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Gerardo Cuerva Presidente de la Confederación Española de Pequeña y Mediana empresa (CEPYME) «QUE LA MINISTRA YOLANDA DÍAZ SE VAYA ACOSTUMBRANDO A TRABAJAR»

Gerardo Cuerva es la voz del 99,8 de las empresas de nuestro país. Con motivo del reciente encuentro NextSpain para abordar el futuro de las pymes, celebrado en Valencia, entrevistamos al presidente de la Confederación Española que las agrupa (Cepyme). La reforma laboral, la subida del salario mínimo, la crisis... temas no nos faltan.

Por María de la Peña Fernández-Nespral | Fotografía: Daniel Méndez

Domingo, 20 de Febrero 2022

Tiempo de lectura: 8 min

Gerardo Cuerva es la voz de las pymes, el presidente de Cepyme desde 2019, la patronal de las pequeñas y medianas empresas que representa nada menos que al 99,8 por ciento del tejido empresarial español. Él mismo está al frente de una mediana de 170 trabajadores en el sector energético. La empresa familiar casi centenaria heredada de su abuelo y su padre. Orgulloso de ser tercera generación, asegura que hablar de empresa es hablar de su propia vida. «Lo llevo en la sangre. Cuando me preguntan qué soy, contesto que empresario, no ingeniero industrial. Soy empresario las 24 horas del día, siete días a la semana», afirma satisfecho. Aún con la resaca a cuestas de la difícil negociación de la reforma laboral de la que ha sido interlocutor junto con el presidente de la CEOE, entre Gobierno y sindicatos, sigue insistiendo en que se han salvado los pilares básicos de la reforma de 2012 a pesar de no gustarle. Tiene claro también que no es el momento de subir el salario mínimo interprofesional como ha aprobado el Ejecutivo. «¡Con la que está cayendo!», exclama.


XLSemanal. ¿Cuál es el diagnóstico de la economía en España? Tenemos una subida de la inflación del 6 por ciento, el Gobierno ha subido el salario mínimo a 1000 euros...

Gerardo Cuerva. Creo que es el momento, y lo digo de verdad, de ajustarnos el cinturón. Todos estamos sufriendo: empresa y trabajador. Con un IPC elevado, nadie gana y lo que no podemos hacer es alentar la espiral inflacionista con las subidas salariales. Estamos en productividades negativas y la economía no se ha recuperado. La empresa no está recuperada, sino reactivada. Cuidado con el populismo y la demagogia del tema salarial.

XL. ¿En qué se apoya el Gobierno para subir el salario mínimo?

G.C. No puede ser que el Gobierno utilice la subida como arma electoral. Yo le digo a Yolanda Díaz que no es la ministra ni la vicepresidenta de sus votantes, sino de todos los españoles. España es el país que más decreció de la OCDE después de la pandemia. Hemos subido, pero estamos aún por debajo de los niveles prepandémicos. Hay sectores que están mejor, como el tecnológico, pero otros muchos no se pueden permitir una subida.

«La subida del salario mínimo es pura demagogia. ¿Yolanda Díaz está viendo la realidad del tejido empresarial español? ¡Que lo estamos pasando muy mal!»

XL. La pandemia ha hecho cerrar a 7000 pymes y las subidas de la factura de la luz son demoledoras para los trabajadores y también para los empresarios. 

G.C. Los precios de las materias primas se han disparado, las cadenas de suministro, en muchos procesos, se han roto; la energía por las nubes… ¿Yolanda Díaz está viendo la realidad del tejido empresarial español? ¡Que lo estamos pasando muy mal! Que hemos perdido nuestro patrimonio… La luz era prácticamente un coste fijo que estaba dentro del plan de negocio. Hoy el recibo de la luz determina incluso la viabilidad del propio negocio. Estamos sufriendo.

XL. Le imagino cansado después de nueve meses de negociación de la reforma laboral.

G.C. Ha sido una especie de día de la marmota. No hay que olvidarse de dónde partíamos. La cartera de Trabajo del Gobierno está liderada por un partido con ideas comunistas. La reforma que se proponía eliminaba la subcontratación, imponía un intervencionismo total a nivel sindical, una prohibición del uso de la temporalidad… Uno parte de ahí y hemos conseguido que prevalezcan los pilares básicos de la reforma de 2012.

XL. En ese punto, ustedes realmente han metido un gol al Gobierno y no al contrario porque han logrado mantener la esencia de la reforma de Rajoy de 2012.

G.C. No entramos en medallas para nadie, pero lo que no era de recibo es que se mercadeara con España; que intereses nacionalistas o independentistas tuvieran cabida en la negociación. Las prebendas no son aceptables.

«Los gobiernos tienen que poner las pymes en el centro de sus políticas y no en la diana. Los fondos europeos tienen que llegar a las empresas, sean del tamaño que sean y estén en el rincón de España en el que estén»

XL. Pactar es importante y eso, en este caso, ha prevalecido. 

G.C. En la vida, llegar a acuerdos te hace mejor. Y no significa estar de acuerdo. Tengo tres hijos adolescentes. La mayoría de las veces pacto con ellos y no estoy de acuerdo y seguro que ellos tampoco.

XL. La ministra de Trabajo afirma que trabaja muchísimo…

G.C. ¡Si supiera cómo nos levantamos y nos acostamos nosotros los empresarios! Dormimos con un ojo abierto siempre, 24/7, y ella ha descubierto que se acuesta muy tarde un jueves y se levanta un viernes. Desgraciadamente hay muchos trabajadores que concilian muy poco su sueño. ¿Quién ha dicho que no hay que sufrir? Que se vaya acostumbrando a trabajar. Igual es que antes no lo había probado…

XL. Hay vida en las patronales más allá de la reforma. ¿En qué están trabajando ahora?

G.C. Por ejemplo, en la morosidad, que en España está disparada. El eslabón de la pyme es el que más lo sufre. Acabamos el año 2021 con cerca de 264.000 millones de deuda comercial fuera de plazo. Eso significa más de 1300 millones de euros de intereses.

