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Talento Joven Fundación BBVA Macarena Arenas, matemática : «A veces no sabes ni cómo empezar. Intentas 100 cosas y 99 fallan. Lo bueno es que solo necesitas que funcione una»

Imaginar espacios que no existen o construir universos de infinitas dimensiones son algunos de los desafíos a los que se enfrenta Macarena Arenas. Esta matemática ha sido premiada por la Fundación BBVA y la Real Sociedad Matemática Española por investigar geometrías 'salvajes' que ya tienen aplicaciones en robótica, computación…

Fundación BBVA.

Viernes, 12 de Septiembre 2025, 11:01h

Tiempo de lectura: 3 min

Como un escritor ante el folio en blanco, Macarena Arenas (Ciudad de México, 1994) se enfrenta a problemas donde «no sabes cómo empezar. Tienes que dar un paso atrás y preguntarte de qué va esto». Arenas fue galardonada en 2024 con el Premio Vicent Caselles, que otorgan la Fundación BBVA y la Real Sociedad Matemática Española, por sus contribuciones al estudio de espacios geométricos ondulados.

«Cuando resuelves problemas fundamentales, se desbloquean nuevas ramas del conocimiento. Es como si se abriera una compuerta y brotara una cascada de descubrimientos»

Esta investigadora hispanomexicana de la Universidad de Cambridge ha logrado dar con nuevas construcciones en espacios no solo tridimensionales, sino de muchas más dimensiones, algo muy difícil en su campo. Sus trabajos abren nuevas vías para entender las propiedades de estos espacios matemáticos, que ya tienen aplicaciones en la industria.

«Cuando te propones probar un teorema, debes tener fe en ti misma. Pero siempre existe la posibilidad de que estés equivocada. Intentas 100 cosas y 99 fallan. Lo bueno es que solo necesitas que funcione una», explica. «Cuando por fin entiendes algo por ti misma, es lo más bonito del mundo».

En una época donde proliferan los líderes que prometen soluciones rápidas a problemas complejos, como el cambio climático o las migraciones, la actitud de los matemáticos contrasta. «En mi campo trabajamos con problemas que llevan planteados décadas, a veces siglos, y cientos de matemáticos han intentado resolverlos. Uno se enfrenta a ellos sabiendo que la solución no es fácil, que va a tomar trabajo y tiempo, con el riesgo de que no funcione», cuenta. «Si quieres hacer algo que tenga un impacto profundo en la sociedad, tienes que asumir que no hay soluciones fáciles».

El problema es que «la precariedad de la ciencia obliga a muchos jóvenes a rascar solo la superficie. Si te pasas diez años pensando en un gran problema y lo resuelves, harás una diferencia mucho más significativa que publicando un artículo cada año. Pero los que te financian necesitan saber que estás produciendo algo, y solo lo saben a través de números: cuántas publicaciones tienes. Ahí hay una tensión entre lo que sería mejor para la ciencia y lo que te exige el sistema». Pero añade: «Cuando resuelves problemas fundamentales, se desbloquean nuevas ramas del conocimiento. Es como si se abriera una compuerta y brotara una cascada de descubrimientos».


Las claves de mi trabajo


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«Trabajo con cubos como si fueran piezas de Lego. Los voy pegando unos con otros para crear espacios matemáticos. Pero mis cubos pueden tener cualquier número de dimensiones».

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«En mi pizarra dibujo las tres geometrías: la esfera, que es una curva que se dobla hacia adentro; el plano, que es recto; y el plano hiperbólico, que es como una patata Pringles, ondulado hacia fuera».

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«Estos espacios sirven como modelo para situaciones reales. Por ejemplo, dos robots moviéndose en una fábrica sin chocar: eso es fácil, necesitas solo dos dimensiones, ancho y largo, como un plano normal».

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«Pero, si tienes más robots, la cosa se complica: con tres robots necesitas tres dimensiones, con diez necesitas diez… Yo investigo espacios de múltiples dimensiones, incluso infinitas».

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