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El dolor torácico que avisa a las mujeres de un posible infarto

En ocasiones el dolor se interpreta, tanto por los pacientes como por los médicos, como un síntoma secundario, causado por ansiedad u otras patologías, lo que aumenta las posibilidades de un desenlace fatal. Es primordial acudir al médico y, si es necesario, insistir en recibir atención.

Miércoles, 17 de Enero 2024

Tiempo de lectura: 10 min

Aunque España tiene una de las tasas de mortalidad por cardiopatía de las más bajas de Europa, también en nuestro país las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre las mujeres. Por eso es importante atender a uno de los síntomas que pueden avisar de un infarto. En el pasado congreso de cardiología se expuso que el 80% de las mujeres con infarto de miocardio presentan dolor o presión en el pecho como síntoma principal, igual que los hombres, como se indica en las guías europeas de síndrome coronario agudo.

Identificar el dolor torácico a tiempo puede salvar la vida

Por eso, la SEC insiste en que un dolor torácico prolongado y/o que reaparece dentro de una hora debe alertarnos de pedir ayuda médica inmediata, tanto en hombres como en mujeres. Entrevistamos sobre este tema a la doctora Carolina Ortiz, cardióloga en el Hospital Universitario Fundación de Alcorcón de Madrid, y secretaria general de la Sociedad Española de Cardiología.

P. ¿Hay diferencias en la incidencia y presentación de la enfermedad cardiovascular entre hombres y mujeres?

R. Llevamos trabajando desde hace muchos años en la concienciación de la población en este tema. La respuesta es que sí, existe diferencia sobre todo en la frecuencia de la enfermedad según la edad de presentación y en la forma de presentación. A edades más jóvenes, la enfermedad cardiovascular (por ejemplo, infarto, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca) es más frecuente en hombres; sin embargo, en las mujeres se presenta años más tarde.

Debemos hacer hincapié no solamente en su frecuencia de presentación sino también en el impacto que esta enfermedad tiene en la mortalidad. Ahora mismo, según datos de la INA, la enfermedad cardiovascular es la causa más frecuente de muerte en la mujer, habiendo más fallecimientos en la población femenina que en la masculina por esta razón.

P. ¿Cuáles son los aspectos más específicos en la mujer?

R. Con respecto a diferencias en la presentación, si hablamos de infarto de miocardio, que es una de las patologías cardiovasculares más frecuentes, este evento suele suceder más tarde en mujeres. El hombre puede tener infarto o angina de pecho de forma precoz, y en la mujer aparece más tarde, en relación con los cambios hormonales. Tras la menopausia, aumentan los factores de riesgo clásicos en la mujer (hipertensión, colesterol, diabetes…) y esto hace que tenga más patología cardiovascular.

La doctora Carolina Ortíz, secretaria general de la Sociedad Española de Cardiología.

La doctora Carolina Ortíz, secretaria general de la Sociedad Española de Cardiología.

También hay que destacar que la mujer presenta otras patologías y unos factores de riesgo cardiovascular específicos que son diferentes con respecto al hombre, y que aparecen a edades más jóvenes, como por ejemplo el síndrome de ovario poliquístico o factores de riesgo relacionados con el embarazo como la preeclampsia y la diabetes gestacional.

Cómo identificar que el dolor torácico es grave

En cuanto a los síntomas, hay diferencias, pero tenemos un síntoma cardinal de presentación del infarto que es el dolor torácico. “Hay que dejar claro que es el síntoma de presentación más frecuente tanto en hombres como en mujeres. Lo pueden experimentar ambos de forma similar, sin embargo, -aclara la doctora Ortiz- frecuentemente lo que existen son diferencias en la forma en la que se interpreta, tanto por las propias pacientes como a veces por los profesionales sanitarios”.

Es un dolor opresivo en el centro del pecho o en la zona del estómago, que puede irradiarse a brazo izquierdo, ambos brazos, cuello, mandíbula y/o espalda

En la mujer se suele interpretar como un síntoma secundario de otras causas, como una crisis de ansiedad, u otro tipo de patologías y se interpreta menos frecuentemente como angina o infarto a diferencia de lo que ocurre en el hombre, que cuando tiene un dolor en el pecho enseguida piensa en infarto.

