Con Todo muere, Juan Gómez-Jurado da por terminada la historia que lo llevó a crear el Universo Reina Roja (El paciente, Cicatriz, Reina Roja, Loba Negra, Rey Blanco, Todo arde, Todo vuelve y Todo muere). El círculo se ha cerrado con más de seis millones de ejemplares vendidos en España y ocho novelas traducidas a más de cuarenta lenguas. Además de una serie de televisión, La Reina Roja, con Vicky Luengo y Hovik Keuchkerian como protagonistas, que ya va a por la segunda temporada tras arrasar en la primera.
Juan Gómez-Jurado nunca da pistas sobre su nuevo libro, mucho menos sobre el próximo, ya en ciernes. Aun así lo intentamos en esta entrevista cómplice y divertida con un autor con mucho humor, a pesar de especializarse en psicópatas.
XLSemanal. Júreme que Antonia Scott y Jon Gutiérrez no aparecen en la siguiente novela que escriba ni de tapadillo porque, si no, cuento el final de Todo muere.
Juan Gómez-Jurado. ¡Jajaja! La siguiente no tiene nada que ver, te lo prometo, aunque todavía no la he terminado.
XL. ¿Por qué ha matado a la gallina de los huevos de oro? ¿Se hartó de ella o le sobran huevos de oro?
J.G.J. ¡Vale! Me gustan estos personajes y los adoro, pero ahora estoy trabajando en otra cosa. Mira, te voy a hacer un spoiler: se presenta el villano, se presenta un personaje secundario, se presenta la protagonista, aparece el villano, aparece el personaje secundario, nos enfrentamos al villano y se generan unas consecuencias colaterales…
XL. ¡Me rindo! No he dormido lo suficiente para seguir este juego. No se contradiga, ha dicho muchas veces que casi nunca sabe cómo van a terminar sus novelas cuando las empieza.
J.G.J. Es que no siempre digo la verdad, ese es el problema. Tengo que reconocerte dos cosas: la primera es que siempre he sido un idiota con muchísima suerte, al que siempre le han salido las cosas más o menos bien…
XL. ¡Vaya! ¿Y la segunda cosa?
J.G.J. Que soy un mentiroso, y tú tendrías que saber cuándo miento y cuándo no.
XL. ¿Y cuál es la clave?
J.G.J. No te voy a mentir sobre cosas importantes, pero sobre mis historias lo voy a hacer constantemente, porque es mi trabajo y porque, como Sherezade, tengo que mantener la ficción.
XL. Pues vamos a hablar de cosas importantes. Cuando empezó El paciente se divorció, se quedó sin dinero y se fue a un piso enano.
J.G.J. Sí y, cuando me senté a escribir Cicatriz, se murió mi madre adoptiva.
«Supe a los 36 años que era adoptado. Me produjo un 'shock' muy grande, de psicólogo, psiquiatra y medicación. El vacío es gigantesco. Yo nunca me voy a sentir suficiente»
XL. Con Reina Roja llegó el éxito, pero murió su padre.
J.G.J. Y el mismo día que empecé a escribir Loba Negra, me llamaron del hospital donde estaba ingresada mi tía para decirme que se había subido al tejado para tirarse.
XL. Al empezar Rey Blanco comenzó la pandemia.
J.G.J. Y con Todo arde le diagnosticaron un cáncer a mi mejor amiga, la madrina de mis hijos, y murió. Y escribiendo Todo vuelve murió mi agente literaria.
XL. Yo no creo en los gafes, pero no me extraña que quisiera acabar con el Universo Reina Roja.
J.G.J. Sí, pero con esta, Todo muere, no me ha pasado nada. Estamos todos mirándonos entre nosotros a ver quién es el siguiente [se ríe].
XL. ¿Por qué le atraen tanto los psicópatas?
J.G.J. Soy un chico bueno intentando hacerse el chico malo; y lo hago porque yo mismo me resulto tan aburrido, tan insulso, que me parezco a un acuario lleno de mejillones.
XL. Ir por la vida de chico tímido era una forma muy simplona de intentar ligar...
J.G.J. Pues a mí me ha funcionado siempre. Me funcionó con la madre de mis hijos y con mi actual esposa: me funcionó con las dos, ¡jajaja! Yo he sido un pringado toda la vida; pero cuando estoy con niños hago lo contrario, me pongo el traje de superhéroe, porque creo que es la manera de que vean que a la persona que ellos quieren parecerse le va muy bien.
XL. Por cierto, sus colecciones de libros infantiles también arrasan. ¿Qué le dicen los niños que acuden para que se los firme?
J.G.J. De todo, a veces bajan la voz y me cuentan que lo pasan muy mal. Entonces, me llevo a ese niño aparte, me siento con él unos minutos y le digo que las cosas le van a ir muy bien, aunque en ese momento crea que no, porque algunos lo pasan como el culo. Si yo te contara…
XL. ¿El qué?
J.G.J. Es que no quiero hablar de ellas en la entrevista, pero he vivido experiencias muy duras con los chavales.
