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Los diarios ocultos

Los pingüinos depravados que escandalizaron a los hombres de Scott

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Necrofilia, violaciones... Los miembros de la expedición del capitán Robert Falcon Scott al Polo Sur en 1911 observaron comportamientos animales considerados tan aberrantes que hasta los ocultaron.  

Por Lourdes Gómez

Domingo, 03 de Abril 2022, 01:15h

Tiempo de lectura: 2 min

Diez de noviembre de 1911, el médico George Murray Levick fue testigo de un acontecimiento que lo dejó anonadado. «Esta tarde he visto algo inusual. Un pingüino cometió un acto de sodomía con un congénere muerto», anotó en su cuaderno. «El acto duró un minuto largo y la posición no se diferenció en nada de un apareamiento ordinario». El 6 de diciembre, Levick añadió con aún mayor consternación: «Hoy he observado otro sorprendente caso de apareamiento. Un pingüino hembra que se había lesionado gravemente se arrastraba sobre el vientre con dolor. Mientras me preguntaba si debía acabar con su sufrimiento o no, un pingüino se fijó en ella y la violó».

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Estamos rodeados. El fotógrafo de la expedición, Herbert Ponting, 'atacado' por un pingüino en el cabo Royds.getty images

Estas observaciones causaron un profundo desasosiego a Levick, un caballero victoriano que para evitar que tales depravaciones se difundieran entre gente no formada las escribió en griego en su cuaderno. Levick formaba parte de la expedición al Polo Sur liderada por Robert Scott. Dicha expedición, llegada en 1910 a bordo del Terra Nova, tenía el objetivo de conquistar el polo –empresa en la que Scott y los cuatro acompañantes que se adelantaron con él fracasaron, dejándose la vida– y realizar distintas investigaciones científicas; algunas, relacionadas con los pingüinos.

«Hoy vi algo inusual. Un pingüino cometió un acto de sodomía con un congénere muerto»

Levick formó parte del llamado Grupo Norte, que hizo estudios en Tierra Victoria y cuyos miembros, aunque no murieron como los del equipo de Scott, sufrieron lo indecible. Tras invernar en una cabaña en el cabo Adare y pasar la primavera y el verano estudiando la gran colonia de pingüinos Adelaida, el grupo se trasladó a la bahía Terranova, donde quedaron atrapados y tuvieron que pasar otro invierno en una cueva de hielo alimentándose solo de focas y pingüinos. Hubieron de regresar por tierra arrastrando sus trineos en una penosa travesía. Ya en Londres, Levick compiló lo aprendido en una obra clásica, Antarctic penguins, de la que fue expurgada la parte considerada 'demasiado fuerte' para la época.

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La documentación. Levick anotó todas sus observaciones con esmero junto a fotos de los pingüinos.

Las prácticas de los pingüinos observadas incluían, además de la necrofilia y la violación, la homosexualidad y la intención de aparearse con crías. Los informes 'ofensivos' solo se imprimieron en un cuadernillo para uso interno de los expertos en una pequeña edición de cien ejemplares. No fue hasta casi un siglo después cuando los registros de Levick fueron 'redescubiertos' en los archivos de la biblioteca de un museo arqueológico. El zoólogo neozelandés Lloyd Spencer Davis los ha reconstruido y puesto en contexto, ya sin la 'censura victoriana'.

Levick conservó gran parte de sus apuntes sobre los pingüinos a pesar de las dificultades de la expedición, pero algunos se perdieron. Uno de los cuadernos, increíblemente, apareció en 2014 junto a la cabaña de la expedición. Es un sencillo bloc con anotaciones a lápiz en las que especifica la fecha y los detalles técnicos de fotos que tomó en 1911 en el cabo Adare. Se ha restaurado.