Helena Rodero, farmacéutica especializada en cuidado facial y capilar: «Mucha gente se lava la cara con el jabón de manos, lo que altera la protección natural de la piel»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Helena Rodero, farmacéutica especializada en cuidado facial y capilar.
Helena Rodero, farmacéutica especializada en cuidado facial y capilar.

La experta señala que cualquier rutina facial debe incluir un limpiador y un buen protector solar

02 mar 2023 . Actualizado a las 18:44 h.

El cuidado de la piel está de moda. Tiene sentido, pues se considera la primera barrera física en la primera línea de defensa. Es un órgano más y, como particularidad, es el único expuesto al exterior. Su estado puede, a través de manchas, cambios de color o textura, avisarnos de enfermedades o cambios notables en el organismo, así que, qué menos que prestarle atención. Paralelamente, también es una cuestión estética. Cuidarse más para verse mejor a uno mismo. Helena Rodero es conocedora de los activos necesarios según el tipo de piel. Está especializada en el cuidado facial y capilar e imparte cursos tanto a profesionales de la medicina, como a gente ciudadanos curiosos. En redes, con cientos de miles de seguidores, pasa parte de su día. Allí responde tantas preguntas como puede. 

—¿Qué debe incluir una rutina facial? Empecemos por la más básica. 

—Una limpieza que no reseque y, lo más importante, una buena protección solar. Si puede ser con SPF 50+. Este número se refiere a la protección ultravioleta B, que es la que quema. Pero, ahora, casi todos los fotoprotectores están incluyendo protección contra ultravioleta A, infrarroja y luz visible. Yo apostaría por invertir en un buen protector solar que fuera de amplio espectro. Eso es lo básico. Porque al final, utilizando una buena protección solar de estas características, estás cubriendo el 70 o el 80 % del envejecimiento. De alguna forma, lo evitas. 

—De hecho, los signos más reconocidos del fotoenvejecimiento son las arrugas y las manchas. 

—Exacto. Por un lado, hay que entender que el sol tiene su efecto beneficioso, solo que hay que controlarlo. Por ejemplo, el sol hará que tu organismo sintetice la vitamina D, la cual es fundamental para la vida. Interviene no solo en la prevención de la osteoporosis, sino también resulta fundamental para nuestras defensas o nuestro estado de ánimo, entre otras muchas cosas. Es más, la vitamina D está mal llamada vitamina porque es más parecida a una hormona. Todas las células de nuestro organismo tienen un receptor para ella, con lo cual, podemos imaginarnos lo importante que resulta. Y si bien recibimos un 10 % procedente de alimentación, el 90 % restante se produce con los rayos del sol. Lo que ocurre es que para que nuestro organismo convierta la radiación solar en vitamina D, hay que recibir la radiación ultravioleta B, que es la que produce quemaduras, y muy mantenida en el tiempo, cáncer de piel. Por eso hablamos de balance. Es decir, si quieres tomar el sol para sintetizar vitamina D, hay que hacerlo con mucha precaución. 

—¿Y eso cómo se hace?

—Suelo recomendar una aplicación que se llama UVderma, que se puede bajar en el móvil y que, según el fototipo de la persona, es decir, la protección que puede tener tu piel de forma natural, la altitud de dónde vivas, la época del año y toda una serie de parámetros, te dice cuánto tiempo puedes exponerte al sol sin quemarte, pero lo suficiente para sintetizar vitamina D. Sin embargo, tiene un problema, y es que te indica que sea rostro y escote. Yo digo que ni se te ocurra, porque el rostro es lo que siempre está expuesto a la radiación solar. Por eso, si tomas el sol hay que ser un poco inteligente y tomarlo en los antebrazos y en las pantorrillas, que son zonas que no están expuestas al sol de manera continua y no se ven tan fotoenvejecidas.  Al final, una radiación continua provoca arrugas, manchas y flacidez, lo que se denomina fotoenvejecimiento. También hay otras zonas que nos suelen pasar desapercibidas, como las manos, y que están muy expuestas al sol todo el año. La consecuencia de eso son unas manchas marrones en forma de lenteja que aparecen cuando tenemos una edad. Esa es la radiación que hemos ido acumulando con la vida. 