XL. De acuerdo. Este último año ha sido el escritor más leído en lengua española, ¿no ha explotado de alegría?
J.G.J. Estaba preparando unas lentejas, porque mi mujer cocina muy mal y soy yo el que hace la comida, cuando me comunicaron esta noticia... y pensé preocupado: «Pues habrá que vivir con ello». No salí a celebrarlo y te aseguro que me dio mucha vergüenza que lo publicarais, te lo digo honestamente.
«El libro número uno de estas Navidades va a ser la novela de Dolores Redondo; luego, la de Pérez-Reverte; y la mía estará entre el tres y el cuatro»
XL. ¡Es falsa modestia!
J.G.J. Hay dos cosas en la vida: nunca digo de qué equipo soy…
XL. Del Real Madrid, lo contó en una entrevista, emitida en Real Madrid TV precisamente.
J.G.J. Bueno, pero fuera de esa vez, no hago pública profesión de ello. Lo que quiero decir es que, siendo madridista, yo quiero ver a mi equipo el primero, está claro.
XL. ¿Adónde quiere llegar?
J.G.J. A lo jodido que tiene que ser para el Girona ser el primero y ver que los equipos que están a su lado tienen mucho más presupuesto y mejores jugadores.
XL. Colijo que usted es el Girona y que lo pasa fatal liderando el ranking de escritores que considera mejor dotados.
J.G.J. ¿Es que tú sabes lo jodido que es olerte en el cuello a Arturo Pérez-Reverte?
XL. ¡Pues no! ¡Jajaja!
J.G.J. ¡Te lo digo en serio! Que Arturo Pérez-Reverte te esté olfateando el cuello… Esto es una cosa de amor y amistad pura, porque lo quiero muchísimo y él a mí. Y ahora tú piensas, ¿y quién va a ganar estas Navidades?
XL. ¡Vaya compromiso! ¿Se lo ha planteado ya?
J.G.J. Sí, tengo muy claro que el número uno va a ser el libro de Dolores Redondo; el dos va ser el de Arturo Pérez-Reverte; y yo estaré entre el tres y el cuatro. Pero esto no quiere decir que a mí no me guste estar en el número uno.
«En lo que estoy trabajando ahora es muy distinto a todo lo anterior: voy a poner a un/una protagonista en una situación imposible y en un entorno donde el empedrado importa»
XL. ¿Cree que a los demás les ha sentado mal que usted sea el escritor más leído en lengua española?
J.G.J. ¿Que les pasase por delante? Mmmm… pues un poco mal sí [ríe]; porque lo primero que hice fue llamar a Arturo y me dijo: «Enhorabuena, chaval. Yo sabía que, antes o después, un joven pistolero me dispararía por la espalda y me alegro de que seas tú». ¡Ya sabes cómo es Arturo!
XL. ¿Cómo es?
J.G.J. Durante un tiempo sí que me hizo ilusión ser el que le disparara por la espalda; hoy, lo único que deseo es que le vaya muy bien. Cada vez que sacaba un libro yo lo llamaba y le decía: «¿Otro libro este año? ¡A ver si nos vamos retirando o estirando la pata!». Y él me contestaba: «¡Cabrón, te jodes. Te voy a dar por culo muchos años!» [risas].
XL. ¿Entre los escritores más leídos se reconocen de primera o segunda división?
J.G.J. No [rotundo], eso no pasa. No, no; estoy seguro porque los conozco a todos, tengo sus WhatsApp y hablo con ellos con frecuencia.
XL. ¿No los hay que se sienten divos, malditos, letrados o académicos, cultos o acomplejados?
J.G.J. Entre nosotros no. ¿A mí me has visto acomplejado alguna vez? Otra cosa es que haya días en los que me levanto diciendo que yo no tengo derecho a esto.
XL. ¿Alguien que repite el éxito una y otra vez puede ser tan inseguro?
J.G.J. La inseguridad es consustancial a mí. ¿Sabes cuántas veces le pregunto al día a mi mujer si me quiere? Te lo digo en serio, la tengo hasta la polla con la pregunta.
XL. El amor juega en otra liga, hablamos de otra cosa.
J.G.J. A mis hijos [17 y 20 años] les hago la misma pregunta constantemente. Yo puedo dar una imagen de simpático y echado para delante, y las dos cosas ser ciertas, y luego, en mi vida personal, ser superinseguro y sentirme una mierda.
XL. ¡Buah!
J.G.J. ¿Te aburre mucho? ¿No te lo crees? ¿Por qué no llamamos a mis hijos? Lo malo es que son capaces de decirme a la vez: «Reino Rojo no 'flexees'». Me llaman 'Reino Rojo', tenemos muy buena relación y ya empezamos a emborracharnos juntos.
XL. Pues ya no está de moda emborracharse.
J.G.J. Ya lo sé, pero ellos todavía creen que sí.
«Cuando muera, quiero que me incineren y que esparzan mis cenizas en un lugar que moleste, que se les metan en los ojos a la gente. Me parece gracioso dar por culo después de muerto»
XL. ¿Qué quiere decir 'flexear'?
J.G.J. Que no presuma, viene de flexionar el brazo para enseñar los bíceps.
