Julia Shaw, experta en psicología criminal: «Todos los humanos somos capaces de cometer un asesinato»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Julia Shaw es experta en psicología criminal y manipulación de la memoria.
Boris Breuer

Investigadora de la división de Psicología y Ciencias del Lenguaje del University College London, es una referente en el estudio sobre la maldad humana

10 abr 2024 . Actualizado a las 19:39 h.

Este martes comenzaba el juicio contra Daniel Sancho, acusado de asesinar al colombiano Edwin Arrieta. Un suceso que vuelve a reabrir el debate: ¿qué puede llevar a una persona a cometer un crimen? Lo analizamos con Julia Shaw, investigadora de la división de Psicología y Ciencias del Lenguaje del University College London. Sus trabajos sobre psicología criminal han destacado en la comunidad científica internacional. Acaba de publicar Hacer el mal. La ciencia detrás de nuestro lado oscuro (Temas de hoy, 2024), un estudio psicológico sobre la maldad humana. Según ella, todos hacemos cosas malasTodos, en algún momento, hemos mentido, engañado o hemos hecho daño a los demás. Pero ¿eso nos convierte en seres malvados? Es una de las reflexiones que nos lanza.

—¿Qué es exactamente el mal?

—Como dijo Nietzsche: «Pensar el mal es hacer el mal». El mal es una construcción subjetiva que, falsamente, parece objetiva. Es una cuestión de perspectiva y contexto social lo que determina a quién etiquetamos de malvado y por qué. Por ejemplo, especialmente en las partes del mundo que menos aceptan los derechos de las personas LGBT+, la gente puede llegar a llamar a alguien «malvado» solo por pertenecer a esta comunidad. En otros países es al revés, llamamos malvados a quienes practican una homofobia despiadada. Ambas partes se sienten igualmente seguras de que su ética es correcta. De que actúan del lado del bien.

Yo abogo a que no utilicemos la palabra «maldad» en absoluto, al menos no para etiquetar a los seres humanos. Casi siempre que se utiliza el término mal es un intento de deshumanizar a otra persona. Y una vez que deshumanizamos a los demás, es mucho más fácil perpetrar crímenes horribles contra ellos. Calificar a las personas de malvadas nos hace mucho más capaces de convertirnos en los monstruos que tememos.

—¿Aprendemos a hacer el mal o es algo con lo que nacemos?

—La gente hace cosas terribles y debe ser castigada y juzgada por ello. Pero nadie es intrínsecamente malo. No se puede nacer malo, pero sí se puede ser educado para tener una disposición que te facilite hacer daño a los demás. Si tu familia o tu vecindario hacen que parezca aceptable el uso de la violencia para resolver conflictos, es probable que tú también hagas lo mismo. En psicología esto se llama «modelar» el mal comportamiento.

Dicho esto, todos somos capaces de cometer atrocidades si las circunstancias nos empujan en esa dirección. Puede que para algunos sea más común o más fácil. Pero todas las personas, incluidos tú y yo, debemos estar alerta ante la posibilidad de cometer los mayores horrores.

—¿Es más probable que nos haga daño un desconocido o una persona cercana?

—La investigación ha descubierto que el blanco de nuestros peores crímenes, y de nuestras mentiras más devastadoras, suele ser la persona más cercana a nosotros.

—¿Por qué?

 —Se debe principalmente a dos razones. En primer lugar, la persona a la que más queremos es probablemente la persona con la que pasamos la mayor parte del tiempo. Por lo tanto, si estamos teniendo un día terrible, o estamos luchando para manejar nuestras emociones, ellos van a ser nuestra víctima principal; solo porque están ahí. 

En segundo lugar, las personas que queremos son las que más controlan nuestras emociones. Para muchas personas, un fuerte sentimiento de amor viene acompañado de una fuerte sensación de pérdida si esa persona se marchara. A esto también se le llama celos. El problema es que, en realidad, no enseñamos a la gente a lidiar con ellos. En todo caso, desde las canciones pop hasta los libros, la sociedad refuerza la idea de que amar a alguien significa ser ferozmente celoso. Esto no es cierto.

—¿De dónde vienen los celos y qué consecuencias pueden tener?

—Provienen de la inseguridad en la relación o en uno mismo. Tenemos que enseñar a la gente mejores habilidades para relacionarse y formas de afrontar emociones fuertes como los celos. Sobre todo a los hombres, ya que estos y el sentimiento de propiedad sobre las parejas sexuales es uno de los principales motivos de los altos índices de violencia y homicidio en la pareja. Los autores de estos delitos suelen ser hombres. La narrativa de que los celos son amor refuerza una forma tóxica y peligrosa de relación.

—¿Qué es exactamente una persona psicópata?

—Es un perfil psicológico caracterizado por la falta de empatía, la crueldad, un estilo de vida parasitario y altos niveles de comportamiento antisocial. A menudo se hace mucho hincapié en la falta de empatía, porque si no te sientes triste cuando otras personas lo están, se elimina una barrera clave contra la violencia que la mayoría de nosotros tenemos de forma innata. Por eso la psicopatía hace que sea más fácil hacer daño a los demás, pero eso no significa que tenga que suceder. Es común en la población reclusa, pero no todos los psicópatas cometen delitos. Los psicópatas pro-sociales carecen de empatía pero eligen llevar un estilo de vida respetuoso con la ley. 

