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Así acaba tu pececito de colores que tiraste por el váter...

La nueva plaga

Así acaba tu pececito de colores que tiraste por el váter...

Suena a uno más de tantos mitos urbanos: si tiras un pez de colores por el inodoro, sobrevive y se convierte en un enorme superpez en la naturaleza. Ojalá fuera solo un mito.

Martes, 07 de Enero 2025, 13:04h

Tiempo de lectura: 5 min

Los simpáticos peces de colores son ya una auténtica amenaza para la ecología de pantanos, lagos y ríos de todo el mundo, con Estados Unidos, Canadá y Australia a la cabeza. Las peceras de los hogares en los que estos Goldfish abundan como pequeñas mascotas limitan su crecimiento, pero, liberados en un medio silvestre, pueden crecer hasta alcanzar los dos kilos de peso, como el ejemplar de la imagen de arriba. ¿El problema?  Estos peces son carnívoros y, como especie invasora que son en la mayor parte de los países (son oriundos de Asia), destruyen el equilibrio de los ecosistemas en los que se ven inmersos al alimentarse de peces nativos más pequeños y de los huevos de todas las especies locales.

Esos huevos a su vez –nutridos de las larvas de mosquito presentes en las aguas– dejan de actuar así como insecticidas naturales, con lo que potencian también un incremento de insectos voladores en las regiones en las que colonizan las aguas.

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El 'goldfish' gigante. El pescador Rafael Biagini viralizó en 2010 esta imagen en la que se lo veía con una carpa koi (de la misma familia que los Goldfish) de unos 13,5 kilos que halló en un lago del sur de Francia. Muchos, de inicio, tildaron la imagen de montaje. No lo era. |Foto: Raphaël Biagini Carp

Los peces de colores buscan, además, su alimento sacudiendo el barro del fondo, eliminando así sedimentos y haciendo reflotar nutrientes que activan un crecimiento desmesurado de algas y contribuyen al deterioro y pérdida de calidad de las aguas.

El problema: son carnívoros y, como especie invasora que son, destruyen el equilibrio de los ecosistemas al alimentarse de peces nativos más pequeños

Además de perturbar los sedimentos y la vegetación que se encuentran en el fondo de los lagos y ríos, los peces invasores liberan nutrientes capaces de desencadenar y transmitir enfermedades exóticas y parásitos.

Para más inri, los ‘supergoldfish’ se reproducen mucho y muy rápido, por encima de la media de las demás especies, y son muy resistentes a todo tipo de adversidades: a aguas residuales, a condiciones de bajo oxigeno durante el invierno, y pueden vivir hasta unos 25 años.

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En el lago Ontario, en Canadá.Peces de colores invasores del tamaño de un balón de fútbol están apareciendo también en los Grandes Lagos de Norteamérica, devorando especies nativas y causando estragos en los ecosistemas locales.

Y hay más: en un estudio realizado hace unos años en Australia, en el que se hizo un seguimiento a 15 peces dorados durante un año, se pudo determinar cómo migran. «Descubrimos que pueden migrar desde los canales (donde muchas veces son dejados por sus dueños) al río y de allí al sistema de pantanos donde ponen los huevos. Esto significa que en un año pueden recorrer una distancia de más de 230 kilómetros». Con una capacidad de resistencia tan alta, no tardan en convertirse en una plaga que puede durar décadas.

Se reproducen mucho y muy rápido, son muy resistentes y pueden vivir hasta unos 25 años y recorrer más de 230 kilómetros al año

Este verano la voz de alarma ha llegado desde el condado de Carver, en Minnesota, Estados Unidos. Allí, solo a finales de 2020, se retiraron hasta 50.000 de estos peces de las aguas condales. Los gobernantes no han dudado por ello en suplicar a la población a través de las redes sociales que no suelten, por favor, sus peces de colores en estanques y lagos. Desde Carver, subrayan, además, que «el proceso para controlar la población de peces de colores y restaurar la población de peces nativos y la ecología de los lagos llevará muchos años».

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Los ríos de Australia. En Australia, investigadores de Ciencias Veterinarias de la Universidad Murdoch de Perth han documentado el aumento alarmante de peces de colores de más de un kilogramo en el río Vasse.

Y no hablemos de los costes. Según The Washington Post, en 2018 los funcionarios del estado de Washington anunciaron gastos de hasta 150.000 dólares en la rehabilitación de un lago cerca de Spokane. Y en Alberta, Canadá, un experto en especies invasoras calificó el problema de estos peces de colores de «aterrador».

Un problema nada nuevo

El problema, desde luego, no es del todo nuevo. Desde hace décadas, los peces de colores han sido liberados por dueños de acuarios domésticos a ríos y lagos naturales, y empezaron a causar problemas –previo a las alarmas ecologistas– cuando amenazaron la pesca deportiva en Crystal Lake, California. En Maine, incluso, la plaga de estos coloridos peces obligó a prohibir su tenencia incluso en estanques privados al aire libre, una medida tomada también por otros estados.

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El récord, en los lagos de Francia. Después de una batalla de 25 minutos, el pescador británico Andy Hackett capturó una carpa colosal la región francesa de Champaña. Pesaba 30 kilos y la llamaron 'La zanahoria'.

De hecho, hace ya más de diez años, el pescador Rafael Biagini viralizó una imagen en la que se lo veía con una carpa koi de unos 13,5 kilos que halló en un lago del sur de Francia. La carpa koi es una variante del Goldfish, ambos de la familia Cyprinidae. Muchos, de inicio, tildaron la foto de montaje. Sin embargo, los expertos no tardaron en asegurar que lamentablemente en las aguas dulces de muchas regiones abundan, como se viene confirmando, estos peces alcanzando esos tamaños. Biagini tardó diez minutos en sacar a la criatura del lago, al que luego, como suele hacer con todas sus capturas, lo devolvió.

Ken Peterson, entonces responsable de comunicación del Acuario de la Bahía de Monterrey, confirmó incluso que en un espacio que le permita mantener una alimentación correcta, el animal puede superar, aun más, el tamaño del ejemplar de la imagen de Biagini.

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Así de rápido se reproducen. En marzo de 2015, miles de peces de colores fueron vistos en el lago Teller, frente a Arapahoe Road en Boulder, Colorado, para máxima preocupación de los biólogos.Foto: Colorado Parks and Wildlife

Pese a todo lo visto, se estima que hasta 200 millones de peces de colores se crían cada año, la mayoría de los cuales terminan en exhibición doméstica y muchos de ellos, lamentablemente —a veces liberados con las mejores intenciones— en lagos, ríos y pantanos o arrojados por el váter, con voluntad de alargarles también la vida o de quitársela, creyendo quien lo arroja que el pececillo no sobrevivirá en la red cloacal. Error.

¿Qué hacer, entonces?

Si tienes en casa un pez de colores y en algún momento, con pena pero también con responsabilidad, debes forzosamente deshacerte de él, los expertos recomiendan llevarlo –siempre, en cualquier caso– a un acuario y seguir sólo las instrucciones que allí nos den.