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Aretha Franklin Abusos, alcohol, depresión... El dolor de la reina del soul

A los 12 años empezó a ir de gira con su padre; y a los 15 ya era madre de dos hijos. Casada con un proxeneta, el alcohol, los problemas alimentarios y las depresiones acompañaron a la reina del soul durante toda su vida.

Por Fátima Uribarri

Viernes, 03 de Septiembre 2021

Tiempo de lectura: 8 min

Se sentó al piano. Miró al público, unas dos mil personas. Y se quedó callada. Su hermana Erma, que sabía que Aretha Franklin llevaba días en silencio encerrada en su cuarto, creyó que no sería capaz de cantar Jesus be a fence. Pero cantó. «Convirtió su dolor en una belleza intensa», contó Erma. Fue una de sus excelencias: «Los momentos más traumáticos de su vida producirían su música más emotiva», explica David Ritz, su biógrafo. Cuando Aretha cantó aquel día, estaba rota de dolor: su madre acababa de morir. Y ella era una niña de 10 años.

La ausencia de la madre y la omnipresencia del padre marcaron su vida. La madre, Barbara Sigman –una magnífica cantante–, se marchó de casa cuando Aretha (la tercera de cuatro hermanos) tenía 6 años. Su padre era Clarence LeVaughn Franklin, un reverendo de la Iglesia baptista con enorme carisma y un sexto sentido para la música. Sus ceremonias, en la iglesia New Bethel de Detroit, ‘imantaban’ a la gente: Franklin agitaba al público al ritmo de la música. Las parroquianas se quedaban arrobadas por él.

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Saga artística.Aretha (en el centro) con su padre, Clarence LeVaughn Franklin, una figura del góspel, y su hermana Carolyn, una excelente cantante y compositora.GETTY IMAGES

El reverendo era el faro de la familia; Aretha era la estrella; Erma, una gran cantante; Cecil fue mánager de Aretha; y Carolyn, una excelente compositora y cantante; era hija del reverendo y de uno de sus affaires, Milfred Jennings, ¡de 12 años de edad! Y no fue la única niña-madre de la familia.

Todo giraba en casa de los Franklin alrededor de la música y del padre, progresista y activista social, muy amigo de Martin Luther King. A aquella casa iban a tocar y cantar Duke Ellington y Ella Fitzgerald, entre otros. Aretha se crio mecida por el góspel. Pronto asombró por su fabuloso talento musical: escuchaba una pieza y la tocaba al piano inmediatamente y a la perfección. Tenía un don natural propio de los genios.

En el mundo del góspel reinaba la promiscuidad. Tras alabar a Dios en los escenarios, los artistas se entregaban al sexo

Su padre la sacaba de la cama en plena noche para que cantara y tocara delante de invitados como Nat King Cole, Billy Eckstine o Dinah Washington. A los 12 años ya iba de gira con su padre, una figura consolidada del góspel. A los 13 años se quedó embarazada. Cuenta David Ritz que en el mundillo del góspel reinaba la promiscuidad. Tras alabar a Dios en los escenarios, los artistas se entregaban al sexo. Incluso se rumoreó que su padre la había dejado embarazada, algo que se desmiente en la biografía Aretha Franklin. Apología y martirologio de la reina del soul (Libros del Kultrum), donde se cuentan cosas que a Aretha Franklin le molestaron. Durante toda su vida enmascaró sus penas y debilidades. Se empeñó en mostrar solo la cara y ocultar la cruz. Jamás quiso desvelar quién fue el padre de su primer hijo ni del segundo, a quien tuvo a los 15 años.

Niña prodigio.
Niña prodigio.De pequeña, en su casa, la sacaban de la cama por la noche para que actuara ante Nat King Cole o Ella Fitzgerald. Aquí, ensayando en 1961.GETTY IMAGES

«Era guapa, ligona y poseía una voz que encandilaba a todo el mundo. También a los hombres», explica su biógrafo. Y cuando empezó a marchitarse y perdió ese magnetismo con ellos, se inventaba ligues y romances y los filtraba a la prensa. Todo antes que reconocer que se alejaba del aura del éxito. Aretha Franklin fue una gran diva, de las más grandes de la historia de la música. La revista Rolling Stone la coronó en el primer lugar de su lista de los cien mejores cantantes de todos los tiempos. Colocó más de cien canciones en la lista Billboard; su álbum Amazing grace es el más vendido de la historia de la música góspel; ganó 19 premios Grammy; fue la primera mujer reconocida en el Salón de la Fama del Rock and Roll y cantó en momentos memorables como el funeral de Martin Luther King y la toma de posesión de Barack Obama.

Fue un personaje complejo: era tímida y a la vez engreída; era miedosa e insegura, pero lo ocultaba; era terca, visceral, muy difícil en el trato: a sus representantes y empleados los despedía a la mínima y los volvía a contratar. Fue muy competitiva, sobre todo con las mujeres: hizo la cruz a las cantantes que amenazaban su reinado musical, la tomó sobre todo con Roberta Flack y estaba obsesionada con batir a Barbra Streisand.

Y a la vez era generosa: se implicó en causas benéficas, a menudo de manera anónima. Igual daba plantón a un concierto multitudinario porque le daba miedo volar en avión que actuaba gratis para ayudar a una familia humilde. Era imprevisible. Fue capaz de abandonar el tabaco (fumaba tres cajetillas diarias) y el alcohol, que fue un serio problema en su vida, pero nunca venció la adicción a la comida. Subía y bajaba de peso y hablaba de ello en las revistas. Dijo que mantenía el peso a raya con una combinación de «sobres dietéticos y hombres jóvenes». Así era Aretha. Y como su percepción de las cosas a veces no tenía que ver con la realidad, actuó ya talludita y sobrada de kilos bailando con mallas ajustadas, escote generoso y tutú, ante el espanto de su agente.