P. ¿Cómo es este dolor? ¿Es interno, localizado?

R. Es un dolor opresivo en el centro del pecho o en la zona del estómago, que puede irradiarse a brazo izquierdo, ambos brazos, cuello, mandíbula y/o espalda. Frecuentemente acompañado de sudoración, náuseas y dificultad respiratoria. Aunque estos síntomas se dan en ambos sexos y es la forma más frecuente de presentación, la mujer puede presentar además otros síntomas más inespecíficos

P. ¿Es un dolor que no desaparece?, ¿qué otras características tienen?

R. Lo característico del dolor de angina o del infarto es un dolor centro torácico que aparece con los esfuerzos -esto es lo más característico-, y se alivia con el reposo. A veces puede ser intermitente porque el paciente está teniendo episodios de angina que van y vienen, que mejoran con el reposo. Por otro lado, en el caso del infarto, cuando la arteria del corazón se cierra por completo, el dolor suele ser más prolongado y aparece con menos esfuerzos e incluso en reposo. Si esto no se reconoce, pueden pasar horas hasta que se va a consulta y el paciente ya llega con el infarto establecido, más grave y con peores consecuencias.

P. ¿El dolor es un reflejo de un mal funcionamiento del corazón?

R. El dolor es el reflejo de una falta de riesgo sanguíneo y de oxígeno al musculo cardiaco. El infarto por lo que se produce es porque las arterias coronarías se estrechar por distintas causas. Las más comunes son un coágulo de sangre y la aterosclerosis (depósito e infiltración de grasas en las paredes de las arterias) que se va produciendo progresivamente y facilitado por los factores de riesgo cardiovascular. En mujeres, sobre todo las más jóvenes, existen otras causas de infarto diferentes como la disección coronaria.

Riesgos específicos de las mujeres

Otra de las cosas que tenemos que saber, comenta la doctora Ortiz, es que 'la mujer tiene factores de riesgo específicos, por cuestiones de su género, y relacionados con la evolución vital'.

Por ejemplo, en el embarazo se puede desarrollar hipertensión y se puede desarrollar diabetes gestacional. 'Este riesgo no solo se tiene durante el embarazo -aclara-, sino que a largo plazo hay más probabilidades de desarrollar diabetes e hipertensión si se ha tenido en el embarazo. Los factores de riesgo acaban dando angina e infarto de miocardio. Hay que darlo a conocer, ser conscientes'.

P. ¿Qué plan de prevención puedes recomendar?

R. La prevención es un punto muy importante, y está descuidada. Hay que prestar atención a los factores de riesgo cardiovasculares clásicos, que son los mismos en la mujer y en el hombre: tabaco, sedentarismo, colesterol, hipertensión y obesidad. Esos 5 factores de riesgo hay que vigilarlos y controlarlos. Es verdad que algunos de ellos se presentan en edad más avanzada en la mujer, pero otros no. Por ejemplo, estamos viendo el aumento de tabaquismo en las mujeres y esto es una cosa que hay que combatir.

La mujer tiene que controlarse durante el embarazo y también después. Fuera del embarazo, hay otras enfermedades como por ejemplo el síndrome de ovario poliquístico, que también aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Hay que contemplarlo y tener una precaución especial, y optimizar todo lo que podamos la prevención y el seguimiento.

P. ¿El tratamiento para cáncer de mama también influye?

R. Hay fármacos quimioterápicos, que se utilizan mucho, como las antraciclinas o el trastuzumab, que pueden producir toxicidad cardiaca, aumentan el riesgo cardiovascular, y pueden afectar a la fuerza del corazón, produciendo por ejemplo insuficiencia cardíaca entre otras enfermedades. Esto ya se sabe y se está prestando más atención. Por eso, a las mujeres que están recibiendo estos tratamientos quimioterápicos, cuando hay riesgo de padecer toxicidad cardiaca acuden al cardiólogo, se les hace una ecografía y otras pruebas para detectar de forma precoz si están en riesgo y poderles indicar tratamiento.

Una mujer comunicando que sufre dolor torácico

Hay que comunicar y acudir al médico cuando hay un dolor torácico prolongado.

Qué pasos dar cuando aparece este dolor torácico

La SEC lleva años trabajando incansablemente y continúa sumando esfuerzos en la mejora de la atención cardiovascular destinada a las mujeres. Como indica la Dra. Carolina Ortiz Cortés, vicesecretaria de la SEC: “Es imperativo educar no solo a la sociedad en general, sino también a la comunidad médica en particular, ya que existen prejuicios significativos entre los profesionales de la salud que contribuyen a una atención subóptima en el caso de las mujeres”.

P. ¿Qué conversación debe tener una mujer que va al médico con estos síntomas? Se habla de sesgo en la atención a las mujeres.

R. Sí, eso es cierto. Desafortunadamente, todavía pasa con relativa frecuencia que la sociedad, y entre los médicos y otros profesionales sanitarios aún se piensa que la enfermedad del corazón es una enfermedad de hombres. Creen que la mujer puede tener otras cosas, pero la enfermedad del corazón no se considera o se cree que no es una enfermedad de la mujer.