—Para una rutina básica menciona un buen limpiador y protector solar. ¿Dónde queda la crema hidratante? 

—Pienso que si una persona no está acostumbrada a cuidarse y le digo que se tiene que poner una crema hidratante y encima un protector solar, la mitad de las veces no se pondrá las dos cosas, ni sabrá qué es lo importante. Por eso prefiero optar por un protector solar de amplio espectro, que además deja la piel cómoda porque también puede hidratar y aportar antioxidantes. Si es lo único que alguien se tiene que aplicar, acabará poniéndose la cantidad correcta y haciéndolo todos los días. Recordemos que la protección solar solo es eficaz si se pone la cantidad correcta, esto es dos dedos en textura de crema, y tres dedos en fluidos. No pasa nada si alguien se pasa, el problema para mí es quedarse corto. Luego hay que ir reponiéndolo las veces que nos expongamos al sol, cada dos o tres horas, o cuando volvamos a salir a la calle. Después hablo de un limpiador que no reseque, porque con él solemos cometer varios errores. Mucha gente utiliza el jabón de manos y lo único que consigue es alterar la piel porque quita más de lo debido. O sea, no es que limpie, sino que se carga toda la protección natural de la piel, denominado manto y lipídico. Estos son como una crema que nosotros fabricamos y que, de forma superficial, protege la piel. Cuando eliminamos esta especie de crema que tenemos, nuestra piel empezar a estar más expuesta. Por eso puede ocurrir que se nos sensibilice o que se ponga roja con el frío. 

—¿Existe una forma correcta de trabajar el limpiado? De base, muchos caen en recurrir al jabón de manos. 

—Sí. Hay que preemulsionarlo con la mano húmeda, trabajarlo en la mano antes de aplicarlo, poner una cantidad razonable, tirando a poca, y aclararlo al 100 %, porque hay mucha gente que solo se pasa un poco de agua y luego se seca. Después, pensamos que ese jabón nos seca la piel y en realidad es que no se ha retirado bien. Hay que aclarar con abundante agua hasta que el producto haya salido. Habrá que secarlo a toquecitos y poner el protector solar. Por la noche, como es lógico, no lo usarás, y aquí sí puedes necesitar una crema. Aunque depende del tipo de piel, porque si tienes una mixta-grasa puede que ni te haga falta. Esto, como dije, es lo básico. Luego podríamos ir ampliando a muchas cosas, pero pienso que primero hay que llevar a la población la información de lo que es importante.  

—Cada vez es más común que se escuchen nombres de activos como el ácido hialurónico o los retinoides. ¿Existe alguno que se recomiende más o menos según la edad?

—Así es. El ácido hialurónico no me apasiona porque solamente es hidratante. Ayuda a retener agua, pero poco más. Si quieres más ayuda, habría que ir a un retinoide. Los retinoides, que por orden de efecto son el retinil, el retinol con potencia media y, el más potente de todos, el retinal, son activos que se pueden utilizar a cualquier edad. Una piel joven se beneficiaría porque renuevan la piel de forma adecuada y mejoran el acné, y en pieles maduras, trabajan otras áreas como las manchas, la prevención de arrugas y las arrugas finas. A nivel de flacidez también actúan. Lógicamente, no podemos pensar en tener un efecto espectacular, sino que va a mejorar la textura de la piel, producir un color uniforme; se percibirá con mejor aspecto. Eso sí, no eliminarás la arruga porque para eso está la medicina estética y la cirugía estética. Ahora bien, en activos es el más potente que podrías utilizar. Estos se deben utilizar por las noches y se pueden intercalar con los alfahidroxiácidos, que en pieles jóvenes puede trabajar sobre el acné y la textura, pero en pieles más maduras también actúa a nivel de manchas y mejora la síntesis de colágeno, otro activo que va a trabajar también sobre la textura de la piel y sobre el acné. En realidad, el fin es el mismo, pero lo hacen con mecanismos de acción diferentes. 

