Cinco inventos de la medicina españoles que no sabías que lo eran

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Algunos de los inventos más comunes en la práctica clínica actual tienen sello español.
Algunos de los inventos más comunes en la práctica clínica actual tienen sello español. La Voz de la Salud

En este 12 de octubre, mientras Madrid se llena de uniformes, en La Voz de la Salud sacamos a desfilar aportaciones históricas a la medicina realizadas por personajes españoles

12 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El día 12 de octubre es conocido por todos por dos razones. La primera de ella es que es un día festivo y el chute de dopamina de no tener que trabajar es un método nemotécnico infalible; la segunda, porque hay un desfile militar. Sin embargo, existe cierta confusión sobre esta fecha y hay quien sigue considerando que en el Pilar se celebra «el Día de la Hispanidad», algo que no sucede desde que Felipe González, allá por los años ochenta, cambió la denominación de esta festividad por la de «Fiesta Nacional de España». A secas. Así que ni Hispanidad, ni mucho menos, como sigue sucediendo en algunas países de América Latina, «Día de la raza», una herencia caduca del pasado colonial español y que la mayoría de países latinoamericanos se han ido encargando de sustituir por fórmulas como «Día del Encuentro de Dos Mundos» o «Día del Respeto a la Diversidad Cultural».

En cualquier caso, por mucho tanque, avión y corneta que resuene en cada aniversario del desembarco de Cristóbal Colón en América, en La Voz de la Salud hemos decidido hacer un desfile de aportaciones españolas a la salud y la medicina que bien merecen ser jaleadas por todo un país. Porque hay inventos españoles que supusieron un antes y un después en el tratamiento de enfermedades o patologías y que, a día de hoy, siguen presentes en los tratamientos o la actividad clínica. Porque cuando se habla de inventos con origen peninsular siempre salen los mismos: el submarino, el Chupa Chups y la fregona. Pero una historia de tantos siglos ha dado para más. Y seguro que muchos de ellos no sabías que fueron creados por un español.

1. La jeringuilla desechable

Volvamos a la fregona. El gran mérito, la auténtica genialidad de Manuel Jalón (Logroño, 1925), es haberle puesto un palo a un trapo que se escurría en un cubo. ¿Se le podría haber ocurrido a cualquiera? Bueno, tal vez, pero se le ocurrió a él. Lo patentó, lo perfeccionó y hoy está en todas las casas. Lo curioso es que a este ingeniero aeronáutico y oficial del ejército del aire solo se le recuerde por la fregona y no por haber sido el creador de otro objeto que, también, todos tenemos en nuestros hogares. ¿Saben esa jeringuilla que viene con el jarabe que una vez tomó alguien y se quedó en el cajón de los cubiertos? Pues también es una creación de Jalón de finales de los años ochenta. Y no nos quedamos aquí, porque las agujas hipodérmicas desechables —que se enganchan a estas jeringas para aplicar tratamientos parenterales—, también lleva su firma. Una vuelta de tuerca a las agujas hipodérmicas inventadas por Alexander Wood en el siglo XIX y una contribución universal a la salud. 

Aunque por ser justos, la invención de la fregona ya ayudó a mejorar la salud de la población española. No por facilitar la higiene, que es sinónimo de salud, sino por reducir de manera espectacular las bursitis derivadas de tener que fregar de rodillas.

2. La anestesia epidural

Algunos de los cuerpos militares que desfilan el día 12 de octubre por el Paseo del Prado y el de Recoletos, estuvieron presentes en la larga historia de conflictos de España con poblaciones de la zona del Rif (Marruecos) a lo largo del siglo XX. Si bien el apogeo de estas tensiones fue la larga Guerra del Rif, que se prolongó desde 1911 a 1927, la escalada de la tensión entre ambos bandos venía de largo. Y allí, en Melilla, atendiendo a los heridos del llamado Desastre del Barranco del Lobo, estaba nuestro siguiente genio: Fidel Pagés.

Tras su experiencia en Rif, Pagés volvió a España. Pero España era por aquel entonces un país encerrado en sus propias fronteras. De ahí que, pese a haber publicado en la Revista Española de Cirugía en 1921 su revolucionario método de «anestesia metamérica» y sus efectos, este pasó desapercibido de cara al extranjero debido a que la publicación solo se editaba en español. Su estudio recopilaba los resultados de 43 operaciones con esta técnica que el médico había realizado durante quince años. 

«En el mes de noviembre del pasado año, al practicar una raquianestesia, tuve la idea de detener la cánula en pleno conducto raquídeo, antes de atravesar la duramadre, y me propuse bloquear las raíces fuera del espacio meníngeo, y antes de atravesar los agujeros de conjunción, puesto que la punta de la aguja había atravesado el ligamento amarillo correspondiente. Abandoné la estovaína que tenía preparada, y en una cápsula hervida hice la disolución de tres tabletas de novocaína suprarrenina (...), procediendo a inyectarlo inmediatamente a través de la cánula, que estaba enclavada entre las vértebras lumbares 2ª y 3ª.

