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Desayuno de domingo con... Diego del Alcázar Benjumea: «Usar la ciencia para curar o para mejorar la naturaleza humana. Ahí está el dilema»

Madrid, 1984. Soy el CEO de IE University y fundador de The Global College. Publico mi primera novela, 'La genética del tiempo' (Editorial Espasa).

Viernes, 06 de Octubre 2023, 11:40h

Tiempo de lectura: 2 min

XLSemanal. ¿Quería entretenernos o sumergirnos en la duda y el desasosiego?

Diego del Alcázar Benjumea. Las dos cosas [ríe]. La ciencia ficción te permite remover el estómago de la gente para invitarla a pensar. Tenemos que intervenir críticamente en el debate de lo que está pasando con los avances biotecnológicos.

«Cada vez se exige menos mérito a los estudiantes; por ello están menos preparados para el futuro y para hacer las preguntas fundamentales»

XL. ¿Se puede limitar la investigación?

D.A.B. El debate está en la utilización de esos avances. Hay una fina línea entre hacerlo para curar enfermedades o para mejorar la naturaleza humana.

XL. Siempre habrá quien quiera diseñar su bebé a la carta, incluso hasta clonar un hijo muerto si pudiera hacerlo.

D.A.B. Yo, desde luego, no; pero los valores se tienen y luego hay que verse en esas situaciones tan difíciles. Ahí está el dilema: lo que el corazón quiere la cabeza lo justifica. Esa línea se estrecha y, a veces, se atraviesa la frontera del mejoramiento.

XL. Los niños 'editados' de su novela tienen un cociente intelectual tan alto que se relacionan solo entre ellos. Esto crea una brecha social e intelectual casi nazi.

D.A.B. Totalmente. Si los 'editados' solo son capaces de relacionarse con otros 'editados' para que sus descendientes mejoren artificialmente su raza, se plantea un dilema ético importante.

XL. En el libro manifiesta su preocupación por el sistema educativo. No en vano es el fundador de un colegio internacional para estudiar bachillerato en medio de un campus universitario. ¿Cuál es su apuesta?

D.A.B. Apuesto por una educación de primer nivel que nos relacione con gente de diferentes culturas y formas de entender el mundo, pero ante todo que nos dé la capacidad de pensar críticamente, poniendo las humanidades en el centro.

XL. ¿Cómo ve la educación en España?

D.A.B. Cada vez menos elitista, no en el sentido económico, sino en el intelectual y de capacidades. Cada vez se exige menos mérito a los estudiantes; por ello están menos preparados para el futuro y para hacer las preguntas fundamentales.

XL. Sorprende que en su libro, tratándose de científicos, patentes, permisos…, no haya referencia a políticos y gobernantes.

D.A.B. ¡Es una novela! [Ríe]. Y he tratado de abstraerme de la actualidad política; pero, sin duda, se tiene que llegar a consensos internacionales para poner líneas rojas en la investigación científica.

XL. El libro es un thriller futurista, con intrigas, historias de amor y enredos familiares… en la dehesa abulense. ¡Una novela para no dormir!

D.A.B. No sé si eso es bueno o malo, ¡jajaja! Me lo tomo como bueno.

«Zumo de naranja, café con leche, todo tipo de bollería (napolitanas de chocolate, bizcocho, cruasanes…) y algo de fruta, para quitar culpa. Entre semana: perejil»