Intoxicaciones con productos de limpieza: ¿cuáles no se pueden mezclar?, ¿qué ocurre si se inhalan?

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

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¿Qué productos de limpieza nunca se deben mezclar?
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Existen combinaciones que  hay que evitar ya que pueden provocar vómitos, dolores de cabeza, dificultad para respirar o escozor

27 abr 2023 . Actualizado a las 19:13 h.

Limpieza y desinfección van de la mano. Existen mil y un productos aptos para ello, pero la preocupación de que una habitación o superficie no quede tan limpia como debería, conlleva a que las personas corran algunos riesgos. Y, lo que es peor, no sean conscientes de ello. Así, en más de una ocasión habrán mezclado líquidos y líquidos pensando en potenciar su acción. Nada más lejos de la realidad. En materia de prevención, es mejor no hacer mezclas explosivas pues un mal uso de desinfectante y limpiador puede traer consecuencias.

Amoníaco y lejía

Uno de los grandes clásicos en las mezclas incompatibles son el amoníaco y la lejía. Estos nunca deben ir de la mano. Su combinación produce un gas muy tóxico llamado cloramina. Al inhalarlo, aumenta el riesgo de que se produzcan daños severos en el sistema respiratorio, además de ardor en los ojos.

Lejía y alcohol

La lejía tampoco puede ir en el mismo recipiente que el alcohol. La mezcla derivará, en este caso, en cloroformo y ácido clorhídrico, ambos sumamente tóxicos. Cuando una persona inhala el valor que emana puede acabar con daños en los ojos, en la piel, en los pulmones, en los riñones, en el hígado y en el sistema nervioso.

Vinagre y lejía

El saber popular sitúa el vinagre más allá de la ensalada. Su uso se puede encontrar en los hogares con animales para limpiar el suelo en el que estos orinan, o en la ropa de entrenamiento. En teoría, esta sustancia es capaz de eliminar el mal olor. Ahora bien, si se mezcla con la lejía, el riesgo está asegurado. El vinagre contiene un ácido que al mezclarse con este desinfectante genera un gas tóxico conocido como gas cloro. Este puede provocar quemaduras en los ojos y en las vías respiratorias.

Bicarbonato y vinagre

A su vez, vinagre y bicarbonato tampoco se deben unir, al menos, en el mismo recipiente. El vinagre es ácido y el bicarbonato, alcalino. Así que cuando se juntan, se neutralizan. El peligro seguro que no se lo esperan, pues al mezclarse en un recipiente cerrado, pueden acabar provocando una explosión.

Vinagre y agua oxigenada

En materia de limpieza, el agua oxigenada tampoco es el Santo Grial. Muchos la mezclan con vinagre, cayendo, de nuevo, en el error. La combinación de estos dos genera ácido peracético que, en niveles elevados, irrita y daña la piel, los ojos, la garganta, la nariz y los pulmones.

Lejía y agua oxigenada

Por si a alguien le quedaba alguna duda, la lejía tampoco puede ser su acompañante. Al mezclarse con agua oxigenada se forman cloratos o percloratos, empleados en explosivos. El quid de la cuestión reside en los cloratos, que debido a una reacción exotérmica (que produce calor), podrían conducir a una explosión.

Lejía y agua caliente

Por mucho que el agua caliente quite mejor la grasa, nunca se debe emplear para diluir la lejía. Si esto ocurre, se evapora el cloro y deja de cumplir con la misión de desinfectar. No solo esto, sino que el vapor puede causando intoxicaciones e irritación en las mucosas.

Lejía y lavavajillas

Por último, en cuanto a combinaciones nada recomendables, se encuentra la mezcla de lejía y lavavajillas. La combinación con limpiacristales, limpiadores WC o lavavajillas puede acabar produciendo gas cloro, cuya mínima exposición provoca problemas respiratorios y oculares, entre otros.

Síntomas de una intoxicación

Los signos de alerta dependerán de cómo se haya llegado a la intoxicación. Así, en caso de ingesta de algún tóxico pueden aparecer vómitos, dolor de estómago y mareos. Si la sustancia entra en contacto con la piel u ojos, lo más común es que produzca picor o escozor. Si la persona afectada ha inhalado el vapor que desprenden algunas mezclas, la intoxicación puede manifestarse con tos, pitidos y sensación de ahogado.

