Desayuno de domingo con... Estíbaliz Uranga: «Tras morir Sergio, solo quería esconderme. Me parece un milagro seguir en la música»

XLSemanal. ¿Con 12 o 14 años ya estaba cantando?

Estíbaliz Uranga. Sí, a los 16 empecé con mis hermanas, Izaskun y Amaya, en Voces y Guitarra, pero ya llevábamos dos o tres años cantando por ahí. ¡Es que ya soy talludita! [Ríe].

XL. Su salida de Mocedades queda clara en el documental: fue 'por las buenas'.

E.U. Sí [ríe]. Éramos muchos a repartir (siete) y Mocedades no tenía aún tanto éxito. Sergio y yo nos queríamos casar y él debía hacer el servicio militar y terminar su carrera de aparejador.

XL. Sin señalar a nadie, se dan pistas de las causas de la disolución de Mocedades: «pullas familiares», «difícil convivencia», «intolerancia de un miembro»…

E.U. Sergio y yo estábamos ya fuera, pero entiendo que, siendo muchos, todo es más difícil.

XL. A ver, su hermana Izaskun brilla por su ausencia en el documental. Y es el único miembro de la familia que no está luego en El Consorcio, ¿no me dirá nada más?

E.U. En el documental se explica lo que se quiere explicar. Y no, no te voy a decir nada más [ríe].

XL. Disuelto Mocedades, es Amaya quien les propone, en 1993, formar El Consorcio a Sergio y a usted, a su hermano Iñaki y a Carlos Zubiaga.

E.U. Carlos es el único que no es de la familia: es 'el sufridor', decimos, rodeado de los Uranga. Ahora también canta con nosotros mi hija Allende, licenciada en Derecho, en Políticas y con un máster en propiedad intelectual. Pero la música es lo que la hace feliz.

XL. Tras la muerte de Sergio, en 2015, ¿pensó en abandonar El Consorcio?

E.U. No, aunque fue un golpe durísimo, porque lo veíamos venir... El Consorcio sigue: este año tenemos 30 conciertos y en casi todos hacemos sold out.

XL. Es abuela desde hace seis años.

E.U. Sí, y procuro que mi nieto quiera venir a mi casa. He tenido abuelas de los dos tipos: la que me apetecía ver y la que no. No lo malcrío ni le consiento que me hable de mal modo, pero le doy cariñito y viene contento a verme.

XL. Vive en Madrid desde hace 45 años.

E.U. Al casarnos con Sergio, sí. Nos vinimos a Madrid porque era más cómodo para ir y volver de cualquier concierto. Ya me he hecho a la sequedad de aquí, y la humedad del norte me pone de los nervios.

XL. ¿Qué le ha pedido al año 2025?

E.U. Nada. Después de que Sergio se fuera, me pareció que todo se iba a la mierda y lo único que quería era esconderme. Poder seguir adelante con la música me parece un milagro de la vida.

Por escalas...

«Pan de hogaza integral de centeno con aceite de oliva y algo de chorizo, pavo, jamón… Un café con leche semi-desnatada. Más tarde, algo de fruta».

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