Un paisaje inquietante
Un paisaje inquietante
Jueves, 05 de Diciembre 2024, 16:47h
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La semana laboral en Corea duraba 69 horas hasta hace un año, cuando el Gobierno la redujo a... 52. En España son 40 horas como máximo. ¿Es este el secreto de su gran milagro económico? No. La productividad es de las más bajas entre los 36 países de la OCDE. A diferencia de otras grandes capitales, Seúl no se vacía en verano. Las piscinas a orillas del río Han, que divide la ciudad, son uno de los destinos estivales más populares.
Los coreanos tienen ingresos similares a los de los españoles, pero trabajan unas diez semanas más al año. Está mal visto cogerse vacaciones, tanto como no estar disponible para tus jefes en periodo de descanso. Muchos se conforman con visitar las zonas verdes de Seúl, como esta cascada artificial sobre el arroyo Hongje.
Muchos trabajadores prefieren cogerse sus mínimas vacaciones en invierno, estación en la que el país celebra festivales sobre lagos y ríos helados. La oferta es amplia: escalar paredes de hielo, esculpir estatuas heladas, patinar, pasear en trineo o visitar parques temáticos de lo más variopinto, como este con pingüinos de pega y un tigre de bengala disecado en el interior de una urna.
En 1953, al final de la guerra civil, el país estaba destruido. Pasados 66 años, es una de las diez mayores economías del planeta, sede de multinacionales como Samsung, Kia o LG y con una clase media extendida al 70% de la población, al nivel de los países nórdicos. A medida que crece este colectivo, proliferan establecimientos populares como este hotel estilo hanok –arquitectura tradicional– en la turística Gyeongju.
Corea tiene la tasa más alta de suicidio entre los países ricos. Más de dos millones de coreanos sufren depresión, todo un estigma porque las enfermedades mentales son tabú. Además, numerosos ancianos, con raquíticas pensiones, se quitan la vida por no ser una carga en el país con menor gasto social de la OCDE. El verano, al menos, permite relajar la presión con sus festivales de fuegos artificiales, otra gran fiebre nacional. En Pohang se celebra el mayor de todos.
La inversión en educación fue clave en Corea. El gran salto arrancó en 1961, bajo la dictadura de Park Chung-Hee, que combatió la corrupción y obligó a los ricos a invertir. Los gigantes empresariales familiares (chaebol), como las grandes tecnológicas, son hoy la espina dorsal del país. Sus empleados trabajan diez horas y media al día. Descansan en eventos como el Festival de la Trucha de Pyeongchang. Un millón de personas acude al congelado río Odaecheon para agujerear el hielo y atrapar peces con la mano.