Viernes, 14 de Noviembre 2025, 10:30h
Tiempo de lectura: 4 min
El lenguaje es una trampa elegante, una máquina de poder disfrazada de diccionario. Lo dijo un fulano con acento francés y barba de catedrático: quien nombra, manda. Porque las palabras no solo describen, sino que deciden a quién aplaudir y a quién llevar al paredón. Y en esa tómbola del idioma español pocas palabras son tan significativas de lo que somos, fuimos o nunca dejamos de ser, como ninfómana y pichabrava. Las dos calcan con precisión quirúrgica nuestra moral sexual de toda la vida. La primera viene del griego –nymph¯e, ninfa; manía, locura–. O sea, una ninfa loca. El término viajó con toga romana, pasó por los conventos medievales y aterrizó en el siglo XIX, donde los médicos de entonces, entre cigarro y cloroformo, diagnosticaban ninfomanía a cualquier mujer que demostrara más apetito sexual del que su esposo estaba dispuesto a conceder. Era el tiempo en que la histeria femenina se curaba con masajes pélvicos y duchas de agua fría, y el deseo femenino se clasificaba como patología nerviosa. Freud hizo negocio con eso. Si goza, está reprimida; y si no goza, también, dijo el muy cabrón. Ciencia moderna, la llamaban.
-
1 Scott Galloway: 'Ningún grupo social ha caído tan rápido y tan bajo como los varones'
-
2 'Nos destruiremos antes de que lleguemos al límite de nuestra inteligencia'
-
3 Miasmas: el olor que mataba a las madres
-
4 ¿Es la IA una nueva burbuja? Hablan los que sobrevivieron al colapso de las puntocom
-
5 Pódcast | La curiosa vida de Severo Ochoa fuera del laboratorio: «¡Pero qué has hecho, Severín!»
-
1 Scott Galloway: 'Ningún grupo social ha caído tan rápido y tan bajo como los varones'
-
2 'Nos destruiremos antes de que lleguemos al límite de nuestra inteligencia'
-
3 Miasmas: el olor que mataba a las madres
-
4 ¿Es la IA una nueva burbuja? Hablan los que sobrevivieron al colapso de las puntocom
-
5 Pódcast | La curiosa vida de Severo Ochoa fuera del laboratorio: «¡Pero qué has hecho, Severín!»

