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Andrew Roberts Historiador 'Carlos no es para nada el personaje que aparece en The Crown'

Andrew Roberts conoce bien a la reina de Inglaterra. Autor de varios libros sobre ella y su familia, el historiador británico habla en esta entrevista de la intimidad de esta soberana única... y de Carlos, Meghan, Guillermo, Thatcher, Churchill, Johnson... Pasen y lean.

Por Felix Bohr y Patricia Dreyer

Domingo, 20 de Febrero 2022

Tiempo de lectura: 9 min

Es uno de los historiadores y columnistas más influyentes de Gran Bretaña. Andrew Roberts, de 59 años, monárquico conservador, ha publicado varios libros sobre la historia de Inglaterra y la Casa Real británica. El último en llegar a las librerías españolas ha sido Churchill: la biografía (2019).

XLSemanal. Los británicos quieren homenajear el reinado de Isabel II, pero las aguas siguen revueltas en la familia: el príncipe Andrés y su implicación en un caso de abusos sexuales; Enrique y Meghan emigrados a Estados Unidos... ¿Cómo ha gestionado la reina estas crisis?

Andrew Roberts. Con firmeza. Cuando el príncipe Enrique se marchó del país, creyó que podría mantener su estatus de alteza real y una seguridad financiada por los contribuyentes. Pero la reina reaccionó –de una forma bastante brutal– arrebatándole ambos privilegios. Con Andrés ha hecho algo parecido. Ha tenido que renunciar hasta a su condición de miembro de honor del club de golf de St. Andrews.

XL. ¿Está el príncipe Carlos detrás de esas decisiones?

A.R. No. Pero estoy seguro de que la reina no decidiría nada sin saber que Carlos está de acuerdo.

XL. Todos los martes, la reina se reúne durante una hora con el primer ministro. ¿La reina se limita a escuchar… o tiene agenda política propia?

A.R. No, no. Si usted cree eso, es que ha malinterpretado la Constitución británica. La Casa de Windsor no sobreviviría ni 15 días si se inmiscuyese en los asuntos del día a día del país. Los Windsor son extremadamente buenos a la hora de percibir los cambios culturales y sociales y adaptarse a ellos. Pero impulsar esos cambios no es tarea suya.

XL. La reina dijo una vez que es una especie de «esponja» para sus primeros ministros. Todos los martes pueden desahogarse, contarle lo que piensan, y ella escucha… y guarda silencio sobre lo hablado.

A.R. Todos sus primeros ministros, y ya ha tenido catorce, han encontrado muy útiles estas conversaciones. Es la única vez en toda la semana que pueden hablar en confianza de política con alguien que no quiere su puesto...

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La aprobación de la Reina.
Isabel II lo tiene claro. «Quiero que, cuando llegue el momento, Camila sea reconocida como reina consorte». Apenas el 14 por ciento de sus súbditos aprobaba en noviembre esta decisión, pero ella ha querido dar así un espaldarazo definitivo a la idea de que su hijo Carlos –y no su nieto Guillermo– será su sucesor. La reina incluso, según el Daily Mail, quiere regalar a su nuera la corona que su madre llevóen la coronación de su padre, en 1937, con un diamante de 108 quilates.
GETTY IMAGES

XL. ¿Con cuál de los catorce se ha entendido mejor?

A.R. Con el conservador Alec Douglas-Home, pero solo estuvo un año en el cargo, entre 1963 y 1964. Tenían el mismo background, incluso estaban emparentados. Podían charlar sobre Escocia, pesca..., esas cosas.

XL. ¿Y cómo fue su relación con Margaret Thatcher?

A.R. Mucho mejor de lo que se dice. Cuando se retiró de la política, la propia reina decidió concederle dos importantes reconocimientos: la Orden del Mérito y la de la Jarretera. Es un honor que solo se le ha tributado a Winston Churchill. Esa historia de que las dos no podían soportarse fue un cuento para atacar a Margaret Thatcher.

'La soberana no es conocida por su pasión por la literatura o el arte. Pero, siendo honestos, tampoco sus súbditos'

XL. Porque dos mujeres con poder nunca pueden llevarse bien...

A.R. Un estereotipo machista clásico, sí.

XL. En 2017, poco antes del referéndum del brexit, se produjo un gran revuelo. Durante la apertura del Parlamento, la reina lució un sombrero azul con flores en forma de estrella y se interpretó como una señal a favor de la Unión Europea.

A.R. Era un sombrero, no una declaración política.

