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Scott Galloway:

El 'salvador' de hombres

Scott Galloway: 'Ningún grupo social ha caído tan rápido y tan bajo como los varones'

Foto de Piotr Sikora

Este multimillonario y profesor universitario asegura que los chicos varones son vulnerables, están en riesgo y son manipulados por las empresas tecnológicas y la ultraderecha. Su receta para evitarlo: deben endurecerse, alejarse de las redes sociales, salir de casa... Su libro 'Reflexiones sobre ser hombre' ya es un 'best seller'. Hablamos con él.

Jueves, 20 de Noviembre 2025, 16:03h

Tiempo de lectura: 11 min

El profesor Scott Galloway acudió el mes pasado a una marcha de extrema derecha por el centro de Londres. Este empresario multimillonario fue a la concentración no como manifestante, sino como simple espectador curioso, y se llevó una desagradable sorpresa al ver en una pantalla enorme el rostro del jefe de Space X y Tesla, Elon Musk, reclamando «un cambio de Gobierno» en el Reino Unido y exhortando a la multitud: «O luchas o mueres».

'El fascismo prospera entre los varones solitarios, tristes y con poca educación.Trump fue elegido porque tenemos un problema con los chicos jóvenes. ¿Y quieres saberpor qué su voto aumentó entre las mujeres mayores de 45? Son madres preocupadas'

«Como estadounidense me sentí avergonzado», dice este californiano, que lleva instalado en Londres con su esposa y sus dos hijos desde hace tres años. «Los logros de Musk son increíbles –puede hacer que un cohete aterrice sobre un ladrillo–, pero incitar a la división es de imbéciles. La manifestación de Londres me recordó a los años treinta y el ascenso del fascismo: jóvenes a los que se les decía que un 'ello' inespecífico era una amenaza. Hay que reconocer que la extrema derecha ha sido muy rápida en identificar las vulnerabilidades de los chicos jóvenes. Ha aprovechado la rabia y la vergüenza de una generación fracasada, diciéndoles que la culpa de su pobre situación es de las mujeres y de la inmigración».

Tras acumular una fortuna de cien millones de dólares como empresario, Galloway, de 60 años, es una estrella del pódcast donde lanza comentarios tan polémicos como que una botella de Jack Daniel's y algo de marihuana son menos peligrosos para tu hijo de 14 años que una cuenta de Instagram (a pesar de tener él mismo un millón de seguidores en esa plataforma).

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El proveedor. Para Galloway (en la foto, en un evento de su pódcast Pivot), el rol de proveedor del hombre en el hogar no implica solo ganar dinero. Puede ser aceptar que tu pareja gana más y apoyarla. «Cuando mi mujer y yo tuvimos hijos, ella trabajaba en Goldman Sachs y ganaba mucho más que yo. Así que yo organizaba la casa y los baños».

«Soy progresista. Creo en el trabajo duro y en crear riqueza, pero también en que los hombres deben llevar una vida real, lejos de las pantallas. Necesitan un código para vivir». Él tiene claras las pautas que debe tener ese código y las ha recogido en su libro Reflexiones sobre ser hombre.

Las estadísticas que maneja Galloway sobre los hombres son sólidas y cuentan una historia preocupante que habla de pobre rendimiento académico, bajos ingresos, soledad, incluso falta de sexo. En comparación con las chicas jóvenes, los chicos se están quedando atrás. En 1950, el 50 por ciento de los varones menores de 30 años tenía hijos; ahora es el 21 por ciento. El 60 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años todavía vive con sus padres. Uno de cada tres menores de 30 años no ha tenido relaciones sexuales en el último año; y el 45 por ciento de los hombres de entre 18 y 25 años nunca se ha acercado a una chica en persona para invitarla a salir.

«Ningún otro grupo social ha caído más lejos ni más rápido que los hombres jóvenes», afirma. De hecho, en Estados Unidos los chicos tienen cuatro veces más riesgo de suicidio, tres veces más de ser adictos y doce más de acabar encarcelados que las chicas.

«La historia nos muestra que el fascismo prospera entre varones tristes, solitarios y con poca educación, los más susceptibles a las teorías conspirativas. De hecho, Trump fue elegido porque tenemos un problema con los hombres jóvenes. ¿Y sabes por qué aumentaron las votantes mujeres mayores de 45 años? Eran madres preocupadas».

«El contrato social está roto –continúa–. La norma de que 'si trabajas duro y sigues las reglas' tu vida será mejor que la de las generaciones anteriores no se cumple. En ese ambiente de desesperanza, las tentaciones que ofrece la tecnología, la pornografía, el juego y las teorías conspirativas se vuelven irresistibles».

