
Martes, 05 de Septiembre 2023
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No era oro todo lo que relucía en el Londres de la era victoriana. A tiro de piedra del palacio de Buckingham, en el miserable barrio de Whitechapel, casi un millón de personas –muchas de ellas, inmigrantes de origen irlandés o judío– vivían hacinadas en infraviviendas compartidas por varias familias. Unos cien mil de los habitantes vivían bajo el umbral de la pobreza extrema y todos los días tenían que luchar para conseguir algo de comida. Las tensiones sociales, los robos, la violencia y el alcoholismo eran el pan de todos los días, mientras que la pobreza endémica empujaba a muchas mujeres a la prostitución. En 1888, la Policía consideraba que en las callejuelas sembradas de basura de Whitechapel había 1200 prostitutas y 62 burdeles.