Desayuno de domingo con... Jorge Fernández: 'Soy el tío más afortunado del mundo y trabajo para seguir siéndolo'

XLSemanal. Enhorabuena.

Jorge Fernández. Muchas gracias. El programa va muy bien, siempre hemos sido líderes en nuestro horario.

XL. Menuda suerte en estos tiempos.

J.F. La suerte es para los que no saben, decía Di Stéfano. Si haces un programa diario quince años y siempre ganas, la suerte es el último factor que influye.

XL. Pero, sin la presión del share, se trabaja más relajado.

J.F. En absoluto. Al ganar siempre, competimos contra nosotros mismos. Si un día bajamos del 18 por ciento, vemos con mi director qué ha ocurrido.

XL. ¿El éxito le impide un cambio?

J.F. Hay gente que, aunque le vaya bien, no tiene esa hambre toda la vida. Yo sí. Nunca se sabe qué puede venir detrás, y como lo que tenemos es cojonudo, hay que mantenerlo. La ruleta... es un regalazo. Soy el tío más afortunado del mundo y trabajo para seguir siéndolo.

XL. Fue profesor de Educación Física en el Colegio Virgen Niña de Vitoria y debutó en la Liga ACB con el Saski Baskonia. ¿Dónde lloraron más cuando decidió dejarlo todo tras ser Míster España?

J.F. En el equipo seguro que nada: yo era de los malos. Y en el colegio, tampoco; los alumnos nunca echan de menos a los profesores. Pero los tenía bastante consentidos, no iba a putearles en gimnasia. Con el tiempo algunos me han dicho que yo era su profesor favorito.

Un desayuno muy completo

«Tres huevos a la plancha o en tortilla con jamón ibérico. Un tomatito, medio aguacate, dos rodajas de pan de trigo sarraceno y un litro de agua».

XL. Oiga, ganó el concurso de Míster España con estrategias.

J.F. Sí [ríe]; me preparé muy bien la entrevista con el jurado para transmitir algo que les llamara la atención. Fui por el tema de que soy licenciado en Educación Física, porque allí no había muchos licenciados precisamente.

XL. ¡Y dedicó su pequeño speech a pelotear a la presidenta del jurado!

J.F. Sí [risas]. Sabía que los beneficios del evento se destinaban a la lucha contra el cáncer, y comprobé que eso lo desconocían los demás participantes; así que hablé de lo importante que era ese gesto. La presidenta se levantó para aplaudirme, supongo que me pondría un diez [ríe]. Yo me lo curré para ganar.

XL. ¿Ser guapo oficial con certificado doble [antes fue Míster Euskadi] le ayudó a ligar con las mises y a vivir de modelo?

J.F. Ser míster te abre puertas, pero también te las puede cerrar. De hecho, para trabajar en moda era contraproducente: mejor desvincularse. No me gustaba mucho el ambiente de los modelos, era un coñazo; pero me propusieron seguir porque se retrasó el siguiente certamen, y lo hice un año más. Y no, no salí con ninguna de las mises [ríe].