Endurecer a los hijos

Galloway es hijo de británicos que se instalaron en California. Su padre abandonó a la familia cuando él tenía 9 años, y su madre lo crio mientras trabajaba como secretaria. De niño no destacaba en la escuela, pero tuvo suerte y consiguió una beca. «El estado de California pagó mi educación universitaria. Soy consciente de lo afortunado que soy», dice.

Galloway acabó ingresando en una escuela de negocios y llegó a hacerse rico tres veces. Perdió su primera fortuna cuando estalló la burbuja de las puntocoms a comienzos de los 2000. La segunda, con la crisis financiera de 2008. Pero volvió a convertirse en millonario al vender su empresa de 'marketing inteligente' por 158 millones de dólares en 2017.

«Como crecí atormentado por la falta de seguridad económica, lo aposté todo a conseguirla. Pero ¿sabes qué? Tengo dos hijos (Alec, de 18 años, y Nolan, de 14) y, más que dinero, quiero darles un código para vivir».

6 cosas que los chicos deben saber y hacer, según Galloway

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Acepta la confusión

«Perdónate si a los veintitantos años no tienes ni idea de qué harás profesionalmente o con el resto de tu vida. Algunos chicos lo saben desde temprano —son anormalmente buenos en algo—, pero lo más probable es que tú no seas uno de ellos. Yo no lo era. La clave es no quedarte paralizado en tu confusión. Deja que ese desconcierto alimente tu curiosidad».

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Uno de los pilares del código que quiere transmitir a sus hijos es endurecerlos. Cuando su hijo Nolan empezó a levantarse tarde para ir a la escuela, sus padres no lo despertaron. Como resultado se perdió un viaje escolar a Irlanda. «¿Adivina qué? Aprendió la lección», dice Galloway. Y, aunque él y su esposa viajan en business, sus hijos vuelan en clase económica porque, según su padre, es «repugnante e incorrecto» que se acostumbren a tanto lujo.

Tanto a sus hijos como a sus estudiantes de marketing en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, este profesor quiere enseñarles a lidiar con el rechazo. Para ello obliga a sus alumnos a que inviten a un desconocido que encuentren en la calle a tomar un café. Y que encajen la casi segura negativa. «Los jóvenes deben desarrollar la capacidad de recuperarse del rechazo y el fracaso. Es importante porque en la vida solo necesitas que una persona te dé trabajo, invierta en tu negocio o te corresponda en el amor. Pero, para llegar hasta ahí, necesitas aguantar la palabra 'no'. Cuando ves a un tipo con una mujer más guapa o más simpática que él, hay dos explicaciones: o tiene mucho dinero o su éxito es el resultado de haberlo intentado muchas veces».

El propio Galloway, cuando vio por primera vez a su mujer, Beata, 17 años más joven que él, usó frases típicas de ligue como: «Dime, ¿crees en el amor a primera vista?».

'Las chicas son mucho más resilientes que los hombres y, sin pareja, canalizan felizmente su energía hacia la familia o su carrera profesional. Los chicos se desmoronan sin una relación'

«Sí, una mierda increíblemente cursi», admite. Pero cualquier cosa es mejor que no arriesgarse. «Estamos creando una nueva especie de varones asociales y asexuales que se enfrentan a un enemigo casi insuperable: una tecnología con poder de dios que les promete la imitación razonable de una vida gracias a las pequeñas dosis de dopamina que genera su teléfono».

Porque para Galloway los chicos jóvenes necesitan una relación romántica mucho más que las mujeres. «El cliché es la mujer solitaria en casa con sus gatos –dice–. Tonterías. Las mujeres son mucho más resilientes que los hombres y, sin pareja, canalizan felizmente su energía hacia la familia o la carrera. Los hombres jóvenes, en cambio, se desmoronan sin una relación».

Para Galloway, lograr ese tipo de relación pasa por que el hombre sea capaz de proteger y proveer, y para ello tiene que encontrar empleo. Pero –añade– lamentablemente, en esta era digital, los hombres buscan trabajo en lugares equivocados. «No persigas tus sueños; sino tus talentos –explica–. Aquello que amas puede ser tu hobby, pero puede que no sea la forma de ganarte la vida». Por ejemplo, los trabajos glamurosos en el deporte, los medios, las redes y las artes están en su mayoría ocupados por hijos de famosos o por jóvenes verdaderamente excepcionales. «El mundo está lleno de actores magníficos, pero el 99 por ciento de ellos están sin trabajo», advierte.