XL. ¿Por qué está tan seguro?

A.R. Esos días se rumoreaba que Michael Gove, miembro del gabinete ministerial, había dicho que la reina apoyaba el referéndum del brexit. Más tarde el propio Gove lo desmintió, aunque la historia llegó a la portada de The Sun. Isabel II es demasiado profesional como para mostrar cualquier preferencia. También se dice que el ex primer ministro David Cameron le habría contado al multimillonario estadounidense Michael Bloomberg que la reina ronroneó como un gatito cuando conoció el resultado del referéndum escocés…

'Estoy seguro de que Isabel II no decide nada sin saber que el príncipe Carlos está de acuerdo'

XL. En 2014, los escoceses votaron por permanecer en el Reino Unido.

A.R. Y no debería sorprendernos que la reina estuviese a favor de la permanencia. Cuando eres la soberana, lo suyo es que estés interesada en que el reino permanezca unido.

XL. Sobre todo porque el Imperio británico se vio reducido a la insignificancia durante su reinado…

A.R. Obviamente, la reina no lo ve así. En todo caso, el declive ya había empezado tras la Primera Guerra Mundial. La reina intentó salvar lo que se podía. Y cuando lo que está en juego es el prestigio, es decir, el denominado 'poder blando', una monarquía es muy útil. La reina es una estupenda embajadora de Gran Bretaña y uno de los motivos por los cuales los británicos pudimos poner fin al Imperio con éxito. Nos separamos de nuestras colonias de una forma bastante rápida y hoy seguimos manteniendo buenas relaciones con todas ellas.

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Tres 'royals' sin privilegios. «Cuando el príncipe Enrique se marchó del país, le retiró su estatus de alteza real y una seguridad financiada por los contribuyentes. Con Andrés ha hecho algo parecido», dice Roberts.GETTY IMAGES

XL. Quizá ese compromiso de la reina a favor de una mancomunidad como la Commonwealth hace que se le presuponga un sentimiento proeuropeo, ¿no le parece?

A.R. Gran Bretaña no tiene con la Commonwealth la misma relación que Bruselas quiso tener con Gran Bretaña; es decir, con una primacía de la legislación europea sobre la británica. No es posible equiparar ambas cuestiones.

XL. La muerte de Diana y el resentimiento hacia los Windsor que buena parte de la población experimentó a finales del verano de 1997 fue probablemente la peor crisis del reinado de Isabel II. Cuando se conoció la trágica noticia, los Windsor no volvieron de sus vacaciones en Escocia, la reina no estuvo en Londres al lado de su pueblo, un pueblo de luto. Los periódicos llevaban titulares como: «Demuéstrenos que le importa», y «¿Dónde está nuestra reina?».

A.R. La soberana hizo lo mejor para Guillermo y Enrique, los hijos de Diana, que estaban con ella de vacaciones en el castillo escocés de Balmoral. No coges a unos chicos de 13 y 15 años que acaban de perder a su madre y los metes de golpe en un escenario tan agitado como era el Londres de aquellos días.

'La reina nunca nos ha engañado, nunca ha querido ser quien no es. Nunca nos ha mentido'

XL. En su discurso sobre la muerte de Diana, pronunciado a los cinco días de su muerte, la reina se dirigió al pueblo no solo como reina, sino «como una abuela». Fue algo insólito. Pero el discurso fue calificado de frío.

A.R. La reina eliminó personalmente todo sentimentalismo que los responsables de relaciones públicas de palacio introdujeron en el discurso. Tachó las frases de las que no estaba convencida. Y ese es uno de los motivos por el que los británicos estamos orgullosos de ella. Nunca nos ha engañado, nunca ha querido ser quien no es. Nunca nos ha mentido.

XL. ¿Y cuál es su punto débil?

A.R. No es conocida precisamente por su pasión por la literatura o el arte. Por supuesto que lee, que va al teatro y a la ópera, pero no es una mecenas declarada de las artes como Carlos I, Jorge II o Jorge IV. Sus principales intereses son las carreras de caballos y los perros, y ahí el arte y la literatura no cuentan mucho. Pero, siendo honestos, tampoco es que le importen demasiado a sus súbditos. Es otro ejemplo más de lo mucho que Isabel II personifica a la nación británica.

XL. En ese punto –su nulo interés por el arte– se parece mucho a su padre y su abuelo.

A.R. Una vez, su abuelo Jorge V estaba visitando una exposición de arte en Francia. En un momento dado llamó a su mujer, la reina María, y le dijo: «¿Quieres reírte un rato? ¡Pues ven y mira esto!». Era una obra de Picasso.

