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Caso Epstein David Boies, abogado de una de las menores abusadas 'Simpatizo con la reina, pero el príncipe Andrés no puede esconderse de esto'

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Este abogado representa a Virginia Giuffre, la mujer que ha demandado al príncipe Andrés por abusar sexualmente de ella cuando era menor de edad. El hijo de la reina de Inglaterra niega la acusación, pero este famoso letrado norteamericano tiene experiencia en ganar casos difíciles...

Por Will Pavia | Fotografía: Kholood Eid

Sábado, 09 de Octubre 2021

Tiempo de lectura: 9 min

David Boies es alto y larguirucho, lleva 50 años en activo y tiene fama de hacer trizas a sus oponentes. Según la leyenda, el día que este abogado se levantó para interrogar a un antiguo mando de las fuerzas estadounidenses en Vietnam, los periodistas en la sala empezaron a tararear el tema de la película Tiburón. Y la melodía no iba dirigida precisamente al militar.

Por otro lado, cuando contra-interrogó a Bill Gates, la humillación fue tan absoluta que Microsoft estuvo a un paso de desaparecer. Es verdad que en los últimos años su prestigio se ha visto algo empañado, en especial por su defensa de Harvey Weinstein, el magnate de Hollywood condenado a 23 años de prisión por sus delitos sexuales. Incluso hay quienes lo acusan de amenazas y de juego sucio, algo que Boies niega.

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Una imagen muy comprometedora. El príncipe Andrés con su demandante, Virginia Giuffre, que lo acusa de abusos cuando era menor y, más atrás, Ghislaine Maxwell, la supuesta ‘madame’ de Jeffrey Epstein, hoy acusada de tráfico sexual.

Con 80 años, el letrado se dispone ahora a liderar la acusación contra el príncipe Andrés. «Lo que no equivale a ir contra la familia real británica, ojo», dice. «Yo no lo veo así, por lo menos». Boies presentó la denuncia contra el príncipe Andrés en Nueva York el mes pasado. Su alegato: abusó sexualmente de Virginia Giuffre en tres ocasiones... Una de ellas en la mansión que su amigo Jeffrey Epstein tenía en Manhattan cuando la denunciante tenía 17 años, o sea, era menor de edad.

El duque de York niega tales acusaciones.

El abogado defiende su punto de vista. «Voy a por un individuo en particular, uno que perpetró unos actos que la familia real, sin duda, encuentra detestables en privado. Me hago perfecto cargo de que para la familia no es fácil. Me hago perfecto cargo del estado de ánimo de la reina, y lo siento muchísimo por ella, como lo sentiría en el caso de cualquier otra madre cuyo hijo se metiera en los mismos problemas que el príncipe Andrés».

«Me hago perfecto cargo del estado de ánimo de la reina y lo siento por ella, como lo sentiría por cualquier madre cuyo hijo se metiera en los problemas del príncipe Andrés»

Añade que poner en manos del príncipe la documentación de la denuncia no ha sido tarea fácil. «Hay quien dice que lo hemos estado persiguiendo por todas partes, mientras paseaba montado a caballo o casi, hasta tirarle los papeles encima. Pero no ha sido exactamente así», asegura. Es verdad que su bufete envió a un investigador, pertrechado con dicha documentación, a las puertas de Windsor... Donde el personal de seguridad tenía orden de «no dejar entrar en la propiedad a toda persona que se presentase con una orden judicial de cualquier clase», según indicó este investigador en una declaración jurada. El personal terminó por proporcionarle al investigador el número de teléfono de Gary Bloxsome, a quien describieron como el abogado personal de Andrés.

Bloxsome escribió de inmediato a un alto magistrado londinense para quejarse del procedimiento seguido por la acusación y aventurar una posible argumentación destinada a liberar al duque de toda responsabilidad en este caso, al tiempo que matizaba que él no era el representante legal de Andrés.

Quien sí actúa en nombre del duque de York es Andrew B. Brettler, un abogado de Hollywood. Durante la vista preliminar, Brettler ha dejado dicho que tiene «poca o nula confianza» en la veracidad de los argumentos recogidos en la denuncia.

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La acusadora del príncipe, hoy. Boies llega al tribunal con su defendida, Virginia Giuffre (en el centro), una de las chicas 'reclutadas' por Jeffrey Epstein y que acusa al príncipe Andrés de haber abusado sexualmente de ella cuando todavía era menor de edad. |GETTY IMAGES

Para el abogado de la acusación, en cambio, todas estas actuaciones muestran que Andrés está siguiendo la táctica del avestruz. «Pero no por ello va a desaparecer la demanda judicial».

