Rupert Murdoch elige a su sucesor Lachlan, el nuevo amo de la (des)información Líos y ajustes de cuentas en la familia dueña de la Fox, el mayor imperio mediático
Viernes, 15 de Diciembre 2023, 11:12h
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La fortuna de los Murdoch se estima en 17.000 millones de dólares. El lujo de sus mansiones, sus yates, sus jets… y la dimensión de su poder no están al alcance de la imaginación de la mayoría si no fuera porque la serie Succession, inspirada en esta mediática familia, los han hecho visibles. La serie aborda la sucesión dentro de un emporio de medios de comunicación idéntico a News Corp; un imperio que, precisamente, acaba de vivir una transición en su sillón de mando: la realidad corre paralela a la ficción.
A sus 92 años, y después de innumerables giros de guion, Rupert Murdoch –el patriarca– ha designado por fin heredero. El afortunado ha sido su hijo Lachlan, el primogénito, que asumió hace un par de semanas el control de News Corp, un conglomerado que facturó 25.000 millones de dólares el año pasado y que incluye Fox News, el New York Post y The Wall Street Journal en Estados Unidos; el prestigioso The Times y el sensacionalista The Sun en el Reino Unido; la editorial Harper Collins, 29 cadenas de televisión regionales de Estados Unidos y la cadena de periódicos más grande de Australia, país de origen de la familia.
Durante años, Rupert Murdoch estuvo deshojando la margarita del poder entre sus hijos. Padre de seis, no todos estaban en las quinielas. La mayor, Prudence –fruto de su primer matrimonio, con la modelo Patricia Booker–, nunca figuró en las apuestas, aunque se lleva bien con su padre. Tampoco las dos veinteañeras, Chloe y Grace, que Rupert tuvo con su tercera esposa, la china Wendi Deng. Son los tres hijos de su segundo matrimonio, con la periodista Anna Mann, los que han estado siempre en 'el eje del poder': Lachlan, James y Elizabeth.
La primera decisión del nuevo emperador
Desde noviembre, Lachlan controla por completo las principales compañías de su familia: Fox Corporation y News Corp. Según su biógrafo, Paddy Manning, el segundo hijo de Rupert Murdoch siempre mantuvo una relación de amor-odio con su padre, aunque ideológicamente no sean muy distintos. Prueba de ello es su primera decisión: incorporar al consejo de administración de Fox Corporation al conocido negacionista climático Tony Abbott. El mensaje de esa designación se ha entendido a la perfección en todas las redacciones del imperio Murdoch, desde Sídney hasta Nueva York. Todos los empleados recordaron entonces las palabras de Lachlan cuando hace dos años se le preguntó sobre el comportamiento de Fox News: «No, lo que hacen no me parece vergonzoso en absoluto».
El gran pilar de su emporio –News Corporation– es Fox News, pero incluye también The Wall Street Journal, The Times, The Sun y decenas de televisiones y diarios regionales en tres continentes
El primogénito se refería al cuestionamiento permanente que la cadena hacía de la victoria electoral de Joe Biden. Sus presentadores repitieron hasta la saciedad que el triunfo del demócrata sobre Donald Trump no había sido limpio, con lo que abonaron el terreno para el posterior asalto al Capitolio, al tiempo que sus audiencias subían como la espuma.
En enero pasado, Rupert Murdoch llegó a admitir ante el juez que sabía que las acusaciones de fraude que lanzaban los presentadores e invitados de Fox News contra Dominion, empresa fabricante de máquinas de votación, eran falsas. A la pregunta de si habría podido intervenir, el propietario de Fox respondió: «Habría podido. Pero no lo hice». Tres meses más tarde, Fox News pagó a Dominion la suma récord de 787,5 millones de dólares para evitar un juicio por difamación ante un tribunal federal.
Era una derrota en toda regla para los Murdoch…, pero los fracasos son menos si se enjuagan con dinero. ¿Qué son 787 millones para una familia que solo por vender la productora de cine 21st Century Fox a Disney se embolsó 71.000 millones? De hecho, no es el primer escándalo del que salen indemnes. En 2011 les salpicó un caso de escuchas ilegales que acabó provocando el cierre del diario sensacionalista británico News of the World. Durante años, este periódico de los Murdoch espió, por citar unos casos, los coqueteos extramatrimoniales del todavía príncipe Carlos y Camila Parker, al actor Hugh Grant y a los príncipes Guillermo y Enrique.