En lugar de buscar un empleo atractivo, encuentra uno con una tasa de empleo del 90 por ciento y apuesta por él. Galloway pone el ejemplo del director ejecutivo de una empresa de suministros de papel y embalaje. «Mira, no digo que vayas a deslumbrar a todos en una cena con tus historias sobre cartón corrugado –cuenta–. Pero en las industrias menos sexis solo necesitas ser bueno para tener una gran vida, en lugar de tener que ser excelente para tener una vida aceptable».

Soy adicto al dinero

El primero que tiene una gran vida es el propio Galloway. Y lo reconoce sin disimulos. De hecho, calcula que su estilo de vida le cuesta entre 350.000 y 425.000 dólares al mes. Y, aunque aconseja a los jóvenes comprometerse sentimentalmente, él mismo tardó en hacerlo. Lo deja claro en las partes autobiográficas de su libro, que rebosan de lo que él llama 'energía de gran pene'. Así fue hasta que su madre enfermó de cáncer de estómago en 2003 y Galloway se dedicó a cuidarla, dándole otro sentido a su vida. A pesar de su enorme riqueza, Galloway cree que la 'acumulación' de dinero se ha convertido en una epidemia en Estados Unidos. En su descargo asegura que él ha donado 20 millones de dólares de su fortuna personal a causas benéficas. Aun así, lucha contra su obsesión por el dinero. «Soy adicto al dinero. Sigo pensando constantemente en él. También soy adicto a la aprobación de los extraños. Me afectan los 'me gusta' en Instagram, las visualizaciones en YouTube. Leo los comentarios y, si son negativos, me deprimen. Me pregunto: '¿Por qué te importa más lo que piensan los extraños que lo que piensan tus propios hijos? ¿De verdad importa lo que diga un bot controlado por una granja de trolls albanesa financiada por la GRU (la agencia de inteligencia militar rusa)'?».

'La masculinidad tóxica no existe. Existen la crueldad, la criminalidad yla intimidación por parte de algunos hombres, pero no son rasgos masculinos. Son antimasculinos'

Y hubo una tercera adicción, que también reconoce en su libro: la pornografía. «Aunque ya no es un tema serio para mí –reconoce–. Pero estamos aquí para procrear y, si les das a los hombres una imitación razonable de la experiencia de apareamiento a gran escala –algunas estimaciones dicen que un tercio del tráfico de Internet es pornografía–, la pregunta es ¿cómo no volverte adicto?».

Y añade: «No creo que las mujeres entiendan la relación que tenemos los hombres con la masturbación. No se trata solo de deseo sexual; puede ser también una distracción si estás ansioso, aburrido o no puedes dormir». Y, desde luego, cree que masturbarse es mejor que engancharse a las redes sociales.

Tanto es así que, cuando su hijo Nolan se encierra en el baño para mirar TikTok, su padre golpea la puerta y le grita: «¡Eh, mejor empieza a masturbarte!».

«La masculinidad tóxica no existe –concluye–. Existen la crueldad, la criminalidad y la intimidación, que son cosas reales, pero no rasgos masculinos. De hecho, son antimasculinos. Lo que ocurre es que estamos viendo mucha rabia porque la tecnología es muy buena fomentando emociones irracionales».

En su libro, Galloway responsabiliza de las tasas de suicidio entre hombres y chicos a «los jodidos Tim Cook y Mark Zuckerberg, que se comportan como camellos a las puertas de una escuela con una bolsa de heroína. Las grandes tecnológicas son una fuerza casi divina capaz de aprovechar instintos paleolíticos mientras están reguladas por instituciones medievales», dice.

Por eso está feliz de vivir en Reino Unido con su familia. «Me encanta que aquí ni siquiera se debata sobre los pros y contras de poseer un rifle de asalto. Y que el derecho de las mujeres al aborto no sea un debate. Hay algo en la familia y la convivencia que todavía funciona en el Reino Unido, pero que parece roto en Estados Unidos».

Galloway planeaba quedarse cinco años, pero va a regresar antes a su país. «Estados Unidos está en un punto peligroso, y siento que mi deber es regresar y unirme a la lucha. El autoritarismo está tomando fuerza. Estoy listo para invertir talento, dinero y tiempo en lograr que sea elegido un candidato demócrata. Creo sinceramente que la confusión de los chicos jóvenes sobre lo que realmente significa la masculinidad está en el centro de la crisis».