María Romeo, una infancia marcada por la diabetes: «Llegué a comer más que mi padre, pero perdía peso»
ENFERMEDADES
 
	
											Con siete años, le diagnosticaron diabetes tipo I; con ocho, ya sabía pincharse sola para controlar su enfermedad
28 jul 2023 . Actualizado a las 12:34 h.María Romeo tiene 22 años. Desde los 7 ha convivido con la diabetes tipo I, conocida como la diabetes infanto-juvenil, por ser más común en personas menores de 30 años. A diferencia de la diabetes tipo II —asociada a factores que predisponen a la resistencia a la insulina, como la obesidad o la falta de actividad física y el sedentarismo y típica de personas adultas—, esta variante de la enfermedad no está relacionada con el estilo de vida del paciente y, por el momento, tiene la etiqueta de crónica.
Solo unos meses después de ser diagnosticada, casi en su octavo cumpleaños, María ya sabía pincharse sola. «En el dedo aprendí más rápido y la insulina me costó un poco más», confiesa. Sus primeros pasos en el mundo de la enfermedad se los relatan sus padres; ella cuenta que no se acuerda de mucho. Al ser tan pequeña, la vida no supuso un gran cambio. «Fue mucho más grande para mis padres», dice. Unos meses después, asegura que ya «iba con mi bolso de Hannah Montana y ahí llevaba todos mis aparatos», dice entre risas. María tenía los síntomas típicos de la diabetes: «Poliuria, polidipsia y polifagia». «Me orinaba en la cama con siete años. Mis padres pensaban que eran celos, ya que tengo un hermano pequeño», añade, pero nada más lejos de la realidad. «Todo era por la diabetes», comenta.
Poliuria: aumento del volumen de orina.
Polidipsia: aumento de la sed.
Polifagia: deseo excesivo de comer.
Fuente: Pedro José Pinés Corrales, especialista del área de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete
Había comportamientos extraños. «Llegué a comer más que mi padre. Pero es que, además, perdía peso», recuerda. Todas estas señales fueron las encargadas de alertar a su familia. Algo no iba bien. «Me habían hecho un examen de orina y uno de los parámetros no era correcto», explica. Se sospechaba, pero con una una analítica de sangre buscaron confirmar el diagnóstico. «Efectivamente, estaba tan alto que ni salían los números en el glucómetro, solo salía high», cuenta.
El día a día
«Me he sentido una niña como el resto, a pesar de tener esta patología», comenta. Con 13 años, como cualquier otra persona de su edad, se iba los veranos a hacer un intercambio de tres semanas a Irlanda e Inglaterra. Eso sí, la primera vez la acompañó su hermana, a quien «le enseñaron a pincharme por si había algún momento en el que yo no pudiera», explica María.
En su adolescencia, comenzó a ser más consciente de esos momentos en los que era diferente al resto. «Con las hormonas revolucionadas, la gente empieza a salir y a beber», dice. Cosas que a ella siempre le habían repetido que no podría hacer. «Con el tema del alcohol sí, a lo mejor me sentía más diferente, pero he tenido una buena adolescencia», asegura. Lo primero es lo primero. «Siempre he sido muy consciente y responsable con el tema de pincharme».
				
		
			
		
		
												
								
 
    	
Aunque María lleve con naturalidad su diabetes, hay valles. «Una vez al mes me da el bajón emocional», relata. En esos momentos, no entiende por qué le ha tocado a ella esta enfermedad. «Al final, es muy pesado y cansado», dice. La diabetes marca su vida, si esta patología no va bien, nada va bien. Estos días más tristes suelen coincidir cuando está con la regla. «Estamos más sensibles», comenta. De hecho, la ovulación también es un momento importante en la vida de una mujer con diabetes. «Tenemos tendencia, como hay muchas hormonas, a que nos suba la glucemia». Desde noviembre, María dispone de una nueva bomba de insulina, un aparato externo que imita las funciones del páncreas, encargándose de administrar automáticamente la glucosa necesaria en cada momento. Ha sido un salto. «Con la anterior era necesario poner que estaba premenstrual para que me ajustara la dosis a un 20% más», agrega.
Desde que le diagnosticaron diabetes ha podido observar la evolución del tratamiento. «Al principio iba con mi glucómetro y tenía 6 pinchazos al día», dice, echando la vista atrás. Incluso comenta que «llevaba los dedos llenos de callos y tiritas por la cantidad de pinchazos». Después de esto, aparecieron los sensores de medición de la glucosa —mucho más cómodos y que sustituyen a los continuos pinchazos en los dedos del pasado. Este nuevo dispositivo, según indica María, le hizo mucha ilusión porque «era dejar de pincharme en el dedo para que me miraran con un aparato en el brazo». A día de hoy, con los cambios y la nueva bomba, ha mejorado mucho su control. También su calidad de vida. Ya solo se cambia el sensor cada siete días y el reservorio cada tres.
El salto a las redes
Su rutina le llamó la atención su hermana, quien un día le dijo: «¿Oye por qué no te grabas y lo subes a TikTok?». María no estaba muy convencida de que a alguien le fuera a interesar lo que lleva haciendo tantos años. Pero, al final, le hizo caso y lo grabó. «El vídeo se hizo viral, la gente tenía muchas preguntas, no tenían ni idea de lo que estaba haciendo», rememora con una sonrisa en la cara.
A raíz de TikTok, asegura haberse dado cuenta de que no tiene una vida normal, aunque para ella sí lo sea. De hecho, también comenta: «Yo me levanto y lo primero que hago es mirarme el azúcar que tengo, entonces dependiendo de los niveles, me pongo insulina y ya como». Asimismo, dice orgullosa: «Llevo una vida supernormal, porque yo me lo tomo todo muy bien». Mediante esta red social lo que pretende es concienciar y visibilizar la diabetes tipo I».
				
		
			
		
		
												
								
 
    	
La diabetes es una enfermedad que se conoce mundialmente, pero al haber dos tipos, «la gente está muy desinformada sobre el tratamiento y cómo se lleva cada una de ellas», reconoce. «Desde que estoy creciendo en TikTok, me he dado cuenta de que hay una comunidad de diabéticos y, entre nosotros, nos entendemos», dice. A María le encanta hablar de esta patología, tanto es así que terminó estudiando enfermería. «Durante la carrera estudié la diabetes y, quizás por eso, me ha ayudado a explicarlo mejor en mis vídeos», reflexiona.
María también da un consejo a aquellas personas con diabetes: «Paz y calma, esto es para toda la vida». Lo dice por experiencia propia. «Vas a tener momentos mejores y peores, pero podrás llevar una vida completamente normal con sus más y con sus menos».