—¿Se sabe cuál es el origen de la psicopatía?

—Probablemente esté relacionado con el desarrollo cerebral. Los adultos diagnosticados con psicopatía casi siempre tuvieron pensamientos y comportamientos similares al principio de sus vidas.

—Pero no se suele diagnosticar a un niño como psicópata. 

—No diagnosticamos a los niños como psicópatas porque sería una etiqueta increíblemente condenatoria que podría cambiar sus vidas para peor. También porque la mayoría de ellos parece superarlo con la edad. Pero hay pruebas que confirman que tener un trastorno de conducta con rasgos insensibles e impasibles en la infancia aumenta las probabilidades de que te diagnostiquen como psicópata y de que cometas delitos de adulto.

—¿Todos los humanos somos capaces de cometer un asesinato?

—Sí. Pensando en las circunstancias más extremas, lo que cada uno de nosotros sería capaz de hacer en una guerra, o en una situación desesperada, va a ser muy diferente de cómo nos comportamos cuando los tiempos son buenos. Si tú o tu familia estáis siendo atacados, ¿de qué serías capaz? ¿Y si te murieras de hambre? ¿O si tu vida se descontrolara y quedaras atrapado en la adicción a las drogas? Cada uno de nosotros es capaz de hacer «el bien», del mismo modo que todos somos capaces de hacer cosas que llamamos «el mal».

—¿Crees que existen ámbitos en los que se considera «correcto» matar?

—Sí, a veces matar es lo correcto. Si te doy el escenario en el que una persona entra corriendo en una escuela con un arma semiautomática. La única forma de evitar que los niños mueran es matar a la persona que lleva el arma. ¿Creerías entonces que eso es correcto? Hay dos factores que influyen en que pienses que sí lo es. En primer lugar, crees que este tipo de amenaza es suficiente para justificar el asesinato de esa persona. En segundo lugar, crees que la vida de esa persona vale menos que las vidas de los muchos niños de la escuela. 

—Es un dilema ético bastante complejo. 

—En el libro me adentro en la investigación sobre dilemas éticos y exploro la investigación sobre a quién decide la gente salvar o matar, y por qué. La pregunta suele ser: «En una situación en la que tuvieras que matar a una persona para salvar a otra, ¿lo harías?». 

—¿Y cuáles suelen ser las respuestas?

—Las investigaciones al respecto muestran que depende de a quién se esté salvando. Mucha gente dice que es mejor salvar a una mujer y sacrificar a un hombre, salvar a un joven antes que a un anciano, y matar a un extraño para salvar a un ser querido. Por supuesto, «lo correcto» también puede ser subjetivo en muchos de estos escenarios. Por ejemplo, salvar a tu propio hijo en vez de al de otra persona es visto como una tragedia por la otra familia. Lo que consideramos «acertado» desde el punto de vista ético suele estar motivado por el egoísmo. No es que lo veamos así, por supuesto.

—Se suele decir que los hombres son más agresivos que las mujeres por naturaleza. ¿Es cierto?

—Unos experimentos nos han llevado a creer que la testosterona provoca violencia. Consistía en quitar los testículos a los gallos o ponérselos a otros. Este fue el origen del «mito de la testosterona», según el cual los hombres, al tener generalmente más testosterona que las mujeres, están hechos para la agresividad. Esto se ha utilizado durante mucho tiempo como una explicación pseudobiológica de por qué los hombres son más violentos, excusando de hecho la violencia perpetrada por ellos. Pero los hombres no son violentos ni agresivos por su testosterona. Si no, ¿cómo se explica que la mayoría de los hombres no sean violentos? ¿O las enormes diferencias de violencia entre países? No creo que los varones sean más agresivos por naturaleza. Creo que son más que las mujeres porque la sociedad les permite, incluso les anima, a ser así.

—¿En qué sentido?

—Animamos a los chicos a ser confiados y territoriales y a defender su honor de una forma que no hacemos con las chicas. Este comportamiento se observa desde una edad increíblemente temprana, cuando los niños son más propensos a copiar el mundo que les rodea.

La mayor parte de la violencia masculina se ejerce contra otros hombres. Creo que estas actitudes tóxicas y la excusa de que «los chicos nacen así» y no hay que corregirlos suponen una gran pérdida para todos.

—¿Crees que deberíamos hablar más sobre el mal?

—Sí. Deberíamos hablar siempre de por qué la gente es capaz de hacer las cosas más terribles. Sobre todo cuando las cosas van bien. Si podemos prepararnos para el invierno cuando todavía hace calor, es más probable que sobrevivamos éticamente a lo peor. Además, aprender sobre el mal es increíblemente interesante. Por algo son tan populares los crímenes reales. Creo que a muchos nos fascina el lado oscuro de la humanidad.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.