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«Soy mucho más que un bigote»

El eterno Tom Selleck

Un sex symbol a los 80

«Soy mucho más que un bigote»

Matt Doyle

Fue un sex symbol en los ochenta con la serie Magnum y las camisas hawaianas, levantó pasiones en los noventa en Friends y, a sus 80 años (los cumple el 29 de enero), sigue resultando imponente en su papel de comisario en Blue Bloods. Ahora publica sus memorias. Todo empezó con una cita a ciegas...

Viernes, 31 de Mayo 2024

Tiempo de lectura: 7 min

Si tengo que elegir a los grandes protagonistas del siglo XX, le digo a Tom Selleck, probablemente su nombre sea el primero, y luego lo sigan unos cuantos de dictadores incalificables. Selleck levanta una ceja y se ríe. «Bueno, el mío es diferente. ¿Y Burt Reynolds? Burt era amigo mío. No me lo dejé por Burt, pero sospecho que él creía que sí». Estamos, por supuesto, hablando de bigotes. Porque si piensas en bigotes piensas en Tom Selleck. Ha actuado muchas veces sin él, pero sus principales papeles, desde el investigador hawaiano de Magnum a Tres hombres y un bebé o el doctor Richard en Friends, tienen una llamativa cosa en común. «Sí, lo sé», admite.

En 2010, cuando aceptó el papel del comisario Frank Reagan en Blue bloods –personaje que sigue interpretando–, propuso hacerlo afeitado, pero al productor casi le da un infarto, «así que lo descarté». Aun así, Selleck no tiene claro por qué llegó a ser 'el tipo del bigote'. «Mira, yo nací sin él. No es tan importante para mí como parece serlo para la gente. No me molesta, pero mi trabajo es mucho más que un bigote...».

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'Sex Symbol'... a su pesar. El atractivo físico de los actores en los años ochenta era más peludo y menos musculado que el actual, pero el 1,92 de Selleck y su figura apolínea le valieron un lugar en las listas de los más seductores, título con el que dice no sentirse cómodo.

Estamos sentados en su propiedad a una hora de Los Ángeles. Selleck tiene 79 años y luce el típico look de dueño de rancho: camisa a cuadros, chaleco de tweed, vaqueros y botas. Un poco más lento de movimientos y algo duro de oído, ha ganado un poco de peso, pero con su 1,90 de estatura todavía da la sensación de que podría levantar un Hummer.

¿Tiene buena salud? «Sí, aunque si haces películas de acción toda tu vida tienes muchos dolores y achaques». Se pasa una mano por las piernas. «Esta rodilla es nueva, esta cadera...».

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El comisario respetable. Desde 2010 protagoniza Blue bloods, una serie policiaca y familiar que va por la decimocuarta temporada. Parece que será la última, pero el comisario que interpreta Selleck sigue arrasando en audiencia en EE.UU.

Selleck compró el rancho en 1988. «Al lado estaba Alan Ladd, Sophia Loren, justo enfrente, Donna Summer, ahí arriba... Ahora no están, claro, pero la mansión de Britney Spears está al otro lado de la arboleda». Cultivó aguacates en su finca durante veinte años, pero la sequía ha matado sus dos mil árboles. Aprovechó el confinamiento para empezar a escribir la historia de su vida y ahora, cuatro años después, la publica bajo el título You never know ('Nunca se sabe'). «Es la historia de una carrera por accidente», resume.

El actor es el segundo hijo de Martha, ama de casa, y Robert, que trabajaba en el sector inmobiliario. Nació en Detroit, pero la familia (Tom tiene tres hermanos) se trasladó al norte de Hollywood cuando él tenía 3 años. Mal estudiante en el colegio, ingresó en la universidad para hacer Empresariales, aunque su sueño era ser jugador de béisbol.

Sus amigos lo convencieron para que participara en un concurso de televisión en el que una mujer tenía que elegir a su pareja ideal entre tres candidatos. Alto, 'cachas' y guapo, enseguida los publicitarios le echaron el ojo y le surgieron oportunidades para hacer anuncios y participar en otros programas. Resultado: dejó la universidad. «Todo fue tan rápido que ni una sola vez me pregunté '¿por qué estoy haciendo esto?'. Nunca 'se me iluminó la bombilla'». Por eso tampoco tuvo reparos en dejarlo todo y servir seis años en el Ejército, donde llegó a sargento.

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Una familia estable. Selleck lleva 36 años casado con la actriz británica Jillie Mack, de 66 años (a la derecha). Se conocieron en Londres cuando ella actuaba en Cats. «Era la personificación de la alegría», dice. Él vio la función ocho veces. Ella no sabía quién era él. Tienen una hija, Hannah, de 35 años, amazona.

En sus primeros papeles aprovechó al máximo su físico, lo que luego le perjudicó un tanto. A menudo lo rechazaban por «entrar en conflicto con el papel principal», un eufemismo de la industria para referirse a «distraer la atención del espectador con su belleza».