—Dice que se deben intercalar por la noche, ¿es necesario variar de uno a otro por si el efecto es demasiado agresivo?

—No, podrían ser agresivos si los introduces mal. Por ejemplo, alguien que haya oído hablar del retinol y que empieza a utilizarlo todos los días. Le va bien y, de repente, la persona se levantan con la cara fatal, porque como el retinol actúa desde la capa basal, que es la última capa de la epidermis dónde están las células vivas, tarda unos días en empezar a ser efectivo. No es instantáneo y la persona, durante todos esos días, ha hecho una acumulación de retinol en su piel a la cual no estaba acostumbrada, por lo que su piel se ha enrojecido y resecado. 

Helena Rodero, farmacéutica especializada en cuidado facial y capilar.
Helena Rodero, farmacéutica especializada en cuidado facial y capilar.

—Es decir, que mejor ir poco a poco. 

—Hay que acostumbrarse poco a poco, sí. Una vez se logre, la persona puede ir alternándolo como mejor le venga. Por ejemplo, utilizarlo de lunes a viernes, los sábados emplear alfahidroxiácidos y los domingos, solo hidratación. O un día retinol y otro día alfahidroxiácidos. También hay otra rutina que se lleva ahora, que se llama skin cycling, que organiza un primer día de exfoliación con alfahidróxidos, betahidroxiácidos, o polihidroxiácido; un segundo día con retinoides; y el tercer  y cuarto día se dedican solo a recuperar la barrera de la piel. Todos esos ciclos se van repitiendo. Al final, es cuestión de ver las necesidades de cada persona, porque si alguien tiene una piel sensible, tendrá que utilizar un peeling enzimático, que es el más suave de todos, el retinil porque es el más flojo, y después dejar pasar dos días de descanso. 

—Cuando llega el cambio de estación, los complementos alimenticios para reforzar la caída del pelo se vuelven los superventas de las farmacias. ¿Existe algún componente que funcione?

 —Sobre esto se puede hablar largo y tendido. De forma muy simple, hay dos tipos de caídas principales. La más numerosa, que se llama alopecia androgenética. Esa es la típica del caballero, con entradas que se empiezan a meter, y la coronilla que se comienza a vaciar. En mujeres es lo mismo, pero pasa mucho más lentamente. En la menopausia, esta caída se incrementa y el cabello pierde densidad, pero llama menos la atención. Esta hay que tratarla desde un punto médico sí o sí. Después está el efluvio telógeno, del que tú me hablas. Sucede cuando llega una época, como el otoño o la primavera, en la que de repente, la gente se empieza a dar cuenta de que al peinarse o al lavarse la cabeza, le queda una mata de pelo en la mano. Se asustan pero es algo fisiológico, normal, y pasados unos tres meses el cuerpo se recupera. En este punto, se puede tomar un refuerzo para que sea menos intenso o reforzar el cabello que esté creciendo, pero hay que entender que es un proceso, y que por mucho que la persona tome algo, va a seguir durando el mismo tiempo. Si nos vamos a la composición de los complementos alimenticios que podemos usar, deberías llevar cosas que nos faltan como la vitamina D, el hierro, el zinc, las vitaminas del grupo B y antioxidantes, porque al final, es un proceso oxidativo. Con todo, insisto, nada va a frenar la caída por completo. Por supuesto, si hay un problema, es el médico quién debe valorarlo, pedir una analítica y comprobar lo que considere. Yo entiendo que la persona a la que se le cae el pelo quiere una solución rápida, y desde la farmacia se le puede ayudar con un complemento alimenticio, pueden enseñarle a lavar el pelo o a escoger los productos que mejor aspecto le vayan a dar. Eso sí.