El escándalo no impidió que la familia siguiera conservando dos periódicos determinantes en el Reino Unido, The Times y The Sun. Dos diarios de los que el clan hizo buen uso para montar la campaña de desinformación que facilitó la apretada victoria de los partidarios del brexit.
A Rupert le gustaba humillar a su primogénito, en público y en privado. Tras una discusión, Lachlan dejó la empresa durante nueve años
Ahora, el cambio generacional en esta poderosa familia coincide con un momento delicado en Estados Unidos. El país se encamina hacia una salvaje campaña electoral por la presidencia, en la que la desinformación desempeñará un papel clave. Por otro lado, el imperio Murdoch no atraviesa su mejor momento. Los tiempos cambian, la digitalización, los pleitos… incluso su relación con Trump ya no es la misma. De ahí el especial interés que suscita la figura de Lachlan. Un hombre rodeado de misterio. Tanto que ni el periodista de investigación Michael Wolff, uno de los que más lo han tratado, ni el autor de su biografía se atreven a definirlo.
Los secretos del ciudadano Murdoch
Nacido en Wimbledon (Inglaterra) y criado en Estados Unidos, Lachlan vive con su mujer, Sarah, antes modelo y presentadora de televisión, y sus dos hijos en Sídney desde 2021. Se lo considera educado y aventurero, le gusta la pesca submarina, evita las fiestas y disfruta viajando en su superyate de 150 millones de dólares.
Estudió Filosofía en la elitista Universidad de Princeton, pero pronto se incorporó al negocio. De hecho, ayudó a crear Fox News. Desde muy joven, Lachlan parecía destinado a ser el heredero del imperio. Nadie parecía hacerle sombra: su hermano James estaba centrado en sus discográficas y en la televisión por satélite en Asia, mientras que su hermana Elisabeth había fundado su propia productora en Londres.
Pero a Rupert le gustaba humillar a su delfín, tanto en público como en privado. Después de una discusión particularmente hiriente en la que el patriarca una vez más se posicionó contra su hijo frente al jefe de Fox News, Lachlan dio un portazo y renunció. En 2005 se trasladó a Australia y creó una sociedad de inversión independiente del clan. Tras la marcha del primogénito, su hermano James pasó al primer puesto, pero su compromiso con la protección del clima y la democracia no encajaban en la cultura de la empresa.
Finalmente, le estalló el escándalo de las filtraciones de News of the World, diario que estaba bajo su responsabilidad. Ni siquiera supo explicar qué había ocurrido. «Señor Murdoch, usted debe de ser el primer jefe mafioso de la historia que no sabe que dirige una organización criminal», le espetó un parlamentario laborista. En resumen: News of the World se hundió y con él las perspectivas de que James fuera 'el elegido'.
Eran tiempos duros para el grupo y Lachlan, nueve años después de su enojada partida, regresó a Estados Unidos para apoyar a la tambaleante empresa como nuevo «copresidente no ejecutivo». Al parecer, Rupert le suplicó su vuelta.
Hay mucha especulación sobre las inclinaciones políticas de Lachlan. «Soy más conservador económicamente –dijo en una mesa redonda en 2018– y más liberal en cuestiones sociales que mi padre». Según su biógrafo, Lachlan se ha vuelto más conservador con la edad. Michael Wolff lo ve de otra manera: «No creo que tenga ninguna opinión política. Simplemente hace lo que haría su progenitor».
Pero su padre no ha muerto. Tiene 92 y le gusta recordar que su madre vivió hasta los 103. En la actualidad, ocho votos deciden los designios de la fundación familiar. Cuatro pertenecen al patriarca, los otros se los reparten sus hijos. Si el padre muere, sus cuatro votos desaparecerían y James, Elisabeth y Prudence podrían unirse contra Lachlan para arrebatarle el control. Una vez expulsado del poder, los hermanos podrían desmontar el imperio y venderlo por piezas. O encauzarlo hacia un rumbo totalmente diferente.
Y queda una posibilidad aún más 'jugosa': si Rupert vive unos años más, sus hijas pequeñas tendrían ya 30 años y puede que quieran dar un paso adelante en la gestión de la empresa. Las 'niñas' hoy se muestran en las redes como ricas influencers, pero una estudia en Yale y la otra en Stanford... y seguro que no olvidan que sus hermanastros llegaron a acusar a su madre de ser una espía a las órdenes del Gobierno chino. La realidad muchas veces supera a la ficción.
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