Se encoge de hombros. «Todo el mundo tiene una cruz que llevar como actor, y todo el mundo tiene una misión que cumplir para que lo tomen en serio». Selleck no despuntó hasta los 36 años, cuando empezó la serie Magnum, sobre un investigador privado y veterano de Vietnam que vive en Hawái. Para entonces, en 1980, llevaba nueve años casado con la actriz Jackie Ray, con la que rompió antes de empezar la serie.

Lo llamaron para 'Indiana Jones'. No pudo ser. «Pero desde entonces me digo: si Lucas y Spielberg te quisieron, eres suficiente, Tom'»

Magnum, con tramas disparatadas pero sofisticados giros argumentales, fue un éxito. Y Hollywood se dio cuenta de su potencial. Steven Spielberg y George Lucas, que buscaban un rostro poco conocido para su nueva trilogía de aventuras, ofrecieron a Selleck el papel de Indiana Jones. La CBS, que estaba rodando Magnum, se negó a cederlo y Harrison Ford se quedó con el papel.

Desde entonces, cuenta Selleck, antes de cada audición siempre se decía a sí mismo: «Eres lo suficientemente bueno, Tom. Lo suficiente para encontrar tu propio camino». Dice Selleck que «la prueba definitiva del 'eres suficiente, Tom' fue que Spielberg y Lucas me quisieran. Y siempre me aferré a eso». ¿Piensa en lo que podría haber sido su carrera si hubiera interpretado a Indiana Jones? «No, la gente saca el tema, pero yo lo olvidé hace mucho».

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El novio madurito. Para los fans de Friends, que son intergeneracionales, Selleck es Richard Burke, el atractivo oftalmólogo del que se enamora Monica Geller. El personaje de Burke es 21 años mayor que ella, lo que genera el conflicto.

En aquella época, sus amigos le aconsejaron que no viera En busca del arca perdida. «Y ¿por qué no?. La vi, claro. Era una película tan buena y tan de Harrison... Sí, un par de veces me enfadé un poco porque pensé: '¿Y si...?'. Pero fue una reflexión menor, un pensamiento errante, si se quiere».

Su carrera no se estancó tras el final de Magnum: Tres hombres y un bebé fue el éxito en 1987; sus cameos en Friends tuvieron que volver a rodarse sin público porque sonaban gritos como de beatlemanía cada vez que aparecía en escena; y la serie Blue bloods lleva años arrasando en audiencia. Aparte del pequeño 'asunto' de ser acusado de robar agua para usarla en su rancho durante la sequía californiana de 2015 (Selleck llegó a un acuerdo en la demanda), su reputación está libre de manchas después de más de cincuenta años en el negocio.

En ese tiempo ha sido testigo de cómo ha cambiado Estados Unidos. «Así es. Ha evolucionado y no necesariamente para bien. Creo que no hemos sabido manejar las redes sociales, que son corrosivas». Él se confiesa «analfabeto informático: no envío mensajes de texto, no envío correos electrónicos». Sus memorias las ha escrito a mano.

Republicano declarado, es un orgulloso propietario de armas. «A ti qué te importa cuántas armas tengo. Pon que tengo unas cuantas»

Sobre política, Selleck es hoy esquivo. Antes fue portavoz de la Asociación Nacional del Rifle y apoyó al republicano Mitt Romney en 2012. Republicano declarado y amigo de Ronald Reagan, Selleck dejó de hacer cualquier comentario político en 2020. Las próximas elecciones «no serán mis favoritas, y mucha gente se siente así». Suspira. «No sé, solo desearía tener más opciones». ¿Sabe qué votará? «No, no lo sé. No es una elección fácil, y lo digo en ambos sentidos, no solo en el de Trump».

Selleck sigue siendo un orgulloso propietario de armas. «He tenido armas de fuego toda mi vida, sí». ¿Cuántas tiene? Me mira fijamente. «No es asunto tuyo». ¿Pongo 'unas cuantas'? Inclina la cabeza. «Sí, unas cuantas es un buen número».

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El detective de camisas hawaianas. Entre 1980 y 1988, Selleck dio vida al detective Thomas Magnum en la serie Magnum P. I.. Con sus camisas hawaianas y su Ferrari descapotable, se convirtió en un icono de los ochenta. Y ganó un Emmy.

El actor asegura que ni la política ni las armas le han costado amistades en la industria, «pero he dicho 'basta': no voy a hablar de política porque no conduce a nada y es malo para mi trabajo, y mi trabajo es lo primero».

La jubilación es un anatema para él. «Cada vez hay menos gente de mi edad, así que 'la reserva de talentos' se reduce. Mucha gente no lo ha llevado bien, algunos han fallecido... Así que tengo trabajo y espero que continúe».

¿Tiene una lista de cosas que le quedan por hacer? «La verdad es que no me planteo la vida de esa manera. He hecho tantas cosas que nunca esperé hacer... Pero sí, tengo un deseo: hacer otro western».

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