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La abuela

Rechazó el indulto

La abuela 'MAGA': la jubilada que asaltó el Capitolio y ahora se enfrenta a Trump

Pamela Hemphill, de 72 años, fue condenada por participar en el asalto al Congreso de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Ahora hace campaña contra Donald Trump. ¿Qué ha pasado?

Viernes, 17 de Octubre 2025, 13:39h

Tiempo de lectura: 4 min

Se hizo popular como la 'abuela MAGA' al participar el 6 de enero de 2021 en el asalto al Congreso junto con los partidarios de Donald Trump que se negaban a reconocer la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales.

Se llama Pam Hemphill, tiene 72 años y retransmitió en redes sociales su entrada en el Capitolio con varios miembros de los Proud Boys, un grupo neofascista. Por aquel asalto fue condenada a 60 días de prisión, que cumplió en 2022.

La historia podía haber terminado ahí, pero cuando este enero Trump anunció el indulto general para los implicados en aquella insurrección, Pam volvió a ser noticia: rechazó el perdón presidencial. «Por favor, Donald Trump —escribió en X—, no me uses para nada. No soy una víctima del 6 de enero: me declaré culpable porque era culpable».

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Armada. Pam en una foto de sus redes, armada «de camino a Washington» el 6 de enero de 2021.

Su gesto le valió la ira de sus antiguos aliados y del propio Trump, que había destacado y elogiado su caso porque ella estaba en tratamiento contra un cáncer de mama en el momento del asalto, lo que en su día le granjeó simpatías entre los fanáticos seguidores del actual presidente.

Hemphill ha contado a The Times que, después de salir de la prisión, «recuperé mi pensamiento crítico». «Reconocí los hechos del 6 de enero: que Trump había mentido sobre el robo de las elecciones; que Nancy Pelosi no era responsable de lo que sucedió ese día»; que, contrariamente a las afirmaciones de los trumpistas, la policía del Capitolio no abrió las puertas a los alborotadores... «Reconocer todas las mentiras fue un gran alivio».

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Espectáculo. El conocido como 'chamán de QAnon' se convirtió en icono del asalto al Congreso. Pam fue una de las personas que lo grabó y difundió en directo.

Pero la gran pregunta, dice Pam, no es cómo se arrepintió, sino cómo se vio ella arrastrada por el movimiento MAGA (Make America Great Again, el lema trumpista). Lo que cuenta explica no pocos procesos de radicalización.

Hemphill, que había trabajado gran parte de su vida como asistente social, después de haber superado ella misma la adición al alcohol, se jubiló en 2011 y dejó su California natal para instalarse en Boise, Idaho. Ahí comenzó su deriva política.

Cuenta que, hasta entonces, no le interesaba la política, «aunque sí acudí a votar». En 2008 lo hizo por Barack Obama. Al llegar a Idaho, se implicó en una protesta contra la construcción de un oleoducto que atravesaba un territorio defendido por los nativos americanos. Pero empezó a recibir mensajes con vídeos de YouTube que cuestionaban la versión de uno de los líderes sioux sobre una presunta agresión y consideró intolerable la sospecha de que le estuviesen mintiendo. Bastó la duda para que, alentada por un hermano suyo conservador, empezara a cuestionarse toda la causa que defendía.

En las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 votó por Donald Trump y Hemphill encontró algo a lo que dedicar su tiempo: al activismo político.

Empezó a asistir a los encuentros de un dirigente local de extrema derecha –«encantador», dice ella– y, al retransmitir esos eventos en redes sociales, descubrió que su número de seguidores aumentaba a 30.000. Las redes atrapan a cualquier edad y su fervor trumpista fue en aumento.

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El asalto al Congreso. Hemphill grabada por las cámaras de seguridad del Capitolio, imágenes que servirían para condenarla.

En noviembre de 2020, el mes que Trump perdió las elecciones presidenciales, Hemphill se sometió a una mastectomía por su cáncer de mama. Durante las semanas siguientes, quedó claro que Trump no cedería la presidencia a Biden, alegando que las elecciones fueron amañadas. Trump animó a sus seguidores a manifestarse frente al Capitolio el 6 de enero. Para Navidad, el hermano de Hemphill ya le había comprado un billete de avión para que pudiera unirse a la protesta.

Hemphill describe el asalto al Capitolio como una estampida de búfalos. «Estaba muerta de miedo de que me arrollaran». En un momento dice que se cayó, alguien le golpeó la cabeza y le rompió las gafas. «No podía respirar». Pero, de repente, estaba dentro del Congreso. En la sala central «todo el mundo miraba las pinturas, como zombis. Fue una sensación maravillosa estar en ese espacio, la verdad». Luego, dice, entraron policías con equipos antidisturbios tratando de sacar a la gente. Hemphill fue desalojada. «Pero vi al 'hombre búfalo'». Se refiere al hombre conocido como el 'Chamán QAnon' que, vestido con un tocado de piel y cuernos de búfalo, se convirtió en el icono de la insurrección. «En cuanto lo vi, pensé que tenía que grabarlo y subirlo a redes», dice ella. «Podría haberme ido, pero no lo hice».

Y acabó en la cárcel. Y allí comenzó su nueva transformación. En la prisión, aunque hubo momentos en los que pasó miedo, cuenta, hizo amistad con una presa afroamericana, Michelle, que llevaba tres décadas encarcelada por un asesinato vinculado al tráfico de drogas. Y esa relación fue el detonante para que empezase a cambiar su visión de lo ocurrido.

Cuando Hemphill salió de prisión el 16 de septiembre de 2022, empezó a visitar a un terapeuta. «Me dijo que yo no era una víctima; que no estaba obligada a entrar en el Capitolio. Y me di cuenta de que tenía razón. Pude elegir». Y ahora ha decidido elegir un nuevo tipo de vida. No es que quiera dedicarse a la política, pero tampoco quiere dejarse utilizar. «Lo que más me molestó es que Trump me usara para hacer que sus mentiras parecieran verdad», concluye.