Ante esta situación, la mujer tiene que contar siempre lo que le pasa. Si tiene un dolor de pecho en casa de esas características que hemos mencionado, tiene que consultar. No tiene que pensar que se le va a pasar, que es muy frecuente porque creen que es el estrés familiar y laboral. Debe ser consciente de que puede ser un síntoma de enfermedad cardiovascular grave, consultar al médico e insistir, y explicar si tiene factores de riesgo que puedan aumentar su riesgo. Deberá esperar que se le trate como se trata a los hombres con las pruebas adecuadas.

P. ¿Cuáles son las pruebas adecuadas?

R. Cuando una persona consulta con un dolor torácico con perfil de angina de pecho, lo normal es que el médico, además de hacerle preguntas y una exploración adecuada, le haga un electrocardiograma, que es la prueba indicada para establecer si es un infarto agudo de miocardio. También tenemos mucho que mejorar en el tratamiento. Se tiende a tratar menos a las mujeres, a prescribirles menos pastillas de las que sabemos que mejoran la evolución de la enfermedad y el pronóstico. Incluso en el caso de que haya que hacer cateterismo u otros procedimientos más agresivos para tratar el infarto, también se ha comprobado que se tiende a hacer menos en las mujeres. Hay que trabajar por acabar con esta situación y ofrecer a las mujeres el mismo tratamiento que a los hombres.

Más presencia femenina en estudios de investigación

Además de los mensajes dirigidos a la población, también es importante que la mujer, como segmento de la población, esté bien representada, y de forma específica, en estudios y planes de prevención de la salud.

P. En la Estrategia Nacional Cardiovascular, ¿se tiene en cuenta a la mujer de forma específica?

R. Sí, este fue uno de los puntos a trabajar. Como Sociedad Española de Cardiología (SEC) participamos en la elaboración de la Estrategia de Salud Cardiovascular y entre los objetivos del plan están los aspectos que estamos comentando. Lo primero es abordar la prevención, porque todo empieza con la prevención. Debemos ser conscientes de que la mujer puede tener factores de riesgo cardiovascular clásicos y específicos, prevenirlos y tratarlos. Una vez que la enfermedad cardiovascular esté establecida, hay que garantizar que el tratamiento se le ofrezca igual que a los hombres.

Si tiene un dolor de pecho en casa de esas características que hemos mencionado, tiene que consultar. No tiene que pensar que se le va a pasar

Otra meta relevante es incorporar a las mujeres en más estudios de investigación porque otro de los problemas que tenemos es que hoy en día tratamos a las mujeres como a los hombres, pero tenemos menos información científica que nos diga que tiene que ser así. Y las mujeres son diferentes.

“Se les trata como a los hombres porque los ensayos clínicos se han hecho así, pero en estos ensayos, y en la investigación de fármacos se han incluido a muy pocas mujeres. Estamos trabajando en ello, -explica la secretaria general de la SEC-. Todavía no hay un protocolo claramente establecido para aplicar estas líneas de trabajo en todo el sistema sanitario de salud, pero se está trabajando en ello y desde la SEC facilitamos ese impulso que permita tener más protocolizados estos aspectos específicos de la enfermedad cardiovascular en la mujer”.

P. Desde la SEC, ¿en qué proyectos estáis trabajando?

R. Queremos ir un paso más allá como institución para poder llegar de una forma más directa a la sociedad. La SEC lleva años trabajando incansablemente y continúa sumando esfuerzos en la mejora de la atención cardiovascular destinada a las mujeres. LA SEC cuenta con un grupo de trabajo específico de mujeres en cardiología y, sumado a ello,  en este periodo la SEC pretende maximizar el soporte institucional para el desarrollo de acciones que mejoren el reconocimiento de los riesgos y el manejo de la enfermedad cardiovascular en la mujer, bajo un nuevo proyecto denominado MUJER Y CORAZÓN .

P. ¿A nivel estadístico se ha observado si la clase social influye?

R. La clase social influye y vemos un peor control de los factores de riesgo cardiovascular y más enfermedad coronaria en sectores desfavorecidos.

Tenemos el registro Recalcar  ( que es un registro de la de datos de la SEC sobre la situación de la asistencia cardiológica en España) , y de ahí podemos extraer datos útiles para evaluarlo, y también los datos del Ministerio de Sanidad.

P. ¿Hay algo que las mujeres hacen mal a diario en relación con los factores de riesgo cardiovascular?

R. Uno de los más graves es la falta ejercicio físico. Condicionada por el trabajo, por los hijos, su entorno, el hecho de que sea cuidadora, hace que la mujer dedique menos tiempo a cuidarse. El sedentarismo, la falta de ejercicio, es uno de los factores de riesgo en los que tenemos que hacer hincapié y donde también hay diferencias con el hombre que hemos de saber manejar.