XL. Usted es el portavoz del 99,8 por ciento de las empresas en España. Muchas son miniempresas. ¿Cómo se consigue que crezcan?

G.C. Es otra de las cosas en las que estamos trabajando. Pero ¿dónde están las normas que permiten a la empresa española crecer? El tamaño medio de

la empresa española es de 4 trabajadores; en Alemania, de 11; y en Reino Unido, de 19. El 50 por ciento de las empresas después del tercer año de su creación desaparece y tiene una media de vida de 11 años, frente al 19,6 que tiene Europa.

«Esta sexta ola ha vuelto a golpear a los que estaban saliendo. Es muy duro cerrar la persiana y tener que seguir pagando lo que debes»

XL. Usted hablaba de una nueva ley que está promulgando el Gobierno para que crezcan las pymes.

G.C. Se llama Crea y crece. Ahora mismo estamos en conversaciones con el Gobierno para salvar los más de cien obstáculos que hemos detectado para el crecimiento de una nueva empresa.

XL. ¿Seguimos siendo tremendamente burocráticos?

G.C. Me identifico más con la filosofía anglosajona, con la dinamización de la Administración. Que una vez que cumplas los requisitos para abrir una empresa, lo hagas rápido.

XL. Con la tasa de paro que tenemos, sin embargo, faltan electricistas, fontaneros, profesionales del sector del automóvil… ¿Hay que revalorizar la formación profesional?

G.C. Estamos consiguiendo convencer al Gobierno de que la formación profesional tiene que ser ágil porque no tiene sentido que la formación esté lejos del tejido empresarial. Hoy te formas, trabajas, sigues formándote, cambias de trabajo, de provincia, incluso de país. Hay que apostar por la capacidad de crear puestos de trabajo, la empleabilidad.

XL. ¿Las pymes están en la UCI?

G.C. Están reactivadas, no recuperadas, y sufriendo.

XL. ¿Cómo le ha afectado a usted la pandemia? ¿Ha sufrido como empresario de una pyme mediana?

G.C. Hemos apostado mucho por la innovación. Yo me identifico mucho con el conjunto de la empresa española. Hay sectores que están tirando y otros que no. Esa es la pura realidad del tejido empresarial español. Esta sexta ola ha vuelto a golpear a los que estaban saliendo. Es muy duro cuando tienes que cerrar la persiana, pero no dejas de pagar lo que debes. Llevamos dos años en los que el grifo de abajo sigue abierto y, sin embargo, te cortan el de arriba. El depósito se vacía. Es incuestionable. Muy duro.

«Mi mujer es un primor, es matrona y me eligió. Yo pienso que son las mujeres las que nos eligen»

XL. Desde las patronales ¿deberían hacer pedagogía para quitar el estigma del empresario demonizado?

G.C. Se le pone un marchamo. Soy de los que creen en la empresa privada, en la propiedad privada, en el libre comercio y la libre competencia, en la colaboración público-privada. No creo que todo tenga que ser público, que todas las empresas tengan miles de trabajadores con capital público. Ese modelo se asemeja más a un modelo comunista. Me parece muy bien que la ministra de Trabajo sea comunista y que se enorgullezca de ello, pero yo no lo soy.

XL. ¿Por qué España no es un país innovador?

G.C. En los últimos 20 años no ha apostado por la innovación. Pero no quiere decir que el español no sea innovador, sino que las políticas no facilitan el camino para serlo. Es impresionante el potencial de talento que tenemos. La cuarta generación de mi empresa ya está formándose fuera. Siempre le digo a ese talento español que emigra que vuelva. Que aprenda, coja aire e ideas, pero que vuelva a casa para hacerlo mejor.

XL. ¿Los fondos Next Generation serán el maná?

G.C. Hicimos una encuesta y el 65 por ciento de las empresas no espera que lleguen los fondos. La gente está preocupada. La empresa española no está para nada, estamos endeudados hasta las trancas y el Gobierno pide cofinanciaciones muy altas: el 70 por ciento de la aportación de la pyme frente al 30 de los fondos. Las convocatorias tienen unos plazos ridículos que no permiten a la empresa reunir la documentación… El dinero tiene que llegar a las empresas, sean del tamaño que sean y estén en el rincón de España que estén.

XL. ¿Cómo desconecta de su doble responsabilidad al frente de su empresa familiar y como presidente de la patronal de las pymes?

G.C. Tengo una tercera responsabilidad, que es mi casa. Mi mujer es un primor, una alegría. Es matrona y me eligió. Yo pienso que son las mujeres las que nos eligen. Y tengo tres hijos maravillosos. Uno nunca desconecta, pero estando con amigos y familia cargo las pilas. Y si encima me ponen una chimenea soy el tío más feliz del mundo. La mejor terapia es estar cerca de los que te quieren.

XL. ¿Qué le diría a un empresario de una pyme en estos momentos?

G.C. Que tiene la actividad más bonita que se puede desempeñar. Que se sienta útil porque la sociedad lo necesita. Las pymes convenceremos a los gobiernos de que tienen que poner la empresa en el centro de sus políticas y no en la diana. Lo que hay que hacer es seguir trabajando. Ahora que la ministra de Trabajo lo ha descubierto… [ríe]. El español tiene valores. La meritocracia, la lealtad, el esfuerzo, para mí, son pilares básicos del estado del bienestar. Eso no lo podemos perder.