Boies es el mayor de cinco hermanos y creció en una población rural de Illinois. Aquejado de dislexia, tuvo problemas para aprender a leer, «pero otros aspectos indicaban que no era tonto del todo», ironiza

Una carrera de película 

La mayor parte de su carrera profesional se ha centrado en la defensa de corporaciones. Representó a la CBS en una disputa por el acceso de los periodistas a la Casa Blanca. Algo después, el general William Westmoreland denunció a la CBS por difamación: el canal había informado de que, en su momento, el militar había mentido sobre las posibilidades estadounidenses de ganar la guerra en Vietnam. La corporación volvió a recurrir a Boies.

«Fue el contrainterrogatorio más difícil de mi carrera», recuerda. «Westmoreland era un patriota. Se había pasado la vida sirviendo en el Ejército. Tenía una estampa imponente, parecía sacado de una película. Medía casi dos metros y andaba tieso como un palo. Y yo no quería mostrarme irrespetuoso». Por otro lado, «tenía que convencer al jurado de que este gran patriota que tanto respeto inspiraba en realidad era un embustero».

«Cuando era el abogado de Weinstein, había colas en su despacho; todos querían trabajar con él. Pero ahora todos tienen memoria selectiva de lo sucedido»

El primer día se anduvo con cuidado, limitándose a recordar algunas de las declaraciones del general. Luego se las arregló para que Westmoreland insistiera en que él nunca había dicho a sus superiores que «estamos llegando a la luz al final del túnel»... Y a continuación sacó a relucir un cablegrama enviado por el propio general a su superior directo en el que decía precisamente eso.

Resultado: Westmoreland retiró la demanda. Boies se convirtió en una estrella de la abogacía.

A finales de los noventa se las vio con Bill Gates. El Departamento de Justicia lo contrató para llevar la demanda contra Microsoft, acusada de valerse de su sistema operativo para dificultar que los competidores pudieran proporcionar servicios de búsqueda en la Red.

Boies explica que Gates le pareció «un enemigo de cuidado» y «un testigo cuyas declaraciones podían ser muy peligrosas». «Hablé con él antes de presentar la denuncia y resultó ser un hombre brillante a la hora de defender su postura, elocuente, convincente. Tomé buena nota y me dije que tendríamos problemas en la vista. Pero, en la sala, Gates se concentró en la terminología, se puso a discutir sobre el sexo de los ángeles, y así no ganas un juicio –recuerda–. Al final me brindó muchas oportunidades». Para entonces, David Boies se había convertido en una especie de Atticus Finch.

Posteriormente representó a Al Gore —en Florida, primero, y ante el Tribunal Supremo, después—, cuando la enconada disputa por los resultados de las elecciones presidenciales de 2000. Se pasó 32 días seguidos «trabajando día y noche –explica–. Aquello fue una verdadera montaña rusa. Pensamos que habíamos ganado, pensamos que habíamos perdido, que habíamos ganado… Hasta que lo perdimos todo». El Tribunal de Florida declaró que el recuento era procedente, pero el Supremo ordenó su cese inmediato. Una decisión que, en opinión de Boies, «es una de las cuatro o cinco más desafortunadas tomadas por el Tribunal Supremo en toda su historia».

«Claro que me froté las manos al ver la entrevista del príncipe Andrés. Es inexplicable que sus asesores le permitieran salir en la tele. No tenía una explicación plausible, fue arrogante...»

Sobre Weinstein, a quien representó legalmente durante años, recuerda que «entonces siempre había un montón de gente haciendo cola frente a su despacho. Todos querían trabajar para él, pero ahora, eh, tienen memoria selectiva –argumenta–. Desde siempre se decía, y con fundamento, que Weinstein se acostaba, de forma consensuada, con actrices y demás». Pero el abogado niega que hubiera pruebas de que se produjeran relaciones sexuales abusivas, hasta que las revelaron los medios norteamericanos. El caso lo salpicó incluso a él mismo en octubre de 2017, cuando el New Yorker reveló que meses antes de que estallase el escándalo, Boies, en representación  de Weinstein, había firmado un contrato con la empresa israelí Black Cube. Su misión: encontrar trapos sucios de ciertas personas para evitar que un periódico neoyorquino publicara nuevas revelaciones negativas sobre Weinstein.

