que se celebra desde el año 2000, ya había denunciado en anteriores ocasiones el uso de sustancias como el bótox para realzar los atributos de los animales. Tampoco se consiente que a los camellos los afeiten o les tiñan el pelo. Lo que prima es la naturalidad y los retoques, que según los responsables del festival deberían considerarse una forma de maltrato, están penalizados con multas que pueden llegar a los 25.000 euros. «Las autoridades insisten en que los camellos se presenten en su forma natural», explican desde el festival.
La pasión de los saudíes por los camellos está tan extendida que son varios los festivales y las carreras que se celebran en Arabia Saudí y en los que sus ‘fans’ se gastan millones de euros. Certámenes como el de Um Raqiba, en el desierto norte del país, atraen a empresarios adinerados procedentes de todo el golfo Pérsico, que pueden llegar a pagar hasta cuatro millones de euros por el camello que les gusta. En el caso del festival Rey Abdelaziz, que incluye quince galardones por categorías, el premio puede llegar a alcanzar los 50 millones de euros, una jugosa cifra que llega a provocar trifulcas que no siempre acaban bien entre las tribus. Este año, veinte personas fueron detenidas por llevar armas, tras una pelea entre miembros de dos tribus que discutían por el derecho a tener un sello con el que se marca el cuerpo del camello.
La pasión de los saudíes por los camellos es tal y hay tanto dinero en juego que no es raro que se produzcan trifulcas. En el último concurso, 20 personas fueron detenidas tras una pelea por el derecho a marcar con un sello al animal
Además de los concursos de belleza, las carreras de camellos son uno de los deportes tradicionalmente más populares de países como Arabia Saudí. Al igual que ocurre con las carreras de caballos, estos eventos suponen una atracción para los turistas. Los camellos pueden correr a velocidades de hasta 65 kilómetros por hora en carreras cortas y mantener una velocidad de unos 40 kilómetros por hora.
Hasta el año 2005, los jinetes de estas carreras eran niños. Desde ese año, y tras una larga lucha de organizaciones como Unicef, sobre el lomo del camello va un 'jockey robot' que se maneja por control remoto. Los dueños pueden activar un látigo para azotar al animal para que corra más. Los menores, hasta de solo cuatro años, eran captados en Pakistán, Sudán o Bangladés y esclavizados hasta que su peso dejaba de ser competitivo.
Clonar a las ‘reinas de la belleza’
Como los humanos, no todos los camellos nacen bendecidos por Afrodita. Pero para esto también hay solución... y negocio: duplicar a los más bellos. «Tenemos tanta demanda de clonación de camellos que no podemos mantener el ritmo», confesaba el director científico del Centro de Biotecnología Reproductiva de Emirates Árabes Unidos, Nisar Wani. Festivales de belleza, pero también carreras de camellos o producción masiva de leche. Las razones por las que se piden la clonación de un animal se han multiplicado en los últimos años y ya son muchos los clientes que están dispuestos a pagar entre 50.000 y 100.000 euros para hacerse con el competidor más eficaz en cualquiera de estas modalidades.
El primer camello clonado fue una hembra, Injaz, que en árabe significa hazaña. Era el año 2009 y, tras un periodo de gestación de 378 días, veía la luz el resultado de un proyecto que llevaba gestándose cinco años y cuyo fin era preservar la genética de la raza más top de camellos de carreras y productores de leche de Dubai. Tal como explica el doctor Wani, Injaz nació de un «embrión reconstruido» -con ADN de un animal donante- creado en el laboratorio utilizado óvulos cultivados de una hembra. Los científicos extrajeron el ADN del óvulo, lo reemplazaron con el ADN de una camella adulta y posteriormente cultivaron el embrión durante siete días en el laboratorio. Después, el embrión fue transferido al útero de una madre sustituta. Injaz -que pesó 30 kilos- fue la única cría que logró nacer viva de siete embarazos de embriones reconstruidos.
El primer camello clonado fue una hembra, Injaz, que en árabe significa hazaña, en 2009. «Ahora tenemos tanta demanda de clonación de camellos que no podemos mantener el ritmo», afirma un biotecnólogo
Esta práctica, frecuente ya en muchos países, ha sido el blanco de muchas críticas por parte de grupos de defensa de los animales. ¿Y qué han hecho las empresas al respecto? Estudiar otras técnicas para acelerar el proceso de ovulación múltiple. «Superestimulamos a las hembras campeonas y las acoplamos con machos campeones», explica Wani. «Recogemos los embriones de estas hembras después de siete u ocho días y los introducimos en madres sustitutas ordinarias. En vez de producir un bebé una vez al año, podemos producir muchos», añade.
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