—¿Hay ingredientes que se deben buscar en un champú?

—Lo más importante de un champú es que tenga una base limpiadora eficaz, sin ser agresivo. Algo parecido a lo que sucede con el limpiador para el rostro. En cuanto a su composición, a mí no me gusta que haya siliconas. No se debe a que sean malas, sino que el champú sirve para limpiar el cuero cabelludo y la silicona hará un efecto en la fibra capilar. Por lo que no tiene sentido, porque lo que queremos es limpiar. Después, prefiero champús que lleven sulfatos, siempre que se hable de laureth sulfate. El lauril no debería estar presente. Al menos, como ingrediente principal. 

 —¿Tiene sentido utilizar mascarilla en cada lavado?

—No. Es decir, una persona puede lavar el pelo todos los días sin ningún problema, pero no todos se deben utilizar mascarilla, sino acondicionador. La diferencia entre uno y otro es que el acondicionador tiene un efecto instantáneo y va a prevenir el daño porque hace de suavizante, evitando que se roce y la electricidad estática. Y en cambio la mascarilla necesita más tiempo para hacer efecto, normalmente requiere más de diez minutos, y solo se tendría que utilizar cada semana, diez o catorce días. Su efecto es rellenador, por eso se debe emplear durante más tiempo. 

—En sus redes sociales insiste en la idea de que el pelo rizo no es lo mismo que el pelo liso, al menos, en lo que a características se refiere. ¿Deben tener cuidados diferentes?

—La base de cuidado es la misma, pero aparte del styling, es que un cabello rizado hay que tratarlo como si fuera uno dañado, y un cabello liso no. Es decir, aunque el rizo no haya pasado por mechas o decoloración, hay que tratarlo como si fuera delicado. Al final, cuando un cabello tiene la forma de rizo, la cutícula, que es algo así como la armadura externa del cabello, se abre y al estar más abierta, deja el cabello más expuesto al daño. 

—En alguna ocasión ha comentado que uno de los mayores errores que se comenten con la piel de la cara es exfoliarla con los productos que tienen gránulos. ¿Por qué?

—Sí. La mayoría de la gente entiende que al hablar de exfoliante, nos referimos a la crema con gránulos. Eso es algo que ha conseguido el márketing de hace unos años. Todos hemos cometido el mismo error: tener granos y pasarnos ese tipo de exfoliantes. Reciben el nombre de mecánicos, y lo que hace es rascar la piel para despegar las células muertas. No hay necesidad de dañarla, cuando se puede tener un efecto mejor tolerado por la piel con un exfoliante química o enzimático, que lo que haga sea despegar las uniones entre las células. Por eso nunca se recomienda que un exfoliante sea mecánico de forma general. Si lo utilizamos al tener acné o manchas, por ejemplo, solo conseguiremos que produzca más acné y más manchas. 

—¿Qué otros errores piensa que se cometen?

—No saber la importancia que tiene el protector solar y que hay que utilizarlo todos los días. También nos pasamos en limpieza. Nos agredimos demasiado con limpieza extra y lo único que logramos es desestabilizar la piel. Después pensamos que la crema no nos vale, cuando el error está en el paso anterior.

—Ahora muchas rutinas faciales buscan aportar luz al rostro. Sin embargo, ¿cómo se puede iluminar la cara mediante la cosmética?

—Las superficies que tienen más brillo son las que son más lisas, pues en el resto igual. Si mejoras textura, vas a alisar la piel. Para ello necesitas ingredientes como los retinoides y alfahidroxiácidos. Si bien el retinol no produce efectos inmediatos, no ocurre lo mismo con el ácido glicólico. Si te aplicas un peeling de este tipo por la noche, al día siguiente ya te ves con la piel mucho más suave y lisa. Todo esto, manteniendo un buen nivel de hidratación.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.