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Con su antiguo defendido, Harvey Weinstein. El abogado y su esposa con Harvey Weinstein cuando este era un reputado y exitoso productor y Boies, su representante legal, cuyos honorarios, por hora, alcanzaban los 1850 dólares. Ahora, Weinstein cumple una condena de 23 años de cárcel por diversos delitos sexuales.GETTY IMAGES

Boies explica su versión. «El contrato que yo firmé sencillamente encargaba a Black Cube que investigara las acusaciones formuladas por cierta mujer, unas acusaciones que Weinstein desmentía de forma categórica –asegura–. Lo primero que teníamos que hacer era saber qué era lo que aquella mujer estaba diciendo exactamente. Y, mire, hay mucha hipocresía en lo referente a la contratación de detectives privados. El New York Times bien que los contrata cuando tiene que hacer frente a una querella por difamación». Boies lo sabe de primera mano, porque a la vez trabajaba como abogado del famoso diario neoyorquino.

Corre el rumor de que Boies aceptó representar a Virginia Giuffre –la mujer que acusa al duque de York de abusar de ella cuando era menor– para salvar su reputación profesional, algo maltrecha.

«Bill Gates es un enemigo de cuidado, un hombre brillante, elocuente. Pero en el juicio se concentró en la terminología, y así no es como ganas un juicio»

Sin embargo, hay que destacar que empezó a llevar su caso mucho antes, en 2014. Giuffre por entonces ya tenía abogados, pero «estaban algo 'acoquinados'. Eran conscientes de que iban a encontrarse con ataques desde distintos flancos y lo que Virginia necesitaba era un bufete con muchos recursos».

Un príncipe en el banquillo 

Virginia Giuffre acusó al magnate Jeffrey Epstein y a su colaboradora Ghislaine Maxwell de procurar sus servicios sexuales para el príncipe Andrés. Maxwell respondió acusando a Giuffre de embustera. Y Boies y su representada contraatacaron con una demanda por difamación. «Con el tiempo, la señorita Maxwell se vio obligada a efectuar una importante reparación económica –explica–. Pero, en último término, lo principal fue que pudimos documentar varios casos de proxenetismo de forma pormenorizada».

Con el tiempo, las declaraciones de Maxwell terminaron por volverse contra ella y culminaron en su encarcelamiento preventivo en una prisión de Brooklyn, a la espera del juicio que va a celebrarse en noviembre. Boies dice que nada impide que Andrés efectúe su declaración en Londres y que las grabaciones sean presentadas como pruebas en el juicio. O que el duque intente llegar a un acuerdo extrajudicial de alguna clase.

Lo cierto es que la posibilidad de que Andrés logre evadirse del juicio se reduce día a día. Tras la vista preliminar, en la que Brettler –el abogado del duque– alegó que la documentación no le fue notificada de forma procedente, Boies contestó con un memorando en el que expone que el protocolo de defensa de un acusado «no puede convertirse en un juego del escondite tras los muros de un palacio».

«El documento confidencial del que hablan los abogados de Andrés (una presunta renuncia de la chica a denunciarlo) no lo protege ni por asomo. Es irrelevante»

Los abogados del duque alegan, por su parte, que en 2009 la denunciante firmó un acuerdo con Epstein por el que renunciaba a presentar denuncia contra Andrés. Un acuerdo que los abogados solicitan hacer público.

«Lo que es irrelevante –comenta Boies–. Se trata de un documento confidencial, por lo que no puedo entrar en detalles, pero… este documento ni por asomo protege al príncipe Andrés».

Pregunto por su opinión personal sobre la entrevista que Andrés concedió al programa de televisión Newsnight, desastrosa para los intereses del príncipe.

«Encuentro inexplicable que sus asesores le permitieran salir en la tele de esa forma», es su respuesta. «La entrevista solo sirvió para acrecentar el interés y dejar claro que no tenía una explicación plausible. Por no hablar de la arrogancia con que se estuvo expresando y de la falta de arrepentimiento de la que hizo gala, en las antípodas de lo que le convenía».

Le pregunto si se frotó las manos al verla. «Sí, claro», reconoce sin problema. «No lo dude ni por un segundo». Y eso que, en opinión de Boies, «la entrevista fue amable, servil incluso. Otros entrevistadores habrían sido mucho más implacables».

Y usted, ¿cómo piensa proceder?, le pregunto. «Hablando en general, lo más efectivo es ser pacientes y examinar los hechos desnudos uno a uno hasta que resulten incontrovertibles».

Una respuesta razonable. Y amenazadora.


@ The Times Magazine