Explorando la sensibilidad, pudimos convencernos de que a los cinco minutos comenzaba una hipoestesia en la porción infraumbilical del abdomen, que se extendía a la cara anteroexterna de los miembros inferiores, dejando indemne el periné, escroto, cara posterior de los miembros inferiores y planta del pie en ambos lados; la hipoestesia se fue acentuando progresivamente, y a los veinte minutos de practicada la inyección, juzgamos prudente empezar a operar, practicando una cura radical de hernia inguinal derecha, sin la menor molestia para el paciente»

Extracto de las conclusiones publicadas por Pagés en la Revista Española de Cirugía en 1921

Pese a que el uso mundial de la epidural se extendió a raíz de otro artículo, esta vez publicado en la American Journal of Surgery en 1932 por el italiano Achilles Dogliotti, Fidel Pagés ya había detallado este método once años antes. En el año 2022, el Colegio de Médicos de Melilla quiso honrar a Pagés poniendo su nombre al hospital de la ciudad autónoma. Una petición que no prosperó. 

3. El laringoscopio

Habrán visto en infinidad de películas y series sobre medicina un laringoscopio. Esencialmente, cuando la vida de un paciente depende de que sea intubado. Porque esa es la misión de un laringoscopio, la de ayudar en la colocación de un tubo endotraqueal para asegurar la vía aérea en una emergencia o para colocar una anestesia general. Pues bien, este invento que tantas alegrías ha dado a Hollywood, también es español. Y lo más curioso es que su creador no era médico, aunque sí un tipo muy curioso.

Manuel García fue un barítono español nacido en Madrid en 1805. Su vida eran el canto y la ópera, por lo que, aunque no hubiese estudiado medicina, su profesión le llevó a interesarse anatómicamente por su instrumento de trabajo: la laringe. Como resulta obvio, un cantante de ópera del siglo XIX tenía pocas opciones de acceder a métodos de imagen de la anatomía humana —en los conservatorio de 1830 no había disponibles máquinas de rayos-X ni nada que se le pareciese—, por lo que la única manera que tenía de ver laringes y estudiarlas eran sus propios ojos. Y para ver una laringe, hay que apartar todo lo que moleste. Así, inventó el primer laringoscopio de la historia. Su ingenio le valió ser nombrado doctor honoris causa en la universidad de Königsberg (en la antigua Prusia) y fue homenajeado por la Academia de Medicina de Madrid. 

4. La silla de ruedas

No sabemos quién fue la primera persona de la Historia de la humanidad en ponerle ruedas a una silla, pero sí sabemos que el primer testimonio histórico de una silla de ruedas construida exclusivamente como apoyo a una persona con problemas de movilidad fue la que le construyeron a Felipe II en el año 1595, cuando el maltrecho monarca apenas era capaz de moverse por sus problemas de gota y artrosis. De autoría desconocida y llamada «silla de un inválido», consistía en poco más que un sillón dotado de ruedas y un reposapiés sobre el que se conserva algún grabado. Por tanto, el germen de este invento se puede considerar español, aunque la primera patente 'moderna' de esta misma idea llegaría en 1869.

5. Vacunas muertas o inactivadas

Otro descubrimiento que se han quedado los Estados Unidos porque en España no se hablaba inglés. Daniel Salmon y Theobald Smith se llevaron un mérito que le correspondía a Ramón y Cajal. La historia es curiosa, resulta que en el año 1885 Madrid estaba hasta arriba de cólera. Urgía una vacuna y un médico, biólogo experimental y pionero en la historia de la inmunización española llamado Jaime Ferrán anunció a bombo y platillo que la había encontrado. Básicamente, consistía en inocular el microbio a la población para lograr así protección frente a la enfermedad que cuarenta años antes John Snow había encontrado en una fuente de Broad Street, en Londres. Sonaba demasiado fácil, por lo que las autoridades de la época preguntaron a la gran eminencia de la ciencia española: Santiago Ramón y Cajal. Al Nobel, aquel método le sonó raro y poco fiable. Él tenía otro camino, el de utilizar como vacuna al bacilo causante de la infección 'muerto'. Se puso a trabajar en su idea, experimentó en animales y publicó sus resultados en 1885. Era la primera vez que un artículo científico proponía lo que hoy conocemos como vacunas inactivadas. Había nacido un nuevo tipo de vacunas.

Cuáles son los cuatro tipos de vacunas que existen

  1. Vacunas vivas atenuadas
  2. Vacunas inactivadas
  3. Vacunas de subunidades, recombinantes, polisacáridas y combinadas
  4. Vacunas con toxoides

Pero Ramón y Cajal publicó sus conclusiones en español. Y el hallazgo se quedó entre Francia y Portugal. En 1886, un año después y cada uno por su cuenta, Daniel Salmon y Theobald Smith vinieron a decir lo mismo, solo que en inglés. Y el mundo los leyó y los recordó a ellos. 

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.