XL. Dice que necesita sentirse querido porque el hueco que le dejó saber que fue abandonado al nacer no se puede llenar, pero eso lo supo a los 36 años.
J.G.J. Es así, tanto si te enteras de mayor como si te lo dicen de pequeño: no hay solución buena a ese hueco. Si te dicen de mayor que eres adoptado, el vacío va a ser gigantesco a partir de ese momento; si te dicen la verdad antes de los 10 años, la solución es menos mala porque, desde ahí, vas a empezar a construir tu universo y podrás coser la cicatriz antes.
XL. ¿Por qué no puede llenar ese hueco un niño que ha sido feliz desde que era un bebé?
J.G.J. Porque el cien por cien de las personas adoptadas con las que he hablado, y han sido más de 50, aunque sean felices, han sentido la necesidad de inventarse una vida, una historia que justifique y explique su abandono. Yo ya nunca me voy a sentir suficiente.
XL. ¿En su tumba va a querer que, como en Todo muere, pongan «Devoto marido y padre»?
J.G.J. Yo quiero que me incineren,
y he pedido a mi mujer y a mis hijos que esparzan mis cenizas en un lugar que moleste bastante, para que se les metan en los ojos a la gente, porque me parece gracioso dar por culo después de muerto.
XL. Hay cosas con las que no se bromea. Sin embargo, usted se ha reído de su pasado en público; hizo bromas sobre su abandono en la maternidad de O'Donnell, su adopción e incluso con la muerte de sus padres adoptivos.
J.G.J. [Se pone serio]. Lo admito, es verdad; para mí fue la manera de poner cada cosa en el sitio adecuado. Ha sido así, sí. Era tirar de la goma en sentido contrario. Esto no lo he dicho nunca: cuando a mí me pegó esto de saber que era adoptado, me produjo un shock muy grande de psicólogo, psiquiatra y medicación.
XL. Pero luego ese dolor lo convirtió en un exhibicionismo casi histriónico.
J.G.J. Mis amigos me vieron tan mal que decidieron convertirlo en una broma en los pódcast y acabaron confundiéndose la persona y el personaje. Mira, cuando alguien te tira una tarta a la cara, tú puedes sentirte avergonzado, porque se te ha manchado el traje, o empezar a hacer el payaso y convertirlo en parte del show.
XL. Y, ahora, ¿en qué punto está?
J.G.J. Ahora se ha convertido en un chiste y es divertido. Todos los que nos dedicamos a la creatividad estamos tarados y podemos estarlo por ser unos putos egocéntricos o por ser unos egomaníacos o por… La cuestión es que todos tenemos taras [ríe].
XL. Asegura que el amor y la risa son lo más importante en la vida, pero en sus libros los personajes se ríen poco y el sexo ni se conjuga.
J.G.J. ¡Cómo que no! En Todo vuelve hay un polvazo buenísimo.
XL. ¡Ni me acuerdo! No sería tan buenísimo.
J.G.J. [Risas]. Ocurren dos cosas: la velocidad de un thriller no deja follar a los personajes, porque no tiene sentido. Y, segundo, cuando vivían mis padres, me cortaba mucho sacar polvos en los libros; y, con el paso del tiempo, desde Reina Roja para acá, me empiezan a cortar mis hijos y me da mucha vergüenza porque luego los leen ellos y sus amigos.
XL. Terminamos ya y que sea el lector el que adivine cuántas mentiras nos ha contado.
J.G.J. Pues esta vez creo que no te he contado ninguna [ríe].
XL. Entregado a la verdad, es el momento de darnos una exclusiva de las buenas: ¿de qué va su próximo libro?
J.G.J. ¡Jajajaja! Nunca contesto a esta pregunta, pero te lo voy a decir porque te lo has ganado. Es la primera vez que lo voy a contar; apunta: mi próxima novela no transcurre en el Universo Reina Roja ni en el presente, y creo que va a dejar muy sorprendida a la gente. Esto te da toda la idea de lo que significa cerrar el círculo.
XL. Si los lectores de XLSemanal han llegado hasta aquí, se merecen que les descubra algo más que esta evidencia. ¿Es histórica?
J.G.J. [Ríe]. No, pero no te voy a decir a qué años nos vamos, aunque tampoco es muy atrás.
XL. ¡Al año 2000!
J.G.J. Un poco más, tres décadas atrás. Sitúate entre el 94 y el 95 en España, lo estoy estudiando y me apetece muchísimo.
XL. ¿Novela negra, policiaca…?
J.G.J. Mmmm… Es un thriller negro, una obra de misterio.
XL. Y, tratándose de usted, nos va a hacer sufrir muchísimo con psicópatas y maniacos.
J.G.J. Sí, sí, eso sí. Pero te diré que en lo que estoy trabajando ahora es muy distinto a todo lo anterior: voy a coger a un/una protagonista y lo voy a poner en una situación imposible, y el entorno va a tener muchísima importancia; esta novela transcurre en un sitio donde el empedrado importa.