Jueves, 20 de Noviembre 2025, 16:12h
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Cuando despertó, Paul Biya todavía estaba allí. Podría ser el cuento más corto de Camerún –parafraseando a Augusto Monterroso–, pero también el más pre-ciso. Desde hace más de cuatro décadas, el país no conoce otro jefe de Estado que él. Y, sin embargo, sus súbditos apenas saben de él. Biya, de 92 años y reelegido para su octavo mandato, pasa largas temporadas fuera del país, casi siempre en Suiza, donde se refugia entre hoteles de lujo y tratamientos médicos. El año pasado estuvo ausente tanto tiempo que se desataron rumores sobre su muerte. Pero no: simplemente disfrutaba de su retiro dorado, acompañado de un séquito de medio centenar de asistentes… y de su omnipresente esposa, Chantal Biya. Primera dama desde 1994 –cuando tenía solo 23 años–, Chantal es tan célebre por su cabello imposible como por su influencia política. En 2010 llegó incluso a ordenar la destitución del seleccionador nacional de fútbol por su «vida alocada». Camerún posee madera, petróleo, cacao, café, gas y minerales. Pero la riqueza no gotea: se queda arriba. A finales de los noventa, el país encabezó la lista de los más corruptos del planeta, según Transparencia Internacional. Hoy sigue entre los diez primeros. Mientras tanto, Biya continúa gobernando por decreto y delegando el día a día a un círculo cerrado de leales. En Camerún, el futuro parece un bucle. Y cada mañana, cuando el país despierta, Paul Biya sigue allí. Camerún es solo el ejemplo más sangrante de un país africano condenado a vivir 'eternamente' bajo un anciano déspota. Pero otros seis países siguen el mismo camino con octogenarios al frente.
Emmerson Mnangagwa (83 años)
Apodado el Cocodrilo por su pasado al frente de una violenta guerrilla, Emmerson Mnangagwa es el único de los líderes autoritarios que ha dado una fecha para dejar el poder: 2028. Para entonces tendrá 86 años y habrá gobernado más de una década, tras dar un golpe de estado contra Robert Mugabe. Su sucesor se prevé que sea alguien de su entorno más cercano. Mnangagwa tiene siete hijos de sus dos esposas, la primera fallecida. Uno de sus hijos, David, ya es viceministro de Finanzas. Pero llaman más la atención los dos más pequeños, los gemelos Sean y Collins, habituales en redes sociales, que el día de su 37 cumpleaños posaban así (en la foto) con su padre. La longevidad del mandatario contrasta con la baja esperanza de vida del país, 62 años. La población sufre los efectos de una inflación superior al 50 por ciento y de una sequía que destruye los cultivos de los que depende el 70 por ciento de la población.
Alassane Ouattara (83 años)
«Tiene fama de trabajador incansable, muy interesado en la transparencia y la buena gobernanza». Así lo definían en 2011, cuando era alto cargo del Fondo Monetario Internacional.Ahora, recién reelegido para un cuarto mandato (pese a que la Constitución permite dos), las opiniones son más cautas. En 2011 llegó al poder tras una sangrienta crisis que dejó más de 3000 muertos y dividió al país entre el norte —su bastión— y el sur. Desde entonces, Costa de Marfil vive en tensa calma: la economía crece, como la represión... La última victoria de Ouattara fue aplastante… sin rivales: sus opositores fueron inhabilitados. En el Gobierno mandan él y su familia. Su hermano controla el poderoso Ministerio de Defensa; y su esposa, la francesa Dominique Nouvian, que fue agente inmobiliaria, es una de las primeras damas más visibles (no solo por rubia) de África.
Teodoro Obiang (83 años)
Ostenta el récord mundial de permanencia en el poder. Formado en la Academia Militar de Zaragoza, gobierna desde 1979, cuando derrocó a su tío, Francisco Macías, mediante un golpe militar. Desde entonces, Guinea Ecuatorial gira a su ritmo: sus adversarios desaparecen, su partido gana siempre y su retrato decora las aulas. A su lado, su esposa, Constancia Mangue, maneja una red de fundaciones con tanto poder como protocolo. Y su hijo, Teodoro Nguema Obiang —Teodorín, de 57 años—, es el heredero natural. Vicepresidente y amante de los excesos, acumula Ferraris, mansiones y causas judiciales por corrupción por toda Europa. En Malabo, nadie duda de quién sucederá al padre. La única incógnita es cuándo. Antigua colonia española, Guinea es el único país africano donde el español sigue siendo idioma oficial. Sus reservas de petróleo —las terceras mayores del África subsahariana— convirtieron al pequeño país en uno de los más ricos de la región, pero la mayoría vive sin agua corriente ni electricidad.
Denis Sassou-Nguesso (81 años)
Denis Sassou-Nguesso selló con un beso paternal el nombramiento de su hijo Denis-Christel, de 50 años, como ministro de Gabinete. El gesto avivó las sospechas de una futura sucesión dinástica, aunque los medios matizaban entonces que «no parecía inminente». Cuatro años después sigue sin serlo. Sassou-Nguesso gobierna el Congo con mano firme desde 1997. Y ya lo había hecho antes entre 1979 y 1992. En 1992 perdió las elecciones tras la caída de la URSS, su aliada ideológica. Fue una breve apertura democrática impulsada por la oposición. Desde entonces, Sassou-Nguesso se asegura de que no haya sorpresas: él elige a sus rivales… y decide cómo se cuentan los votos. Lo que lo devolvió al poder en 1997 fue la guerra civil, que dejó más de 10.000 muertos y 200.000 desplazados. Desde entonces ostenta la jefatura de un país con una renta per cápita de 3300 dólares anuales. Él se gastó en seis años 1,18 millones de dólares solo en camisas, porque únicamente las usa una vez.
Yoweri Museveni (81 años)
Al llegar Yoweri Museveni al poder en 1986, África y el mundo lo miraban con esperanza. Tenía 42 años y hablaba de democracia, modernización y transparencia. Su revolución prometía enterrar las dictaduras militares que habían desangrado Uganda. Casi cuatro décadas después sigue ahí. Museveni ya no es el joven guerrillero que prometía cambio, sino el veterano estratega que lo evita. Ha reformado la Constitución para eliminar los límites de mandato y de edad, y en 2026 volverá a hacerlo: si gana, rozará el medio siglo en el poder. En el país más joven de África —la edad media ronda los 17 años—, el presidente tiene 81 y gobierna desde que Ronald Reagan era presidente de Estados Unidos.
Joseph Boakai (81 años)
Tras dos guerras civiles que dejaron más de 200.000 muertos, Liberia necesita un milagro. Joseph Boakai, bautizado como 'el reformador lento', prometió restaurar el Estado y combatir la corrupción, y ganó las elecciones en 2023. Reconstruir Liberia es como levantar un país desde sus cimientos, pero Boakai lanzó este año una ofensiva anticorrupción sin precedentes y suspendió a centenares de funcionarios. Está por verse hasta dónde puede llegar. De momento se ha hecho involuntaria- mente popular gracias a Donald Trump. El presidente de Estados Unidos elogió a Boakai en una recepción oficial en julio, por hablar «muy buen inglés». El inglés es la lengua oficial de Liberia.