Humanizar a los animales Desfile de moda con gatos, ¿exhibición de mascotas o 'maltrato' animal?
No hay más que ver la cara de los gatos para saber que algo no va bien... y eso que sus dueñas no pueden ser más 'amorosas', pero disfrazar a los gatos es, cuando menos, cuestionable. La tendencia se disparó con las redes sociales y hay dueños de estos animales que no dudan en disfrazarlos para aumentar sus clics. Pero también existen concursos y shows de moda con gatos. Uno de los más destacados tiene lugar en el hotel Algonquin, monumento histórico oficial de Nueva York.
En 1932, un gato callejero entró en el vestíbulo y el actor John Barrymore, huésped frecuente, lo bautizó como Hamlet. Desde entonces, el Algonquin siempre ha tenido un gato residente, llamado Hamlet si es macho o Matilda si es hembra. Para honrar la tradición, el hotel organiza cada año un desfile de moda felina a beneficio de las ONG de bienestar animal. Pero también en Indonesia se celebra la Cat Fashion Week, en la que los mininos van vestidos como sus dueñas.
El problema es que el gato es un animal doméstico, pero no domesticado. Nada debe interferir en su instinto felino, y las vestimentas afectan a todos sus sentidos. Por no hablar de su 'autoestima'...
Así lo argumentan asociaciones de animales de todo el mundo. Según la Sociedad Norteamericana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés), disfrazar a las mascotas puede generar en ellos emociones como ansiedad, miedo, nerviosismo, incomodidad y estrés al no ser algo que ellos suelan llevar de forma natural.
«Poner ropa a los gatos es una tendencia que les gusta a todos, menos a los propios gatos. ¿La razón? La ropa limita sus movimientos y los hace sentir inseguros», explican desde la fundación argentina Vida Animal. No pueden estirarse y saltar con la agilidad que los caracteriza, afecta a su temperatura corporal e incluso podría haber riesgo de asfixia si acaba mordisqueando la ropa o se traga alguna pieza como un botón al intentar quitársela de encima. Los argumentos que la fundación esgrime para que el ser humano se abstenga de disfrazar a sus gatitos son muchos y solo aconseja utilizar ropa cuando el felino esté enfermo o indefenso y su veterinario lo apruebe.
«Los animales no deben ser humanizados. El bienestar del animal debe estar siempre por encima de los ideales de moda de su dueño», explica Lea Schmitz, portavoz de la Sociedad Protectora de Animales de Alemania. Unas declaraciones que tuvieron lugar ante el auge que ha tenido en los últimos años la tendencia a disfrazar a los animales en fechas señaladas como Halloween, Navidad o el último invento: el 'Día de vestir a tu mascota', una celebración que tiene lugar en enero en Estados Unidos. «Los animales necesitan libertad en sus movimientos y muchos de estos productos que últimamente se han puesto de moda no les permite desplazarse con total normalidad y pueden ser motivo de lesiones», concluye.