En niños pueden causar lesiones o quemaduras en la zona de la boca, la garante en la piel. Los síntomas más frecuentes serían el aumento del babeo, vómitos, dolor de garganta, dificultad para tragar o rechazo del alimento. En los casos más graves, la intoxicación causará problemas para respirar o dolor en el pecho o en la tripa.

Síntomas más frecuentes

  • Picor.
  • Escozor.
  • Quemaduras.
  • Dolor abdominal.
  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor de cabeza.
  • Somnolencia.
  • Dolor torácico o de barriga.
  • Dificultad para respirar o falta de aliento.

¿Qué hacer ante una intoxicación con productos de limpieza?

En primer lugar, hay que mantener la calma, recabar toda la información posible y llamar al servicio de Información Toxicológica (SIT), disponible 24 horas en el 915620420. También es posible contactar con el 112 y seguir sus indicaciones.

Si alguien ha inhalado accidentalmente algún tipo de tóxicos...

Hay que retirar al sujeto de la zona evitando que se produzca la contaminación secundaria. Es decir, que la persona que esté ayudando se intoxique también. Después habrá que ventilar el espacio, y hacer que el afectado respire aire fresco. Por último, seguir las indicaciones del SIT.

Si se produce una salpicadura sobre los ojos…

Si el individuo lleva lentillas, se las debe retirar inmediatamente después del contacto con el producto. Las sustancias podrían haber acumulado en el líquido lagrimal, detrás de las lentillas, lo que no permitiría el aclarado. A continuación, tiene que lavarse los ojos con agua limpia (fría o tibia) o suero fisiológico, retrayendo el párpado, durante unos 10 o 20 minutos (incluso más si fuese necesario). Por último, puede cubrirlos  con un apósito estéril, seguir las recomendaciones del SIT y acudir a un centro sanitario.

Qué hacer si productos cáusticos entran en contacto con la piel

La primera medida será retirar la ropa, joyas o similares, pues pueden ser un reservorio del producto. También habrá que eliminar las partículas sólidas. Después, la persona debe lavar inmediatamente la zona con agua durante al menos 20 o 30 minutos. En ocasiones, debe prolongarse. No se deben emplear antídotos químicos, es decir, sustancias que pretenden neutralizar el corrosivo como el zumo de limón, el bicarbonato, porque puede agravar la quemadura. De igual forma, habría que evitarse la auto-exposición en la persona que esté realizando la descontaminación, por eso, se aconseja el uso de guantes, mascarillas o gafas, y emplear un chorro de agua a baja presión. De nuevo, se deben seguir las recomendaciones del SIT.

Ante una ingestión de una sustancia cáustica

En primer lugar, hay que retirar los restos de la boca, sin tragar. No se puede inducir al vómito ni realizar un lavado gástrico o dar cabrona activado; ni tratar de neutralizar el daño con zumo, bicarbonato o vinagre, pues pueden aumentar la liberación de calor y causar más daño. Por el contrario, Podría ser beneficioso dar agua o leche en los primeros minutos, sin forzar la ingestión, haciendo caso siempre a lo que indiquen desde el ámbito sanitario. De igual forma, se deben seguir las recomendaciones del SIT.

¿Cómo prevenir la intoxicación con productos de limpieza?

  • La precaución tiene que estar presente a la hora de limpiar un espacio. No se pueden traspasar productos de limpieza de un envase a otro, muchos menos a los que se suelen utilizar para productos comestibles o bebidas. Siempre se deben preservar en los envases originales.
  • Los productos se tienen que colocar en un espacio destinado a la limpieza en un lugar seguro, siempre en el mismo sitio y alejado de las áreas destinadas a comer o almacenar alimentos.
  • Como norma general, tampoco se pueden mezclar productos salvo que el fabricante lo permita.
  • Este tipo de sustancias tienen instrucciones de uso, así que se deben leer y respetar, además de lavarse las manos una vez se hayan empleado.
  • Las habitaciones o áreas que se han limpiado se deben ventilar. Precisamente, al respirar ciertos vapores tóxicos es cuando aparecen los problemas.
  • Nunca se pueden abrir los envases con la boca, y si se llegasen a ingerir, se debe consultar con el Servicio de Información Toxicológica. Tampoco se deben inhalar (mucho menos probar) para comprobar su composición.
  • Por último, siempre que se haya recomendado, utilizar los EPI's (guantes, gafas, ropa específica) que se indique.

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.