Paula Armero, pediatra: «No podemos pretender que los menores estén viendo pantallas y a los dos minutos se vayan a dormir»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Paula Armero es mimebro de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Paula Armero es mimebro de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

La especialista da las claves para que los menores de casa retomen la rutina escolar de la mejor manera posible

01 sep 2025 . Actualizado a las 16:07 h.

El inicio de septiembre también conlleva la vuelta al cole, esa para la que hay que ir preparando a los niños desde ya porque, tal como indica Paula Armero, coordinadora del comité de salud mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), «los cambios bruscos no nos sientan bien ni a los adultos ni a los menores».

—¿El verano suele ser una época de mayor descontrol de la rutina?

—Sí. Pero no es un problema en sí perder un poco la rutina. Hay que ser flexible y tener en cuenta que los horarios suelen ser diferentes, porque nos solemos acostar y levantar más tarde. Incluso se come diferente, pudiendo haber exceso de ingesta de algunos alimentos, como los helados. Dentro del sentido común, esa pérdida de rutina, cuando se tienen buenos hábitos diariamente, no cuesta retomarla. No pasa nada porque se rompan un poco esos patrones, sabiendo que luego se retoman.

—¿Cómo retomar la rutina?

—Tanto para adultos como para niños, poco a poco. Si un adolescente se está acostando a la una o dos de la mañana, al día siguiente no se puede acostar a las diez. Es bueno que se haga progresivamente. Un par de semanas antes, poco a poco, ajustando horarios. Y siempre hay que explicar todo a los menores. Decirles que dentro de un poco empezará el colegio o instituto, que tendrá ese horario y que es bueno acostumbrarse un poco antes. Cuando son muy pequeños, no, pero los que tienen más edad, sí. Los cambios bruscos no nos sientan bien ni a los adultos ni a los menores.

— ¿Y si el niño no quiere irse a la cama antes?

—Sucede lo mismo. Es verdad que en verano también tenemos un factor que influye: la luz. Los menores lo tienen muy en cuenta: “¿Por qué me voy a dormir, si hay luz en la calle?”. Por eso se recomienda ir disminuyendo poco a poco, después de la cena, el ritmo, como leyendo un cuento. Lo que se intenta es que, al menos una hora antes de irse a la cama, tengamos unas rutinas más tranquilizantes e ir bajando las luces en casa. Si hay una rutina bien establecida no cuesta mucho ni tenemos que llegar al momento de obligarles. En general, eso puede salirnos mal, porque si los menores se enfadan y hay conflicto, el momento del sueño también se va postergando. Siempre es bueno explicar las cosas, comentar los cambios, que hay que dormirse y a lo mejor un día o dos se tarda más, pero eso nos pasa también a los adultos.

 —¿También debemos retirar pantallas?

—Claro. No podemos pretender que estén viendo pantallas y a los dos minutos se vayan a dormir. Sabemos que la luz que emiten estimula a nivel cerebral. No se produce tanta melatonina y no se está acomodando al cerebro para irse a dormir. 

—¿Es normal que no les apetezca volver al cole?

—Las vacaciones de verano son largas, es normal que los menores digan que no les apetece volver al cole. Es totalmente comprensible. Igual que nos sucede a nosotros con el trabajo. Sobre todo, si cambian de etapa, como a primaria o secundaria. Son cambios y cuestan. Es una de las cosas que uno tiene que gestionar en la vida: salir de la zona de confort.

—¿Cómo ayudarles?

—Hay que escucharles, validarles esas emociones: «Entiendo que no te apetezca volver, a todos nos gusta estar más de vacaciones», «a lo mejor te cambian de compañeros de clase o son profesores distintos, es normal que eso te preocupe». Poco a poco.

—¿Y que el niño se queda a disgusto o incluso llore en los primeros días de colegio?

—Cuando los niños son pequeños, sobre todo la etapa infantil en el colegio, es normal que no se queden bien. Obviamente prefieren estar con sus padres, son sus personas de referencia. A veces son períodos de adaptación. Depende mucho de los menores. Los hay que duran unos días o semanas y otros a los que se hace cuesta arriba más tiempo. También hay que tener en cuenta a pacientes con algún tipo de patología neurológica o con afectación sobre cómo se desenvuelven a nivel social. Hay que estar pendientes porque sí que es verdad que para ellos porque es verdad que esa ruptura de pasar un verano muy largo a volver al colegio les puede costar más. Pero por lo demás, suele ser un período transitorio y si el ambiente en el colegio, con profesores y alumnos, es adecuado, los niños tienen una capacidad impresionante de adaptarse y hacer frente a eso. 

