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Desayuno de domingo con... Adriana Ozores: «Ver que los ricos están podridos es un consuelo aspiracional absurdo»

Madrid, 1959. Soy actriz y el 18 de enero estreno en Movistar Plus+ la serie Galgos: seis capítulos que tienes que ver de un tirón porque te enganchan. Lo bueno es que no son muy largos...

Javier Ocaña

Viernes, 12 de Enero 2024

Tiempo de lectura: 2 min

XLSemanal. Doy fe de que la serie engancha. Anoche no dormí hasta ver todos los capítulos [risas].

Adriana Ozores. La verdad es que la serie ha gustado mucho entre quienes la han visto, está llena de dinamismo.

XL. Carmina Somarriba, su personaje, se dedica a la filantropía, pero asume la empresa familiar con mano dura...

A.O. Pero no es un acto voluntario, las circunstancias la obligan y eso es lo chulo del personaje, que no va necesariamente a mejor. Quiere hacer las cosas bien donde está, pero verá que es muy difícil no mancharse hasta el cuello. En Galgos, todos los personajes estamos constantemente en conflicto.

XL. Mucho más cuando la gallina de los huevos de oro es una bollería industrial infantil, que en los tiempos que corren tienen peor fama que el tabaco (risas), y con una normativa sobre el consumo de azúcar dictada desde Bruselas.

A.O. En determinadas posiciones es difícil mantenerse limpio y recto. Esa energía de poder se te impregna y te embarra, te tragas muchas cosas; de lo contrario, te tienes que ir.

«Es una ingenuidad pensar que la vida existe sin un lado oscuro»

XL. Para ser Carmina Somarriba, ¿ha estudiado antes a este tipo de personajes?

A.O. Sí, claro. Lo bonito de nuestro trabajo es que nos permite bucear en la condición humana para ser lo que representamos en cada momento.

XL. ¿Es imposible ser poderoso y, a la vez, estar limpio, no caer en corruptelas y sobornos; no ser un tiburón?

A.O. Imposible no, pero sí que es algo bastante excepcional. A mí me cuesta creerlo porque tienen que pasar por una serie de aros y tragar muchos 'sapos', pero si su ambición se lo permite... pues es perfecto. Es una ingenuidad pensar que la vida existe sin un lado oscuro.

XL. ¿Nos atrae contemplar las miserias de los poderosos?

A.O. Los pobres también tienen vicios [se ríe]. Es otra ingenuidad pensar que el pobre no los tiene y, a veces, son exactamente los mismos. Las mezquindades de la gente más humilde no son ni mayores ni menores que las de los ricos. Lo que pasa es que la vida de poder y de dinero se considera como un ideal porque está colocada en un lugar inalcanzable.

XL. ¡Pero reconozca que nos gusta ver que los ricos también lloran!

A.O. Ver que los ricos están podridos es un consuelo aspiracional absurdo, pero que puede funcionar bien en las historias: pura ingenuidad [se ríe].

«Siempre tomo un colacao con cereales y pan tostado; unas veces con mantequilla y otras, con un poco de aceite y tomate. En verano empiezo con algo de fruta».