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Una mujer combativa.Aretha Franklin transformaba las canciones, lo hizo con Respect. Otis Redding había compuesto el tema desde la visión masculina, Aretha cambió la perspectiva y lo convirtió en un himno femenino. Aquella canción de 1967 generó muchas lecturas políticas y raciales. Amazing grace, de 1972, es considerado el mejor álbum de góspel de la historia. Es también el más vendido del género.GETTY IMAGES

De jovencita, para escapar del control de su padre, se sometió al control de un marido. Se casó (por primera vez: tuvo tres maridos) a los 25 años con Ted White, «uno de los proxenetas más elegantes de Detroit», según Etta James. Entonces no era raro que a las nuevas cantantes las protegieran proxenetas. Billie Hollyday y Sarah Vaughan también tuvieron su ‘protector’. «Formaba parte de la industria musical. Los proxenetas nos pagaban y nos protegían. También nos pegaban. Éramos unas chiquillas con ganas de triunfar a cualquier precio y buscábamos a hombres que nos consiguieran lo que quisiéramos», ha confesado Etta James. Ted White ayudó a promocionar la carrera de Aretha con el dinero que ganaba una de sus chicas más activas.

Ted y Aretha fueron una especie de Ike y Tina Turner. También en el maltrato. El matrimonio acabó con una orden de alejamiento para Ted. A partir de entonces, su mánager fue su hermano Cecil. Mejor alguien de la familia, porque Aretha no se fiaba de nadie. Y con los años fue a peor.

Aretha parecía de acero. Pero le acechaba la depresión. En 1970 se rompió en un concierto. Padecía crisis nerviosas Y las combatía bebiendo

Cantaba con el bolso en el escenario porque llevaba efectivo para pagar a su gente. Era pesetera y desconfiada, quería llevar el control, pero no lo llevaba: tuvo problemas con Hacienda y muchas reclamaciones por no pagar las facturas.

La fiaban porque era la reina del soul. Y lo era. Según el crítico Bob Gendron, «amasaba las notas, acortándolas y alargándolas a su antojo, expresando lamentos ásperos para llegar a finales climáticos». Ella transformaba las canciones, las hacía suyas. Lo hizo con Respect, un exitazo épico. Otis Redding había compuesto el tema desde la visión masculina, Aretha cambió la perspectiva y lo convirtió en un himno femenino. Aquella canción de 1967 generó muchas lecturas políticas, sexuales y raciales. «Era lo que necesitaban el hombre y la mujer promedio de la nación: todos querían respeto», dijo Aretha.

Franklin era una cantante de góspel que se sentía cómoda con el jazz y el blues. Vivió los años de la eclosión de los Beatles y de los artistas de la discográfica Motown, de las Supremes, los Temptations, Stevie Wonder, Marvin Gaye y de Ray Charles… La competencia era feroz e incluía a sus hermanas: «Erma y yo éramos muy buenas, pero Aretha era excepcional. Se nos podía comparar con los Jackson. Jermaine, Jackie y Marlon cantaban bien, pero Michael estaba a otro nivel, el de los genios. Así veíamos a Aretha. Era un talento portentoso, de otro mundo», dijo su hermana Carolyn.

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Diva desconfiada.Cantaba con el bolso en el escenario porque allí guardaba el dinero para pagar a su gente. En la imagen, en una gala benéfica un año antes de morir.GETTY IMAGES.

Aretha competía con todos. Quería llegar al público blanco, como Barbra Streisand, que arrasaba entonces. A los 24 años mostraba el aplomo y la seguridad de una mujer de 60. Permanecía callada en el estudio de grabación y, cuando comenzaba a tocar el piano y a cantar, dejaba a todos boquiabiertos. «No había que decirle nada. Nos quedábamos mudos, impresionados. Asistíamos a la expresión de una grandeza única e inmortal», dijo Jerry Wexler, su productor durante años.

Alcanzó la cima con Respect, con Baby I love youChain of foolsI say a little prayer y otros éxitos. Cometió errores también. Paul McCartney y John Lennon escribieron para ella Let it be. Aretha dudó porque se decía ‘Mother Mary’ y le sonaba a católico. Se cansaron de esperarla y los Beatles grabaron Let it be. No se atormentó por ello. «En su mundo no había sitio para el fracaso y, si aparecía, nunca era culpa suya», ha contado su agente Ruth Bowen.

Bronca en el funeral de su padre

Parecía de acero. Pero le acechaban las depresiones. En 1970 se rompió en un concierto. Padecía crisis nerviosas, angustia, inseguridades. Y las combatía bebiendo. Jamás reconoció sus debilidades, salvo el miedo a volar que condicionó su carrera. Tuvo pérdidas muy dolorosas. A su padre (al que adoraba) le dispararon durante un robo en su casa de Detroit y estuvo cinco años en coma. Aretha convertía el dolor en furia. Se enfadaba con todo el mundo. En el mismo funeral de su padre tuvo una bronca con sus hermanas porque creyó que querían entrar antes que ella en la iglesia. Los aires de diva la hacían imposible.

Se iba quedando sola. Se encerraba en casa. Cancelaba conciertos. Se lo consentían porque era la reina del soul. Porque, como dijo James Cleveland, «era capaz de emocionar a la gente cantando las páginas amarillas». Murió en 2018, a los 76 años. Tuvo un funeral regio, acudieron estrellas de la música, Bill y Hillary Clinton. Y Barbra Streisand.

Etiquetas: Cantantes