— ¿Cómo gestionar una rabieta por estos cambios?

—Igual que el resto de rabietas. Primero se pueden prevenir. A los niños es muy importante anticiparles las cosas, darles la información necesaria adaptada a la edad. Elegir la ropa que van a llevar o el material escolar, hacerles partícipes, les puede ayudar. Aun así, como están en un momento en el que gestionar las emociones, por su propio desarrollo cerebral, es complicado, es normal que existan momentos en los que no quiere ir o negarse. Ahí debemos validarlo: «Entiendo que prefieras seguir de vacaciones, pero hay que volver a la rutina, yo también al trabajo».

—¿Es una buena opción recurrir a recompensas o regalos?

—El tema de las recompensas y lo regalos para el inicio del curso creo que no es adecuado. Ellos tienen que saber que su rutina implica ir al centro escolar. Sí se puede, sobre todo en el ámbito escolar, comprar cierto material decidiéndolo con ellos, porque va a ser de ellos y dentro de lo que cabe, a algunos les hace ilusión estrenarlo. Pero dar premios por ir al colegio no es necesario. Muchas veces es más importante el refuerzo que nosotros hacemos a nivel emocional y verbal, que un premio material. Mucho menos si hablamos de chucherías y demás. Nuestros hijos necesitan apoyo y comprensión, no cosas materiales. 

—¿Qué consejos daría a la hora de elegir extraescolares para los niños?

—El tema de las extraescolares es complejo. Primero, hay que tener en cuenta que para muchos padres es una forma de poder llegar a recoger al colegio a tu hijo. La jornada laboral es mayor que la escolar, por eso se recurre a ellas. Siempre es bueno que conforme los menores vayan creciendo, lo ideal es que las extraescolares se puedan elegir. Los pediatras recomendamos mucho el ejercicio y el deporte. Eso sí, no es bueno después de salir del colegio tres o cuatro extraescolares. Sabemos que es importante el descanso y el juego libre, que ellos puedan estar con sus amigos sin tener nada organizado. Aunque también habrá familias que la extraescolar que su hijo quiere no se la pueden permitir económicamente o que no dispongan de un centro donde la impartan. Es complicado el tema porque no se puede dar una norma general para todas las familias. 

—¿Cuántas pondrías como límite?

—Lo importante es que, si un menor va a dos extraescolares de 15.00 a 16.00 y de 16.00 a 17.00 horas, a partir de ahí pueda descansar o tener la posibilidad de estar un tiempo libre o con su amigos. Como todo en esta vida, hay que tener un equilibrio. No pueden tener agendas, como digo yo, de ministros. Tienen que disponer de tiempo para no hacer nada o para hacer cosas que ellos decidan, siempre que nos parezcan adecuadas. No los podemos sobrecargar a nivel académico todo el día, porque a nivel de desarrollo es importante que tengan posibilidad de hacer otra cosa. 

—¿Cómo prevenir el acoso en las aulas cuando somos padres?

—Educando en el respeto. Si a nosotros, desde pequeños, se nos educa en que hay que respetar a los demás, que somos diferentes unos a otros y que no por eso se les tiene que menospreciar, que es importante que cada uno haga lo que siente, así como no darle importancia al aspecto físico ni a lo material, el niño así lo va transmitir. Remarcarles también que su casa es un espacio seguro donde siempre va a haber confianza, se les va a escuchar, creer y ayudar. Y si hay acoso, estar ahí cuanto antes y que nos lo cuente. Eso se trabaja desde muy pequeños, tanto en escuelas infantiles como a nivel de casa. Y que si un niño ve comportamientos inadecuados, tanto porque se lo hagan a él como que vea que lo hace alguien de alrededor, eso hay que contarlo, porque conlleva sufrimiento y no está bien. Ojalá todo eso se trabajase desde muy pronto porque tendríamos cifras mucho menores de acoso escolar. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.