¿El ocaso de los móviles?
¿El ocaso de los móviles?
Miércoles, 02 de Octubre 2024, 16:23h
Tiempo de lectura: 5 min
Jesse Lyu, matemático y músico de formación, se define a sí mismo como «emprendedor en serie», y aunque puede que sus aportaciones no pasen a la historia de la revolución tecnológica, tiene sin duda olfato para 'lo que viene'. Por eso cuando presentó en enero en Las Vegas su Rabbit R1, despertó un interés inusitado para un aparato que no tenía una clara utilidad aparente.
Lo que proponía Rabbit R1, sin embargo, era interesane: la necesidad –o la tentación– de crear dispositivos específicos para la nueva inteligencia artificial generativa. Porque si ChatGPT y los otros asistentes virtuales son una novedad tecnológica y social tan disruptiva como anuncian no deberían 'limitar' su disponibilidad y usabilidad a los teléfonos inteligentes.
El Rabbit es un pequeño gadget con cámara, pantalla y micrófono que funciona autónomamente porque permite descargarse apps de inteligencia artificial y operar en la nube. Tiene aspecto más de tamagochi que de móvil, pero vendió 100 mil unidades del tirón, y eso que costaba 199 dólares. Hoy, según reconoce el propio Lyu, el producto está acabado. No lo usa nadie porque no aporta nada, o casi nada.
Pero, según su creador, han sembrado la semilla, han inspirado a otros diseñadores y abierto un mercado potencial. No serán buenos, admite Lyu, pero son los primeros. Y es cierto que poco después de presentar Rabbit, salió al mercado el AI Pin de Humane, un aparato similar que también ha sido criticado por su ineficacia –las apps de IA descargadas en los móviles funcionan mejor– pero que se hizo un hueco en los medios de tecnología como algo cool o hype. Lo que esos dispositivos vienen a señalar es que la IA no quiere estar 'atrapada' en el móvil. Y los nuevos asistentes virtuales, derivados de esa IA, no pueden tener el aspecto 'viejuno' de los teléfonos.
El debate sobre los potenciales nuevos aparatos estaba hasta ahora limitado a los foros tecnológicos, pero la conversación ha pasado a otro nivel cuando se ha sabido que Jony Ive, el diseñador del iPhone, el colaborador más cercano y amigo personal de Steve Jobs, se ha aliado con Open AI, la empresa fundadora del ChatGPT, para diseñar nuevos dispositivos. Y más aun, porque entre los nuevos inversores en esta faceta de la empresa de Sam Altman, CEO de Open AI, también está la viuda del propio Jobs, Laurene Powell.
Esta semana se ha confirmado que LoveFrom, la empresa que fundó Ive tras abandonar Apple en 2019, está trabajando con Open AI para diseñar un nuevo dispositivo, aun sin nombre... y sin cuerpo.
Pero, como dicen en Wired, si hay alguien que pueda materializar algo tan sutil como la IA generativa, ese es Jony Ive, que desde que dejó Apple se ha dedicado a diseñar objetos de lujo con precisión obsesiva, hasta el punto de publicar una historia en cinco volúmenes sobre todos los cierres existentes en el planeta para las prendas de vestir.
De momento, los detalles sobre los nuevos dispositivos para IA son escasos, pero reveladores, al menos en lo que a intenciones se refiere. LoveFrom está diseñando, dice, «un producto que utiliza IA para crear una experiencia informática menos invasiva socialmente que el iPhone». Y es que Ive ha sido en los últimos años crítico con la excesiva demanda de atención que generan los móviles y más, específicamente, las redes sociales. El diseñador es de los que controla y limita, según confesión propia, el tiempo que sus hijos pasan frente a la pantalla de un móvil.
Aunque aún no se ha determinado qué forma adoptará el dispositivo ni cuándo saldrá a la venta, lo que Ive dice apunta a un dispositivo para acceder a ChatGPT y Dall-E, y rivalizar con las funciones de Apple Intelligence recién anunciadas para el iPhone 16, que incluyen poder dar indicaciones directas a Siri y apuntar con la cámara al entorno para realizar consultas visuales. De hecho, el equipo que está montando Ive para trabajar con Open AI está casi en su totalidad formado por ingenieros y diseñadores salidos de Apple. Lo que ya indica mucho sobre sus intenciones.
Pero lo cierto es que ni siquiera se sabe si este futuro dispositivo será 'una cosa'. Los términos 'informática ambiental' e 'información ubicua' ya se empiezan a usar, aunque nadie sepa muy bien qué significan, pero responden al enfoque de una «tecnología omnipresente que se integra de manera transparente y fluida en nuestro entorno cotidiano».
Lo que está claro es que se está gestando ya la era post-smartphones y pospantallas. Y, aunque la siguiente era venga quizá marcada por los implantes en nuestro cerebro, debe de haber una fase intermedia, como Jesse Lyu intuye, que se materializará en alguna forma. No será su Rabbit, pero alguien va a sacarse pronto un conejo de la chistera...