XL. Al ver ahora los noticiarios de los años cincuenta cuesta creer el enorme prestigio que la monarquía tenía entonces. En 1954, cuando Isabel II regresó a casa después de seis meses en barco por las naciones de la Commonwealth, millones de personas salieron a las calles de Londres para aclamarla. El primer ministro, Winston Churchill, la acompañó durante los últimos kilómetros Támesis arriba, hubo salvas de cañón. Una nación extasiada le rendía homenaje a su joven y bella reina, símbolo de un nuevo comienzo tras los años de sufrimientos y privaciones de la guerra. Este grado de veneración ya es historia, ¿no cree?

A.R. ¡Espérense y verán! Esperen hasta comienzos de junio. Millones de personas aclamarán a la reina en todo el país y en toda la Commonwealth. Es increíblemente popular. El mundo se va a sorprender al ver lo mucho que el pueblo adora a su reina. Y sigue siendo una mujer hermosa, tanto por dentro como por fuera.

'Si se quisiera minar la legitimidad de la monarquía, saltarse una generación sería la forma idónea de hacerlo'

XL. Pero algún día dejará de estar ahí. ¿Qué sucederá entonces?

A.R. Guillermo y Catalina también son increíblemente populares. Apenas cometen errores y, sobre todo, Catalina se ha convertido en una maravillosa futura reina. Y me gustaría recalcar que el príncipe Carlos no es el personaje que aparece retratado en series como The Crown. Es una persona reflexiva, ha sido un adelantado en cuestiones como la protección del medioambiente y el clima. Para mí, como historiador, es muy importante lo mucho que se ha implicado en que se enseñe Historia en los colegios. Y el título de Defensor de la Fe que ostentan los reyes de Inglaterra lo interpreta en un sentido amplio, como defensor de todas las fes y no solo de la cristiana.

XL. También se le achaca ser una persona que se mete en debates a los que nadie lo ha invitado. Ahí están, por ejemplo, sus comentarios despectivos sobre la arquitectura moderna.

A.R. Aquí, en Londres, vivo a varios cientos de metros de unos edificios muy hermosos que, de no haber sido por una de esas intromisiones del príncipe Carlos, hoy se habrían convertido en horrores de 16 pisos de alto levantados con dinero de Catar. Precisamente, su postura contraria al brutalismo en la arquitectura lo ha hecho muy popular. Creo que el futuro de la monarquía es mucho más halagüeño de lo que se suele decir. La reina morirá un día, pero la monarquía es como un libro: un capítulo termina y empieza el siguiente.

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Experto. Andrew Roberts es uno de los historiadores británicos de mayor prestigio. Profesor en el King's College de Londres y conocido internacionalmente por su libro 'La tormenta de la guerra', sobre la Segunda Guerra Mundial.CORDON

XL. ¿La idea de que la sucesión al trono pueda saltarse una generación y pasar directamente de Isabel II a su nieto Guillermo carece de sentido?

A.R. Es una completa tontería. Si se quisiera minar la legitimidad de la monarquía, saltarse una generación sería la forma idónea de hacerlo. Y lo sería precisamente porque llevamos mil años sin poder elegir al que va a ser el próximo soberano. Puede que en las encuestas sea una opción muy popular, pero destruiría la institución. No hay motivo por el cual Carlos no pueda ser rey.

XL. La Segunda Guerra Mundial, la era Thatcher, el conflicto en Irlanda del Norte, la guerra de las Malvinas… ¿qué acontecimiento histórico le ha afectado más?

A.R. Los atentados terroristas del 11-S. Aquel día envió un breve mensaje al pueblo estadounidense que también emocionó mucho a los británicos: «El dolor es el precio que pagamos por el amor». Y ordenó que la Guardia de Granaderos del palacio de Buckingham tocara el Barras y estrellas, el himno de Estados Unidos. También está siendo un ejemplo ahora, en la crisis del coronavirus. Su discurso televisado de abril de 2020 sobre la pandemia tuvo una cuota de audiencia récord. «Volveremos a vernos», dijo. Se la recordará por esa calma y serenidad en los momentos de crisis.

XL. Justo lo contrario se puede decir sobre Boris Johnson, un pésimo modelo durante la pandemia. ¿Qué piensa la reina de él?

A.R. Es imposible decirlo. El mundo lo descubrirá cuando se publiquen los diarios de la reina, pasados 75 años de su muerte… demasiado tarde para ustedes dos y para mí. No, nunca sabremos lo que piensa de Boris.

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