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Phil Stutz, el psiquiatra de las estrellas de Hollywood

Las claves de sus terapias a las 'celebrities'

Phil Stutz, el psiquiatra de las estrellas de Hollywood

Cuatro días después de recibir un premio Oscar, muchos actores se vienen abajo. ¿Qué les pasa? Su psiquiatra de cabecera cuenta que, después de ese baño de glamour, todos sus complejos y angustias vuelven al punto de partida. Entre sus clientes se encuentran estrellas como Gwyneth Paltrow o Jonah Hill.

Miércoles, 03 de Enero 2024

Tiempo de lectura: 4 min

Lleva tres décadas tratando con estrellas de Hollywood y ya ha establecido un patrón de sus neurosis. Tan calados los tiene que, al cuarto día de la entrega anual de los Oscar, Phil Stutz no se separa del teléfono. 'Dolor, trabajo constante e incertidumbre. Eso es lo que muchos actores piensan que se van a quitar de encima llegado un cierto nivel de notoriedad, dinero o fama', cuenta en The Times.

Pero la realidad es mucho más aplastante: los elogios pasan, vuelven las inseguridades, y los famosos necesitan herramientas prácticas para desengancharse de esa euforia. ¿Y qué les ofrece Stutz? En su nuevo libro, Lecciones para vivir, el psiquiatra cuenta el secreto de su éxito, y entre sus consejos se encuentran desde los más obvios (come, duerme y practica ejercicio) hasta algunos muy específicos y casi bíblicos: no quieras conseguir una esposa mejor y, sobre todo, no tengas fantasías adúlteras, que pueden ser mucho más dañinas de lo que piensas.

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La lista de Stutz. Por su consulta han pasado desde Gwyneth Paltrow a Jonah Hill (en la foto), director de un documental sobre Stutz producido por Joaquin Phoenix y Rooney Mara.

Vamos, que una cosa es querer un coche más deportivo y otra, cambiar a tu mujer por una Kardashian. Y luego está la parte complicada: la de la humildad y el control de la ira. Explica Stutz que, aunque a todos nos gusta que nos reconozcan y que aplaudan cada esfuerzo que realizamos, vivir con esa necesidad te vuelve débil. Supéralo.

«No tengas fantasías adúlteras, que pueden ser más dañinas de lo que crees»

Stuz vive ahora en Los Ángeles, la meca de sus clientes, pero antes de llegar aquí estuvo varios años trabajando como psiquiatra penitenciario en Rikers Island, una prisión de máxima seguridad que se encuentra en una isla entre los condados de Queens y el Bronx, en Nueva York. Un lugar oscuro y muy cuestionado, con un terrible historial de peleas y abusos.

Aquella cárcel fue un entrenamiento muy útil para hacerse un hueco en el medio en el que ahora desarrolla su profesión. «Hay mucho idiota en prisión», explica sobre aquel entorno en el que el estatus social lo es todo. Y es ahí donde encuentra el punto en común que lo une con Hollywood: «No se puede ser un actor de éxito sin ser algo narcisista», dice Stutz. «Pero puedes ir demasiado lejos con ese tema y lo que sucede cuando alguien va demasiado lejos es que empieza a reaccionar de forma exagerada ante las cosas. Si no consiguen un determinado trabajo, reaccionarán con más fervor, más depresión y, a veces, simplemente portándose mal con otras personas».

«El mundo entero mira a las estrellas de Hollywood y les concede una importancia que, en realidad, no tienen»

La dificultad de los actores para afrontar los golpes de la vida y reaccionar de manera desproporcionada ante circunstancias adversas se ve alimentada por un increíble séquito de personas dentro de la industria dedicadas a hacerles parecer especiales: «El mundo entero mira a esas personas y les concede una importancia que, en realidad, no tienen», argumenta.

El resultado es un sector lleno de actores y actrices que creen que conseguir el éxito en su carrera implicará que sus vidas serán perfectas. «Hay muchos jóvenes que llegan a Los Ángeles y piensan: mi vida es un desastre, pero si me hago famoso ya no estaré sujeto a las adversidades y limitaciones de la gente normal». El batacazo es inevitable, claro. Y cuando se dan cuenta de que el éxito no ha hecho desaparecer todos sus problemas, llaman a la puerta de Stutz. Y quieren soluciones inmediatas.

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Los terapeutas de las estrellas. La actriz Gwyneth Paltrow posa junto a los psiquiatras Phil Stutz y Barry Michels, que escribieron juntos El método Tools, un libro sobre motivación que tuvo un éxito internacional.

Lo que diferencia a Stutz de sus colegas psicoterapeutas más tradicionales, que normalmente permanecen callados y neutrales frente a las confesiones de sus pacientes, es que él se moja y se muestra didáctico. Además, decidió colaborar con otro de los grandes psiquiatras de las estrellas, Barry Michels (el terapeuta de actrices como Drew Barrymore) y juntos desarrollaron un método que triunfó en todo el mundo.

Stutz colabora con Barry Michels, el terapeuta de las estrellas como Drew Barrymore, y juntos desarrollaron un método que triunfó en todo el mundo

Las herramientas que utiliza para bajar al suelo el narcisismo de la mayoría de sus clientes y devolver algo de normalidad a sus vidas se pueden ver en el documental que el actor Jonah Hill dirige sobre el psiquiatra en Netflix: «Mi vida ha mejorado notablemente gracias a trabajar contigo», le dice Hill en una de las escenas. «Si me funcionó a mí, tal vez funciona para otras personas». Y explica esa clave de su éxito: «Los psiquiatras tradicionales solo escuchan y tus amigos, que son idiotas, te dan consejos. Y tú quieres que sea al revés: que ellos solo escuchen y que tu terapeuta te dé consejos», bromea el actor. A lo que Stutz añade: «No tienes que resolver sus problemas, tienes que darles la sensación de que pueden cambiar ahora mismo».

Entre las lecciones de Stutz, además de esa propuesta de no fantasear con el adulterio y de ser humilde, se encuentra algo fundamental: aprender a lidiar con la ira. Es inevitable. No puedes ser tan ingenuo de pensar que el mundo siempre será justo contigo y jamás sufrirás indignidades o malos tratos. Pero, ¿qué hacer al respecto? Tres pasos: «Cuando te sientas enojado, tómate un momento de tranquilidad y concéntrate en el enfado. Bloquea todo lo demás. Después, apaga la ira. Visualízate en un entorno natural por la noche mirando las estrellas. Permítete sentirte intrascendente en el universo. Tus preocupaciones personales te parecerán sin importancia y podrás sentir que tu ira se disuelve. Para terminar, céntrate en la persona que provocó tu enojo y envíale energía amorosa. No discutas contigo mismo sobre si lo merece o no». Hazle caso, aunque a ti el cuerpo te pida pegarle un chicle en el pelo a ese individuo en el que estás pensando.